Sistema tributario, cambios, círculo vicioso y desigualdades
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional –FMI– incluye la reforma del sistema tributario. Esto es algo que por distintos motivos la mayoría de la ciudadanía y también de los votantes, tiene conciencia de su necesidad. Esto sería una ventaja para enfrentar este cambio, sin embargo, no lo es y por el contrario, es otro motivo de diferencias muy vastas.
En primer lugar, digamos que nuestro sistema tributario es muy complejo y está sobrecargado de distintos impuestos locales, provinciales y nacionales. Esta multiplicidad y diversidad genera una trama intrincada que parece razonable simplificarla. También reconozcamos que es un sistema perverso porque es muy inequitativo, ya que los que más riqueza tienen son los que evaden más fácilmente la tributación y en cambio, los que menos tienen, tributan más.
En este sentido el IVA o Impuesto al Valor Agregado, es el más injusto y el más difundido, que nos afecta a todos, ya que con cada compra que realizamos lo abonamos. Pero el porcentaje fijo del IVA no impacta por igual, porque en los que tienen menos ingresos el 21% tiene un impacto grande, su peso relativo se va diluyendo a medida que aumentan los ingresos.
De ahí su injusticia, ya que no es proporcional a los ingresos de quienes lo deben pagar. Por su simplicidad de recaudación es muy apreciado por los gobernantes. Esto sumado a que el sistema económico mundial es muy injusto, ya que los países más ricos tienen ventajas en contraposición con los más pobres. Y que los “súper ricos” y las grandes corporaciones ahora controlan la prensa o los medios de comunicación incluidas las redes sociales, manipulando los poderes políticos y esquivando las políticas y los impuestos, atrapando a billones de personas en la pobreza.
Este panorama genera una gran brecha en el mundo, entre los que acaparan la mayor parte de la riqueza que se produce y dejan migajas para repartir entre la gran mayoría. En el mundo se evalúa que los más ricos son el 1% de la población, mientras que el 66% son los más pobres. Además, este 66% son los que más sufren las inclemencias del clima como las inundaciones.
Estos países tienen un enorme peso de la deuda externa que crece más por los desastres naturales y que sabemos afecta principalmente a mujeres, jóvenes y poblaciones marginales. A su vez, uno de cada tres países del mundo está padeciendo una terrible crisis por la deuda externa. Por eso deben pagar intereses altísimos que los hacen disminuir los gastos en atención de la salud, la educación y otros beneficios sociales para su población. Es decir, aplican políticas de austeridad que, a su vez, afectan a las personas más carenciadas, especialmente mujeres, jóvenes y poblaciones marginales. De esta forma se cierra un círculo vicioso, que desde hace años algunas mujeres feministas denunciamos cuando hablamos de las graves desigualdades de las mujeres y proponemos el cambio en la producción y especialmente la distribución de los recursos que se producen.
Esto está directamente referido al sistema tributario. Se proponen modelos que impidan a los más ricos evadir, sino por el contrario que se aplique un impuesto especial a los billonarios y a las grandes corporaciones, y se baje a los contribuyentes con menos ingresos y de esta forma el sistema sea más equitativo. Esto genera mucha oposición en los países más ricos donde los billonarios y las grandes corporaciones tienen mayor influencia en el gobierno y en la manipulación de la información con el control de los medios de comunicación y especialmente las redes sociales.
Volvemos a nuestro país donde el modelo tributario que está anunciando el Gobierno y que avala el FMI es un sistema muy alejado de esto, es una forma de simplificar y profundizar la inequidad en la distribución de la riqueza que se produce en el país, a través de un “súper IVA”. Es decir, un impuesto vía el consumo que continúa y refuerza la inequidad del sistema tributario. Las provincias son las que ya levantaron la voz y se oponen ya que es una forma de reducir la coparticipación de lo que se recaude con el “súper IVA” y se les quitan los impuestos provinciales que les permite disponer de dinero en forma directa y segura. Hasta ahora no se escucha la voz de la ciudadanía.
En simultáneo el reajuste del presupuesto significó un cercenamiento de recursos para los programas sociales, frente al crecimiento de los fondos destinados a difusión y al área seguridad, con un amplísimo crecimiento de los fondos que no rinden cuenta, lo que promueve el uso no transparente y favorece la corrupción. Es un tema pendiente para toda la ciudadanía.
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