Trump y las guerras comerciales
La llamada “guerra de los doce días” por Donald Trump, buscando establecer una analogía con conflictos anteriores como la Guerra de los Seis Días, librado por Israel en 1967, no parece tener demasiado sustento. Este se trató de un encuentro limitado exactamente a un plazo de menos de una semana, durante el cual se desarrollaron las acciones militares entre Israel y varios países de Oriente Medio. Quizás el titular de la Casa Blanca buscó instalar con ello un término propagandístico.
El conflicto con Hamas no termina de cerrarse y parece haberse transformado en una agonía del pueblo palestino, que no logra mejorar su situación mediante la liberación de los rehenes israelíes en manos de esta organización extremista.
Irán es un tercer frente abierto que Trump acaba de decir que está terminado porque han sido destruidas en su totalidad sus instalaciones nucleares e intenta reabrir una negociación que no resulta fácil.
En Ucrania las fuerzas rusas continúan un lento pero permanente avance. Lo hacen así en el frente terrestre, sufriendo bajas significativas pero sin cejar en su empeño. La última reunión de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), realizada en julio en la capital china, reunió a los países de Asia y debatió temas estratégicos –hoy tanto militares como económicos–. Congregó a los jefes de gobierno de China (Xi Jinping), India (Narendra Modi), Rusia (Putin) e Irán (Masud Pezeshkian), junto con los de Pakistán, Tajikistán, Uzbekistán, Kirguistán, Kazajstán y Mongolia. El encuentro mostró un espectro de países que, sin ser aliados militares de Rusia, no participan de las sanciones occidentales contra ella y adoptan una neutralidad que en los hechos resulta favorable a Moscú. Si China e India paralizaran su comercio con Rusia, el esfuerzo militar de esta potencia euroasiática se haría imposible.
El caso de Ucrania muestra las prioridades paralelas de Estados Unidos en este conflicto. Trump ha logrado ratificar el acuerdo con Ucrania para la explotación de sus “tierras raras”. De acuerdo a ello, Zelenski ha reorganizado su gabinete, nombrando a su ministra de Energía, que negoció el acuerdo como nueva primera ministra, y a su embajador en Washington, que también participó en él, como reemplazante de la anterior. Al mismo tiempo, Estados Unidos renovó el apoyo militar pleno a Ucrania, aunque con un flujo de armamento más lento que en el pasado. Pero entretanto, sorprendentemente, Trump hizo un gesto positivo hacia China: restableció el comercio de microchips con Taiwán.
Europa ha resuelto que todos los países del continente que integran la UE suspendan la compra de gas a Rusia, que continúan haciendo a través de gasoductos. Pero es en Palestina donde Europa comienza a jugar un rol político para frenar las muertes que se están produciendo y garantizar la distribución de alimentos en determinadas zonas de Gaza. En este contexto, Turquía ha vuelto a tener un rol negociador entre Moscú y Kiev, confirmando su papel de potencia regional del Oriente Cercano.
La prolongación de estos conflictos, que tienden a globalizarse, empieza a tener consecuencias colaterales a nivel mundial. Más de mil muertos por armas de fuego en la zona de Gaza, donde se distribuyen alimentos a gente hambrienta, están motivando una reacción europea, tanto política como en la opinión pública.
El conflicto confirma la inacción de las Naciones Unidas. La distribución la realiza una fundación estadounidense, que tiene su propio equipo de protección integrado por mercenarios y apoyo israelí. A Occidente le preocupa en forma creciente la influencia de los mercenarios rusos en África. Francia ha denunciado que en tres de sus excolonias dichos mercenarios han adquirido importante influencia en los gobiernos: Mali, Níger y Burkina Faso. Al mismo tiempo, las tropas francesas se retiran de Senegal. El conflicto por el control del Líbano tiene dinámicas e intereses particulares que crean diferencias, incluso entre Israel y Estados Unidos. El primero apoya a los drusos, una minoría árabe de culto hermético, y el segundo, al gobierno a cargo de exmilitantes de Estado Islámico.
Mientras tanto, Trump ha logrado imponer su política arancelaria a la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Vietnam, Indonesia y algunos países de Oriente Medio y África, dejando madurar la negociación con China. En este ámbito, el presidente norteamericano va ganando, a diferencia del militar, en el cual parece no resultarle fácil cumplir sus objetivos.
*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
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