crítica

Lo político y lo estético

Foto: cedoc

Fusionar un propósito político con uno artístico fue un propósito consciente de George Orwell. El escritor britanico nacido en la India en 1903 lo plasma claramente en una de sus novelas emblemáticas: Rebelión en la granja (1945). Un texto que el autor pudo publicar años después de su regreso de España, tras participar como combatiente del campo republicano integrando las milicias del POUM, el Partido Obrero de Unificación Marxista. La Guerra Civil en España modificaron radicalmente la  escala de valores de escritor y su escritura estuvo enteramente dedicada a desenmascarar lo que lo llamó “el mito sovietico”, para denunciar el totalitarismo del régimen estalinista. Orwell señala: “las principales directrices de la narración vivieron dentro de mi mente durante unos seis años, antes de que lograse finalmente ponerme a escribir”. Sus palabras son la muestra distintiva de la mente del verdadero autor, en los que su obra parece estar escrita en su cabeza antes de ser plasmada en el papel.  La afirmación de Orwell está contenida en el “Prefacio a la edición en ucraniano de Rebelión en la Granja”, uno de los nueve ensayos  incluidos en este trabajo titulado Por qué escribo. 

Para Sebastian Martínez Daniell, traductor de estos ensayos, Orwell consideraba que “crear un texto, editarlo y ponerlo en circulación son prácticas de algun u otro modo rozan la esfera de la falla, de la imposibilidad, del naufragio”. El autor de las palabras preliminares se pregunta si este fracaso del cual habla Orwell se debe a su intento fallido de intervenir en la realidad política y social desde la literatura. También marca como una segunda falla orwelliana ese abismo que se abre entre vida y palabra, entre el mundo y el lenguaje, entre el contenido y las formas de una obra literaria. Orwell se propuso transformar la escritura política en un arte y para eso se preocupó por crear una literatura con contenido político claro, accesible, pero sin abandonar la preocupación estética por la prosa.

Estos ensayos de George Orwell resultan una faceta menos conocida por el gran público del novelista y periodista, de fundamental lectura para comprender el lugar de la literatura en tiempos de grandes convulsiones históricas como las que les tocó vivir al autor durante la primera mitad del siglo XX. A lo largo de sus ensayos, Orwell discute sobre la lengua inglesa y la crítica de la época, analiza Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift y Tropico de Cáncer de Henry Miller e interviene en un debate sobre la figura de William Shakespeare, polemizando con los ensayos de Tolstoi, que se dedica a defenestrar al gran dramaturgo inglés, particularmente a su tragedia Rey Lear. Orwell cree que lo principal que nos une a la obra de Shakespeare es el lenguaje. Ese es el “lazo principal” con un Shakespeare que “estaba fascinado por la música de las palabras”.

La obsesión por lograr una síntesis superadora entre las experiencias estética y política, con sus aciertos y derivas en la experiencia histórica, pueden encontrarse en estos ensayos de Orwell traducidos al castellano y que ahora llegan al público lector. Sin dudas estos textos aportan a un debate que no pierde contemporaneidad a la hora de pensar la literatura, sus propósitos y sus posibilidades en tiempos de post verdades y convulsión. 

 

Por qué escribo. Ensayos sobre literatura y propósito

Autor: George Orwell

Género: ensayo

Otras obras del autor: Los días de Birmania; La hija del clérigo;  Rebelión en la granja; 1984; Homenaje a Cataluña 

Editorial: La Parte Maldita, $ 22.000

Traducción: Sebastián Martínez Daniell