El 13 de diciembre, el Campo Argentino de Polo de Buenos Aires se transformó en el escenario de un reencuentro largamente esperado. TOTO, una de las bandas más emblemáticas de la historia del rock y el pop, regresó a la ciudad para ofrecer un concierto que combinó virtuosismo, emoción y una colección de canciones que atraviesan generaciones. Con más de cuatro décadas de trayectoria, el grupo volvió a demostrar por qué su legado permanece intacto.
La expectativa se sentía desde antes de que se apagaran las luces. Miles de personas colmaron el predio con una mezcla de ansiedad y celebración, dispuestas a revivir la música de una banda que supo moverse con naturalidad entre el rock, el pop, el jazz y el funk, y que aún hoy conserva una vigencia notable en vivo.
El show comenzó con “Child’s Anthem”, un estallido instrumental que funcionó como una declaración de principios. Sin palabras, la banda desplegó precisión quirúrgica y potencia sonora, marcando desde el primer minuto el pulso de la noche y dejando en claro que la música sería la gran protagonista.
Sin pausas, el repertorio continuó con “Carmen”, y recién entonces llegó el primer saludo al público. “Muchas gracias por venir. Qué gran noche. ¿La están pasando bien?”, dijo Steve Lukather, antes de destacar el cariño del público argentino y celebrar el reencuentro.
La tercera canción fue “Rosanna”, uno de los grandes himnos del grupo, que desató la primera gran ovación colectiva. El coro se multiplicó desde el campo hasta las tribunas, sellando un ida y vuelta inmediato entre la banda y una audiencia completamente entregada.

El viaje continuó con “99” y “Mindfields”, dos piezas que mostraron la amplitud estilística de TOTO y la solidez de una formación que combina veteranía y renovación, con un sonido ajustado y dinámico.
Luego llegó “Pamela”, presentada por Lukather con una anécdota personal. “Esta canción es sobre una vieja novia mía. Como pueden notar por la guitarra, la relación no terminó muy bien… y aun así la canto todos los días”, comentó, generando sonrisas y aplausos antes de sumergirse en uno de los pasajes más reconocibles del repertorio.
Uno de los momentos más íntimos de la noche llegó con “I Won’t Hold You Back”. Antes de interpretarla, Lukather invitó al público a acompañar: “Vamos a retroceder un poco en el tiempo. Esta es una balada de nuestro segundo disco. Si la conocen, ayúdennos a cantarla”. Miles de linternas encendidas convirtieron el Campo de Polo en una postal luminosa.

El clima emocional continuó con “Angel Don’t Cry”, seguida por “Georgy Porgy”, donde el show retomó un pulso más funk y bailable, reafirmando la diversidad musical que siempre caracterizó a la banda.
Con “White Sister”, el concierto volvió a inclinarse hacia su costado más rockero. La guitarra de Lukather ocupó el centro de la escena, sostenida por una base rítmica firme y una ejecución sin fisuras.
Más adelante, “I’ll Be Over You” profundizó el clima nostálgico, mientras “Stop Loving You” mantuvo la intensidad emocional del tramo final del show, con un público atento y completamente involucrado.
El rugido de Imagine Dragons volvió a Buenos Aires y encendió una noche de euforia colectiva
Antes del cierre, Lukather presentó uno por uno a los integrantes de la banda, repasando historias compartidas desde la adolescencia, los primeros trabajos en estudios de Hollywood y décadas de escenarios. Al presentar a Dennis Atlas, destacó su incorporación al grupo y su proyección futura, recibiendo una ovación especial.

El encore comenzó con “I’ll Supply the Love”, que preparó el terreno para uno de los grandes clímax de la noche. “No tocamos esta canción hasta este año y no la vamos a tocar el año que viene. Esta es para quienes nos siguen desde hace muchísimo tiempo”, anunció Lukather antes de atacar “Hold the Line”, desatando un momento de auténtico éxtasis colectivo.
El cierre llegó, como marca la historia, con “Africa”. Apenas sonaron los primeros acordes, el predio completo se convirtió en un coro unificado. Brazos en alto, voces superpuestas y emoción compartida sellaron una despedida a la altura de una banda que convirtió esas canciones en parte de la memoria popular.
“Gracias, Buenos Aires. Dios los bendiga. Muchas, muchas gracias”, dijo Lukather antes de retirarse del escenario. El Campo de Polo respondió con una ovación prolongada, consciente de haber sido parte de una noche especial.
Con millones de discos vendidos, múltiples premios Grammy y una obra que resiste el paso del tiempo, TOTO volvió a demostrar que su música no pertenece al pasado. El concierto del 13 de diciembre fue una confirmación de vigencia, respeto y conexión intergeneracional.