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La súbita generosidad de Milei

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Billetera mata motosierra. El Gobierno cambió de estrategia por necesidad. | Bloomberg

Sin demasiada promoción, que contrastaría con su clásico lema avaro de “no hay plata”, el Gobierno generó una serie de anuncios y medidas que mostrarían una faceta teóricamente más generosa de Javier Milei. Producto, acaso, de sus necesidades políticas.

Tras la victoria electoral de octubre y con los cambios en la distribución del Congreso, que lo catapultaron a la primera minoría en Diputados y la segunda en el Senado, el oficialismo ingresó a una dinámica acelerada para aprobaciones legislativas exprés.

Da lo mismo si se trata del Presupuesto 2026 (el primero que tendría Milei ya por la mitad de su mandato) o la reforma laboral, la nueva ley de glaciares o de inocencia fiscal, los cambios en el Código Penal o la imposición del déficit cero. Hay que sacarlas. Y cuanto antes.

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El Gobierno está convencido que tiene los números suficientes en ambas Cámaras para lograr su objetivo, que en términos políticos significarían una dura derrota para la oposición y un mensaje de firmeza hacia los mercados, los inversores, el FMI y EE.UU. del rumbo oficial.

Claro que para llegar a esos avales legislativos, el mileísmo debe conseguir el respaldo de los gobernadores y los legisladores que no se pintan de violeta. O al menos evitan blanquear cuánto los seduce el teñido.

Varios de ellos ya mostraron cercanías, que hasta los llevaron a aliarse con La Libertad Avanza en sus distritos (CABA, Entre Ríos, Mendoza, Chaco, San Luis). Otros apenas abrieron un paréntesis electoral (Tucumán, Catamarca, Salta, Misiones, Neuquén, Río Negro) en ese vínculo de proximidad.

En algunos casos hay identificación ideológica o de tiempos políticos. En otros, de contraprestaciones convenientes. Para ambos lados.

Así, trascendió que Tucumán, gobernada por el peronista Osvaldo Jaldo, se convirtió por estas horas en la provincia que lidera el ránking de envíos de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a lo largo de este año. Fueron, por ahora, unos $ 20 mil millones de asistencia, sin que mediara algún tipo de catástrofe natural que obligara a una ayuda de emergencia.

Jaldo viene haciendo los deberes que le mandan desde la Casa Rosada. Mantuvo a sus tres diputados en un bloque aparte al del peronismo oficial (incluso a un flamante legislador enrolado con Juan Grabois) y también aportó en el Senado. Pese a que mutó a férreo opositor en la reciente campaña, en la provincia muchos lo llaman “Jaldei”. El fino humor tucumano.

Rara es la semana en la que Jaldo no aterriza en Buenos Aires. Este viernes, sin ir más lejos, volvió a visitar al ministro del Interior, Diego Santilli, artífice del Operativo Seducción.

Santilli se reunió ya con la mayoría de los gobernadores del país, con la excepción de los “duros” del peronismo: el bonaerense Kicillof, el formoseño Insfrán, el riojano Quintela y el fueguino Melella.

En encuentro de mesa chica gubernamental de este viernes, Santilli relató los avances de sus negociaciones y se mostró optimista con obtener los votos que se requieren en el Congreso. Ausentes los hermanos Milei, lo escuchaban el jefe de Gabinete, Manuel Adorni; los también karinistas Eduardo ‘Lule’ Menem y Martín Menem; la senadora Patricia Bullrich y el asesor Santiago Caputo.

Breve paréntesis. Pese a que difieren en muchos otros temas, Santilli, los Menem y Caputo coinciden en intentar evitar una confrontación directa con los gremios en esta etapa de la discusión por la reforma laboral. Tal vez esa concurrencia explique por qué en el proyecto oficial casi no se tocan las principales cajas sindicales. Otro ejemplo de la nueva magnanimidad mileísta. Se cierra el paréntesis.

La predisposición de Santilli de acordar rápida y firmemente con sus interlocutores gobernadores despierta ciertas prevenciones en el Ministerio de Economía, por las posibles concesiones presupuestarias que se prometan.

“Siempre se pueden incumplir o patear”, evalúan cerca de Luis ‘Toto’ Caputo, quien ha debido participar en algunas de esas cumbres como señal de que esta vez sí se honrarán los compromisos asumidos. Mandatarios provinciales suelen quejarse de que en estos primeros dos años de Milei cualquier desembolso se frenaba en Economía.

De hecho, a la reunión del último viernes de Santilli con Jaldo en la Casa Rosada, se sumó el secretario de Hacienda caputista, Carlos Guberman. ¿Para garantizar las promesas o para controlar al ministro del Interior? Todo es posible.

El propio Caputo se subió a este súbito “modo desprendido” mileísta esta semana, al ejecutar una rebaja en las retenciones a la exportación de granos que supone un costo fiscal de entre 500 y 600 millones de dólares. En el Palacio de Hacienda sostienen que ese agujero será compensado por mayores ventas al exterior del sector, más actividad y nuevas inversiones. La mano invisible del mercado, ponele.

Esa mano se volvió más implacable también esta semana, cuando en el regreso al mercado de deuda después de ocho años el Gobierno colocó un bono por mil millones de dólares a una tasa superior al 9% anual, bastante por encima de lo que pagaron las emisiones de Córdoba, CABA y Santa Fe.

Obviamente, Caputo y su equipo se vanagloriaron por los resultados alcanzados, pese al pago de esa sobretasa. También, hay que decirlo, es el precio de la desconfianza por ser incumplidores seriales de las deudas que se toman. Muchas de ellas, por parte del propio Caputo en su paso previo por la gestión de Mauricio Macri. Condenados al éxito.

El ministro también se las arregló para vender como un hecho positivo la inflación de 2,5% de noviembre. Si bien es cierto que el año terminaría apenas por encima del 30% anual, se encuentra estancada desde hace meses por encima de los 2 puntos, en leve ascenso. Y con el dólar quietito.

La cotización de la divisa norteamericana constituye otro caso del curioso y desparejo altruísmo mileísta. Un modelo que arroja ostensibles ganadores y perdedores, validado en la elección de octubre.