El actor argentino Héctor Alterio murió este sábado por la mañana a los 96 años. La noticia fue confirmada a través de la cuenta de Instagram del productor teatral español Jesús Cimarro, quien trabajó con el actor en sus últimos espectáculos.
“Siento comunicar el fallecimiento esta mañana de nuestro gran actor Héctor Alterio”, escribió Cimarro. En el mismo mensaje, añadió: “Se nos va un grande de la escena española y argentina. Mi pésame a la familia querida Tita, Malena, Ernesto. Buen viaje querido Héctor. Te echaremos mucho, mucho de menos”.

La muerte de Alterio, protagonista de filmes como "La Historia Oficial" (ganadora del Óscar a Mejor Película Extranjera en 1986), "La Patagonia Rebelde", "La Tregua", "Caballos Salvajes" y "El hijo de la novia", generó una inmediata repercusión en medios de comunicación de España, Argentina y Sudamérica, donde su figura es reconocida como una de las más influyentes del cine, el teatro y la televisión en lengua española durante más de siete décadas.
Radicado en Madrid desde mediados de los años setenta, Alterio desarrolló una carrera artística que atravesó contextos políticos complejos, un exilio forzado y una consolidación internacional que lo convirtió en un referente cultural en ambos lados del Atlántico.
De Buenos Aires al centro de la escena: los primeros años y la formación teatral
Héctor Benjamín Alterio Onorato nació el 21 de septiembre de 1929 en el barrio porteño de Chacarita, en la ciudad de Buenos Aires. Hijo de inmigrantes italianos, se formó en arte dramático en una etapa en la que el teatro independiente comenzaba a ganar espacio frente a los circuitos tradicionales.
Durante la década de 1950 inició una intensa actividad teatral que lo llevó a integrarse en grupos experimentales y a participar de un proceso de renovación estética del teatro argentino. En ese marco, fue uno de los fundadores del grupo "Nuevo Teatro", un espacio clave para la difusión de nuevas dramaturgias y formas de puesta en escena.
Su trabajo en el teatro no se limitó a la actuación: Alterio también participó en tareas de dirección y producción, lo que le prmitió tener una mirada integral sobre el hecho artístico. Esa formación marcaría de manera decisiva su posterior desempeño en el cine y la televisión.
Un recuerdo de Héctor Alterio, cuando vino en 2013: “Soy realista, no nostálgico”
En paralelo, comenzó a construir un perfil interpretativo asociado a personajes complejos, de fuerte densidad psicológica, una característica que se mantendría constante a lo largo de toda su carrera.
Ya en los años sesenta, Alterio era considerado uno de los actores más sólidos del teatro argentino, con una presencia permanente en salas independientes y oficiales, y con reconocimiento tanto de la crítica como del público.
El cine argentino antes del exilio: reconocimiento y compromiso artístico
El debut cinematográfico de Héctor Alterio se produjo en 1965 con "Todo sol es amargo", dirigida por Alfredo Mathé. A partir de allí, su carrera en el cine argentino se desarrolló de manera sostenida y con una notable diversidad de registros.
Durante los años siguientes participó en títulos centrales del cine nacional como "La Patagonia rebelde", "El santo de la espada", "La Tregua" (primera película argentina en ser nominada al Óscar, en 1974), "La mafia", "Don Segundo Sombra", "Los siete locos" y "Argentino hasta la muerte", entre otros. Varias de estas producciones abordaron temas históricos, sociales y políticos, en sintonía con el clima cultural de la época.
"La Patagonia rebelde", dirigida por Héctor Olivera, se convirtió en uno de los puntos más altos de su filmografía previa al exilio. La película fue premiada internacionalmente y quedó asociada a una etapa de fuerte politización del cine argentino.
En esos años, Alterio combinó su trabajo cinematográfico con una intensa actividad teatral, y consolidó un perfil de actor comprometido con los contenidos de las obras en las que participaba.
Ese compromiso, sumado a su visibilidad pública, lo colocó en el radar de los grupos parapoliciales de extrema derecha que actuaban en la Argentina a mediados de los años setenta.
Distinguieron a Héctor Alterio como "Personalidad Emérita de la Cultura"
Amenazas de la Triple A y exilio forzado en 1975
En 1975, mientras Héctor Alterio se encontraba de gira en España, recibió amenazas de muerte por parte de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), la organización parapolicial que perseguía a artistas, intelectuales y militantes vinculados a posiciones de izquierda o críticas del gobierno de Juan Domingo Perón, primero, y de Isabel Martínez de Perón después.
Según consta en registros biográficos y testimonios del propio actor, las amenazas estuvieron relacionadas con su participación en películas y obras teatrales consideradas “subversivas” por los sectores que integraban la Triple A, particularmente aquellas con contenido político o social.

Ante ese escenario, Alterio tomó la decisión de no regresar a la Argentina. El exilio, que en un principio se presentó como una medida de protección temporal, se convirtió en una radicación definitiva en España.
Héctor Alterio se subió a escena para recibir un tributo como actor
La salida forzada del país marcó un quiebre personal y profesional, pero también abrió una nueva etapa en su carrera, esta vez en el ámbito europeo.
Durante esos años, Alterio se sumó a la extensa lista de artistas argentinos que debieron abandonar el país como consecuencia de la violencia política previa a la última dictadura cívico militar.
Consolidación en España y proyección internacional
Ya instalado en Madrid, Héctor Alterio logró rápidamente integrarse al circuito teatral y cinematográfico español. Su trayectoria previa y su prestigio como actor facilitaron su incorporación a producciones de alto perfil.
En 1977 protagonizó "A un dios desconocido", dirigida por Jaime Chávarri, una actuación que le valió el premio al Mejor Actor en el Festival de Cine de San Sebastián. Ese reconocimiento marcó su consolidación definitiva en Europa.
Durante las décadas siguientes participó en numerosas películas españolas y coproducciones internacionales, entre ellas "El crimen de Cuenca", "El nido" (también nominada al Óscar como Mejor película extranjera), "Cría cuervos" y "El aire de un crimen".
Su trabajo también se extendió a la televisión, donde intervino en series y unitarios que reforzaron su presencia ante el público masivo.
En paralelo, mantuvo una intensa actividad teatral en España, con obras que recorrieron salas de todo el país y que lo mantuvieron en escena hasta edades avanzadas.
"La puta que vale la pena estar vivo": la frase icónica de Héctor Alterio
Estrenada en 1995 y dirigida por Marcelo Piñeyro, "Caballos salvajes" ocupa un lugar central en la filmografía de Héctor Alterio. La película se convirtió en uno de los mayores éxitos del cine argentino de los años noventa.
En el film, Alterio interpreta a un personaje clave dentro de una historia que combina drama, crítica social y road movie, junto a Leonardo Sbaraglia y Cecilia Dopazo.

La actuación de Alterio fue destacada por la crítica por su intensidad, sobriedad y profundidad emocional, lo que le permitió llegar a nuevas generaciones de espectadores.
“Caballos salvajes” cuenta la historia de José, un jubilado interpretado por Alterio, que tras robar una suma mínima de dinero de un banco inicia una huida inesperada junto a Pedro, un joven cajero de la entidad, encarnado por Leonardo Sbaraglia. Esa fuga inicial se transforma en una cadena de sucesos imprevistos, persecuciones y encuentros que los termina vinculando con Ana, el personaje interpretado por Cecilia Dopazo.
La Patagonia rebelde, la película que el destino unió a Perón hasta su último día
Esa relación, entre los dos jóvenes con el hombre mayor, amplía el espectro de la historia más allá del hecho policial. En ese contexto de huída y replanteos personales de los tres personajes, Alterio pronunció una frase que trascendió la pantalla y se convirtió en un emblema cultural en la Argentina: “La puta que vale la pena estar vivo”.
Ese grito de liberación trascendió la película y, para la sociedad argentina, se transformó con el paso del tiempo en una expresión utilizada para celebrar desde un logro personal mínimo hasta una conquista mayor, e incluso como una vía espontánea de desahogo frente al estrés cotidiano.
Con el paso del tiempo, la película se transformó en una referencia obligada dentro del cine argentino contemporáneo y en uno de los trabajos más recordados de Alterio.
“El hijo de la novia”, una actuación emblemática de la etapa madura de Héctor Alterio
La participación de Héctor Alterio en “El hijo de la novia” (2001), dirigida por Juan José Campanella, representó uno de los trabajos más recordados de su etapa madura como actor. En la película encarnó a Nino Belvedere, un inmigrante italiano que sostiene, con ternura y determinación, el deseo de casarse por Iglesia con su esposa, Norma, interpretada por Norma Aleandro, afectada por Alzheimer, aun cuando el entorno familiar considera ese anhelo como una excentricidad.
El personaje de Alterio funciona como uno de los ejes emocionales del relato. Aporta una mirada sobre el amor, la memoria y la dignidad en la vejez. Su interpretación se caracterizó por un registro contenido, alejado del énfasis, que reforzó la verosimilitud de una historia atravesada por conflictos íntimos y cotidianos, y por la imposibilidad de renunciar al amor incluso cuando la persona amada, ya no es capaz de reconocer a quien tiene a su lado.
La película tuvo un amplio reconocimiento en Argentina y en el exterior, con una destacada repercusión internacional que incluyó la nominación al Óscar a Mejor Película Extranjera. En ese contexto, el trabajo de Alterio fue señalado por la crítica como uno de los pilares narrativos del film.
"El hijo de la novia" se consolidó con el paso del tiempo como uno de los títulos más emblemáticos del cine argentino contemporáneo, y la actuación de Héctor Alterio quedó asociada a una de las representaciones más recordadas y sensibles de su trayectoria.
Los últimos trabajos y el legado cultural de Héctor Alterio
En sus últimos años, Héctor Alterio continuó activo en el teatro. Según recordó Jesús Cimarro en su comunicado, fue productor de obras como "Yo, Claudio", "En el estanque dorado", "El padre" y "Una pequeña historia", esta última representada hasta pocos días antes de su fallecimiento.
Su permanencia en escena hasta una edad avanzada fue valorada como una muestra de su compromiso con la profesión y de su vigencia artística.
Héctor Alterio estrenó la obra con la que se despedirá de los escenarios
Alterio recibió numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su carrera, incluido el Goya de Honor, distinciones en festivales internacionales y homenajes en Argentina y España.
Su figura quedó asociada a una generación de actores marcada por el talento, el compromiso cultural y el impacto del exilio.
Con su muerte, se cierra un capítulo central de la historia del cine y el teatro en lengua española, atravesado por más de 70 años de trayectoria artística.
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