Como en los futuros chistes viejos (o quién sabe ya se se hacían en aquella época), San Martín se llevaba mal con la suegra. También renegaba un poco con Merceditas, una hija un poco desobediente. Era, en general, algo desapegado con la familia. Pero bueno, como tantos que no liberaron América.
Unas “a favor”: era un tipo gracioso. Muy. Se diría que irresistible. Por eso se codeaba con grosos: Napoleón, el emperador; Honoré de Balzac, el escritor, (dato curioso: murió un día después que nuestro prócer, el 18 de agosto de 1850); Gioachino Rossini, el músico; Luis Felipe I, el último rey de Francia.
Como “celestino”, les presentó esposas al coronel Manuel Olazábal y a Tomás Godoy Cruz, mendocino financista de la epopeya de Los Andes. En un caso salió bien, en otro, muy mal.
¿Y por casa? Además, de Remedios de Escalada, dos mujeres movilizaron sus sentimientos: la ecuatoriana Rosa Campuzano y la mexicana María Josefa Morales de los Ríos.
San Martín: erudito, político y conciliador
Datos y más datos:
- No se sabe con absoluta certeza qué día nació José Francisco de San Martín. Nunca apareció un acta. La fecha instalada sale de la partida de defunción.
- Sabía pintar y tocar la guitarra.
- Cruzó 8 (ocho) veces la cordillera.
- Fue muy cercano a un Papa, Pío Nono, antes de que fuera Papa.
- Vivió en 17 ciudades, en 7 países.
- Cinco veces estuvo a punto de morir, por motivos varios.
- Siempre estuvo en sus planes de volver a la Argentina, pero se quedó con las ganas.
Para conocer la letra chica de todas estas historias, y de muchas más, hay que leer San Martín en Persona, el libro del periodista Daniel Miguez que lanzó la editorial Planeta, con prólogo de Felipe Pigna y la sinopsis en la contratapa de Guillermo Saccomano, el escritor ganador del Premio Alfaguara de Novela 2025.

La vida del Libertador de América fue lo que fue, y Miguez previene sobre los datos que pueden generar incomodidad entre los lectores más acostumbrados al prócer “de una sola pieza”.
“Por supuesto que se le pueden señalar defectos a San Martín, como a cualquiera. Algunos son la contracara de virtudes. Se le endilga cierto desapego a la familia. Es cierto. Pero un padre o una madre que pone el despertador, desayuna, se va a trabajar, vuelve a la tardecita, ayuda con las tareas de la escuela y juega con los hijos antes de cenar e irse a dormir, no estaría en condiciones de liberar América”, sostiene.
El triste y solitario final de San Martín
Y agrega sobre otro aspecto, pero en la misma línea de razonamiento: “Se le señala su ambición de poder. Es cierto. Pero el que quiere cambiar el sistema político y económico, necesita tener el poder. Otras conductas que hoy serían cuestionadas hay que entenderlas, como sucede siempre en la historia, en el contexto cultural de su época”.
Cómo él mismo se ocupa de aclarar, el libro de Daniel Miguez no es una biografía de San Martín. Se trata de “de historias que vivió San Martín, momentos, situaciones puntuales que intentan dejar al descubierto su personalidad, su vínculo con familiares, amigos y enemigos, sus días fuera de la guerra y la política, aunque estos dos aspectos también se superponen con su vida cotidiana”.
Un libro, al decir de Felipe Pigna, que se propone "ir más allá de la solemnidad del bronce para ofrecernos un retrato íntimo y vibrante de José de San Martín".
LT