De Puerto Rico al mundo

Rauw Alejandro desató tres noches de fuego latino con un show a lo Broadway en el Movistar Arena

El artista puertorriqueño conquistó Buenos Aires con tres funciones sold out de su "Cosa Nuestra World Tour", una puesta monumental que unió reguetón, teatro y cine en un mismo escenario. Con estética de los años sesenta, coreografías de alto impacto y una narrativa cargada de simbolismo latino.

Rauw Alejandro hizo historia en el Movistar Arena con un show teatral que fusionó reggaetón, cine y cultura boricua Foto: Dale play live

“Los sueños sí se cumplen. El único límite eres tú mismo”. Con esa frase, Rauw Alejandro cerró su paso por Buenos Aires tras tres noches completamente agotadas en el Movistar Arena. Entre el 18 y el 20 de octubre, el artista puertorriqueño presentó una propuesta monumental que fusionó música, baile y narrativa en una experiencia escénica sin precedentes para el reguetón.

Homenaje a Lía Crucet, Trueno con Gorillaz, Tame Impala y más: qué hay de nuevo para escuchar

Inspirado en el lenguaje teatral y cinematográfico de Broadway, el show "Cosa Nuestra" transformó el escenario en una historia viva: un viaje entre el amor, la traición y la redención, narrado a través de luces, coreografías y proyecciones visuales.

El show comenzó con la voz de un presentador que introdujo la historia de "Cosa Nuestra", ambientada en  Nueva York de los años 60. “La cosa nuestra es una organización que nació de los sueños de un inmigrante puertorriqueño que llegó buscando un futuro mejor”, decía la narración, mientras en las pantallas se proyectaban imágenes de persecuciones y tiroteos con estética de cine clásico.

Con esa narrativa, Rauw se transformó en Raúl, el protagonista de una trama que mezclaba mafia, romance y redención. A lo largo de cuatro actos, el cantante interpretó cada escena como si se tratara de una película en vivo, combinó actuaciones, coreografías y cambios de vestuario acompañado por un elenco de bailarines y una banda que aportó el pulso caribeño con timbales, trompetas y percusión. 

De la furia a la gloria: cómo el enojo de Axl Rose desató una de las mejores noches de Guns N’ Roses en Argentina

El despliegue visual fue monumental. Fuego, humo, pirotecnia y proyecciones de alta definición construyeron un universo cinematográfico que cambiaba con cada transición. De un club nocturno neoyorquino a un callejón teñido de luces rojas, cada detalle estuvo pensado para mantener al público dentro de la historia.

En el plano musical, Rauw ofreció un recorrido por su nuevo material, con canciones de Cosa Nuestra y Capítulo 0, fusionando géneros como salsa, bachata, bomba y reggaetón con la elegancia de un musical moderno. Temas como Todo de ti, Santa, Punto 40 y Carita linda fueron coreados a gritos por un público que no se sentó ni un segundo.

Entre acto y acto, el artista demostró su conexión con la audiencia argentina. “Qué guapas están todas ustedes. Este show es para las madres, las que están y las que ya no están”, dijo en medio de una ovación que hizo temblar el estadio. “Argentina, los amo. Ustedes me inspiran a seguir soñando”.

La interacción con el público fue constante. Entre bromas, guiños y agradecimientos, Rauw mostró una cercanía genuina. “¿Dónde están las mujeres solteras? ¿Y los hombres que andan de cacería?”, lanzó entre risas, antes de volver a sumergirse en una escena de baile frenético.

Los Auténticos Decadentes y su desborde criollo que cura heridas llegaron a Noches Capitales

La historia del espectáculo giró en torno al amor entre Raúl y María, un relato de pasión y desencuentro que sirvió como hilo conductor de todo el musical. La narrativa teatral se reforzó con actuaciones del elenco, que dieron vida a personajes secundarios y acentuaron la idea de estar viendo una película en vivo.

El sonido fue impecable. La banda en vivo dio una textura orgánica a cada tema, mientras el cuerpo de baile —más de diez artistas— acompañó con precisión cada golpe de percusión. La sincronización entre música, luces y proyecciones generó una atmósfera envolvente donde cada detalle importaba.

Antes de despedirse, Rauw pidió un momento para presentar a los músicos y hablar directamente desde el corazón. “Gracias, antes de irnos quiero presentarles a los grandes músicos de la banda Cosa Nuestra. Espero que estén pasando un momento increíble, que estén construyendo nuevas memorias para contar luego cuando sean mayores y digan ‘yo me acuerdo aquella noche en el concierto de Rauw Alejandro, que la pasé tan y tan cabrón’”.

El público aplaudía sin parar cuando el artista continuó con una de las reflexiones más emotivas de la noche. “Quiero darle las gracias por tanta energía y tanto cariño. Gracias por inspirarme en mi carrera, por seguir dándome fuerza para estar aquí, cantando para ustedes. Todo lo que hago, lo hago con el corazón, para que ustedes lo disfruten, lo dediquen, lo lloren y lo bailen. Soy agradecido de todo corazón, Argentina”.

Luego, se tomó una pausa y concluyó con un mensaje de superación que retumbó en todo el estadio. “Los sueños sí se cumplen. Solo tienen que trabajar duro por ellos, con disciplina, sin importar lo que digan. Si te dicen que no podés, mándalos para el carajo, porque el único que te pone el límite sos vos. El único enemigo sos vos mismo, y podés con todo si lo tenés aquí en la mente”.

El público respondió con un mar de gritos y luces de celulares encendidas. “Eso fue lo que hice desde chico, saliendo del barrio con mis amigos, trabajando duro por mi familia y por mis sueños”, agregó antes de despedirse con un último agradecimiento. “Gracias por todo Argentina, que nunca paren de luchar por sus sueños. Los quiero de todo corazón. Pero la noche no se acaba todavía”.

Entonces sonaron Lokera, 2:12 AM.  Desenfocao y Mirando al Cielo, tres himnos coreados con fervor colectivo mientras el escenario se cubría de fuego y confeti dorado. Fue el cierre perfecto para una trilogía de funciones que ya quedó en la historia del Movistar Arena.

Cosa Nuestra World Tour ya es considerado el espectáculo más ambicioso de su carrera, una propuesta que eleva el estándar del reggaetón a la categoría de arte escénico. En Buenos Aires, tres noches bastaron para demostrar que Rauw no solo canta y baila, también crea mundos.

 

LV/ff