El 16 de octubre, el Movistar Arena se transformó en un templo de energía y emoción. El estadio porteño se colmó para presenciar el primer concierto de Cardellino en ese escenario, una cita que unió la nostalgia del Río de la Plata con la frescura de la nueva generación de artistas latinos.
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Durante más de dos horas, el músico uruguayo ofreció un espectáculo que combinó ritmos urbanos, melodías introspectivas y una puesta en escena impecable, consolidando su estatus como una de las figuras más prometedoras del panorama contemporáneo.

Desde los primeros acordes de “Odga”, el público respondió con una ovación atronadora. “¡Buenos Aires, gracias por estar acá, qué locura esto!”, exclamó el artista, visiblemente emocionado. Fue el inicio de un viaje musical que alternó potencia, intimidad y un carisma que atravesó cada canción, de “Hattori” a “Toscana” y “Niño eterno” en un clima de pura celebración.
Cardellino presentó gran parte de Sukha, su más reciente álbum, un trabajo donde fusiona pop alternativo, funk y sonoridades latinas con un sello autoral inconfundible. La propuesta estética, de impronta cinematográfica, alternó proyecciones dinámicas, luces cálidas y visuales que seguían el pulso emocional de cada canción. Lo que se veía y lo que se oía formaban un mismo lenguaje.

El uruguayo no estuvo solo. La primera gran sorpresa fue la aparición del dúo Ainda, que lo acompañó en “Il dolce far niente”, inaugurando una cadena de colaboraciones que hizo del concierto una verdadera constelación artística. Más tarde, Cantamarta y Paola Houghton dieron vida a una vibrante versión de “Quién pudiera”. “Las conocí por TikTok. Me encantó lo que hacían y les dije: ‘vengan a cantar conmigo’. Así nació esta locura hermosa”, contó Cardellino entre risas, generando una ovación espontánea.
El concierto avanzó con un desfile de invitados que cruzaron generaciones y géneros. Sebastián Jantos, que sumó frescura con “Sin planes” y “Siento por ciento”, y con Fran, de Cruzando el Charco, quien interpretó junto a él “Promesas sobre el bidet”, acompañado por un arpa que aportó un aire mágico y melancólico. En medio del show, Fran anunció su próxima fecha en el mismo estadio, en un gesto de camaradería que fue recibido con aplausos entusiastas.

Otro momento destacado llegó con Olivia Wald en “100 mil metros”, una interpretación tan precisa como emotiva. Pero la escena más íntima ocurrió cuando Guillermo Cardellino, el padre del artista, subió al escenario con una guitarra. Juntos cantaron en español y portugués, en un diálogo de generaciones que conmovió a todos. “Sin él yo no existiría. Con él aprendí a amar la música brasileña, y en mi música hay mucho de eso”, confesó Javier Cardellino, resumiendo la herencia que sostiene su arte.
El tono cambió en el tramo más festivo. Diego Torres apareció para cantar “No lo soñé”, desatando euforia general. Luego Juanchi Baleirón y Sitar, de Los Pericos, se unieron para una versión encendida de “Pupilas lejanas”. Entre risas, el uruguayo recordó sus primeros viajes a Buenos Aires, cuando cruzaba el charco para estudiar batería: “Soñaba con tocar en escenarios así. Hoy estoy acá con ellos; es un sueño cumplido”, dijo, provocando otra ola de aplausos.

El espectáculo se convirtió en una celebración de amistad y gratitud. Valentina Olguín se sumó en la bachata “No preciso pari”, que transformó el estadio en una pista de baile. Mientras tanto, cientos de globos amarillos flotaban sobre el público y formaban una imagen luminosa de comunión entre artista y seguidores.
La producción estuvo a la altura de los grandes espectáculos internacionales. Con un sonido impecable, cambios de vestuario, efectos visuales y una iluminación envolvente, cada canción adquirió una dimensión cinematográfica. En los últimos temas, el músico arrojó girasoles al público y danzó entre papelitos de colores, un cierre que selló la noche con alegría y gratitud.
Antes de interpretar “Meteorito”, Cardellino se tomó un momento para hablarle al público. Con la voz entrecortada, expresó: “Hay gente que viajó para verme… llenar este lugar es un sueño. Gracias por todo, nos volveremos a ver.”El estadio entero respondió coreando su nombre mientras las pelotas gigantes seguían rebotando entre el público.
El tramo final reunió los temas más coreados: “Café”, “Calma”, “Lunar”, “Conversaciones con el techo” y “90’s”, con la participación de Emanero, que aportó el pulso urbano de la noche. Antes de despedirse, Cardellino volvió a saludar al público y cerró con un mensaje breve pero sentido: “Gracias, Buenos Aires, nos vemos pronto”. Acto seguido, se tomó una foto general con la audiencia, una imagen que selló el final de una noche histórica en el Movistar Arena.
Quién es Javier Cardellino, el músico uruguayo que conquistó el Movistar Arena
Nacido en Montevideo, Javier Cardellino comenzó su carrera como baterista antes de lanzarse como solista hace seis años. Su talento lo llevó a colaborar con figuras como Jorge Drexler, Nathy Peluso, Lionel Richie y Shawn Mendes, un recorrido que revela su versatilidad y ambición creativa.
Su formación estuvo marcada por la guía de Osvaldo Fattoruso, integrante de Los Shakers, quien lo impulsó a explorar los límites del ritmo y la composición. Ese legado de búsqueda constante atraviesa toda su obra.
En 2022 editó Love Dealer, un disco de veintitrés canciones con colaboraciones de Mario Puglia, Dromedarios Mágicos, PJ Sin Suela, Xavibo y Yoss Bones, donde comenzó a perfilar su estilo entre lo introspectivo y lo emocional. Dos años más tarde lanzó Sukha, su quinto álbum, un proyecto que consolidó su madurez artística, con catorce temas donde el pop se mezcla con el funk, la bossa nova y la electrónica en una fusión elegante y personal.