El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 604: Milei y las metáforas como otra forma de insulto

Tal vez el mayor peligro sea que el Gobierno logre convencer a la sociedad mediante la deshumanización de cualquier opositor. Sin embargo, el uso del lenguaje como arma de batalla cultural se pondrá a prueba en las elecciones.

Javier Milei en Davos Foto: NA

Mucho más doloroso que los gases o los palazos de Patricia Bullrich y mucho más sutil que los insultos del presidente Javier Milei. Mucho más costoso que la deuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y más peligroso que el tipo de cambio atrasado. El verdadero peligro, el verdadero daño de Milei, como el de otros gobiernos autoritarios de la historia, está en las metáforas. Es ahí, en uno de los frentes en los que menos atención prestamos, dónde debemos poner una alerta fundamental, porque si Milei triunfa en el uso de sus metáforas, nuestro país se volverá irreconocible.  

En el libro clásico “Metáforas de la vida cotidiana" (1980), George Lakoff y Mark Johnson sostienen que las metáforas no son simples recursos literarios, sino estructuras cognitivas fundamentales: pensamos y actuamos a través de metáforas conceptuales derivadas de experiencias físicas y culturales. Estas metáforas -como “el tiempo es dinero” o “la vida es un viaje”- organizan nuestra comprensión del mundo, influyen en nuestras decisiones y, al variar entre culturas, moldean visiones políticas y sociales. 

La forma de vincularnos también es moldeada muchas veces con metáforas. Como, por ejemplo, “ganar una discusión”, como si un intercambio de ideas debería ser siempre una contienda. Siempre se dice que gana el que pierde, porque se lleva la razón del que gana. O “ser alguien en la vida”, como si hubiese personas que son “alguien” y quienes no son nadie. En resumidas cuentas, las metáforas formatean nuestra forma de pensar, de percibir a los demás y a nosotros mismos. Las metáforas terminan modelando lo que está bien y lo que está mal. En este último caso, también el tipo de castigo que implicaría. 

¿Qué metáforas se utilizan en el gobierno libertario? Más allá de los insultos, que Milei dijo que no utilizará más, lo más interesante para analizar son las formas de nombrar al Gobierno, al proceso que está encabezando y a la oposición. En este último caso, el rasgo sobresaliente es la deshumanización de la oposición

Se realizaron videos con IA para construir un relato de la oposición, como uno sobre el “virus Ku-K 12”, que compartió Milei en sus redes sociales en 2024. Las imágenes muestran a la Argentina infectada por el virus, donde aparecen los principales referentes del kirchnerismo, desde Néstor y Cristina Kirchner hasta Alberto Fernández y Sergio Massa, y que incluye también a sindicalistas como Roberto Baradel o artistas como Fito Páez y Florencia Peña.

Desde los seguidores del Gobierno, podrán decir que es un simple chiste y que no podemos partir de un video de humor para caracterizar a un Gobierno. En la última cadena nacional, el Presidente dijo que los kirchneristas tienen “parásitos mentales” que no los dejan pensar correctamente. Es una idea similar a la del virus, es un agente patógeno que genera pensamientos incorrectos. “En frente tenemos a unos orcos infumables, parásitos mentales”, dijo el mandatario libertario en una cena de La Libertad Avanza con empresarios en junio pasado.    

Cuando el Presidente considera que no puede explicar la política de la oposición por errores conceptuales causados por un virus o por parásitos mentales, recurre a otras formas de nombrar a la oposición como “mandriles” o “ratas”. En otro video realizado con inteligencia artificial, que compartió Milei en redes sociales describe a “Madrilandia”, un país “liberado por Javier Milei” de la “opresión de los mandriles”. 

Otra imagen que compartió el Presidente en redes es una en la que se intenta construir la idea de oposición como ratas en el Congreso. En esta imagen hay un león, que vendría a ser el propio Milei, fumigando el Congreso donde hay ratas, a las que está matando con veneno. 

El común denominador de todas estas formas de llamar a la oposición es la deshumanización. El otro no es alguien que piensa distinto, está estupidizado por un virus, tiene parásitos mentales, es un mandril o una rata que quieren destruir al Gobierno para que sobrevivan sus intereses. Si realmente estas metáforas estuviesen cercanas a la realidad, ¿qué tipo de trato habría que tener con la oposición? Bueno, es obvio que no muy simétrica. 

Tal vez aquí existe el mayor de todos los peligros de Milei. Que la mayoría de la sociedad sea convencida de estas metáforas y haya quienes en su afán de cambiar su realidad ataque directamente quienes opinan en contra del Gobierno, como sucedió con el periodista Roberto Navarro hace unos meses. 

Ya que llegamos a los periodistas, podemos hablar de los acrónimos libertarios. Esta particularidad del Gobierno es algo muy novedoso en los últimos años de la política argentina. Para el periodismo, Milei y sus seguidores comparten el NOSALP (No Odiamos Suficiente a Los Periodistas). El acrónimo funciona por repetición. Cada vez que un periodista critica al gobierno o incluso, se equivoca, Milei comparte la noticia con el acrónimo NOSALP. De esta manera se refuerza la idea negativa sobre los periodistas y se la vuelve más tragable a la sociedad. 

El otro acrónimo fundamental del gobierno es TMAP (Todo Marcha Acorde al Plan). Este acrónimo es el equivalente kirchnerista de “No fue magia”. En el kirchnerismo, se reforzaba la idea de que sus gobiernos gestionaban y hacían que los proyectos se hagan realidad, mientras el periodismo crítico y la oposición hablaba de “relato K”

En el gobierno libertario, con su TMAP, trata de defenderse de la idea de que el Gobierno es improvisado y puede írsele la situación del control en cualquier momento. TMAP da la idea de que hay un plan perfectamente organizado. Entonces, cada vez que hay un logro de gestión, los libertarios llenan las redes con la frase. 

A partir de que Milei prometió no insultar más 

El acrónimo como método de comunicación de ideas por los gobiernos es un clásico. En la antigua Roma estaba el SPQR. Esto es el acrónimo de la frase latina Senatus Populusque Romanus, que significa “El Senado y el Pueblo de Roma”. Era la fórmula oficial que representaba la autoridad y legitimidad del Estado romano, tanto en la República como luego, adaptada, en el Imperio. Aparecía en documentos oficiales, monumentos, estandartes militares y monedas, y funcionaba como un recordatorio político: el poder de Roma emanaba, al menos en teoría, de la unión entre el Senado (la aristocracia dirigente) y el pueblo (los ciudadanos libres).

En la república romana, SPQR tenía un sentido casi contractual: el Senado gobernaba, pero lo hacía en nombre del pueblo. Durante el Imperio, la fórmula se mantuvo, aunque el poder real se concentrara en el emperador. En ese contexto, se volvió más una pieza de propaganda que una realidad política, para mantener la ficción de que las instituciones republicanas seguían vivas. 

Vale recordar que las reminiscencias de Milei sobre el imperio Romano. Por ejemplo, la frase “Roma no paga traidores”, que repite constantemente, el león, el gladiador, y la valoración que hace el propio Santiago Caputo del imperio cuna de Occidente, son las mismas que tomó Mussolini en Italia al nacimiento del fascismo prometiendo volver a hacer a Italia gloriosa, recuperar la génesis de aquel imperio Romano invadiendo el norte de África, por ejemplo. De alguna manera, es como el “Make American Great Again” de Donald Trump con Groenlandia como Alaska, o la idea de recuperar la Argentina primera potencia económica mundial de 1910, según Milei.

En el Tercer Reich existían varios para nombrar a las agrupaciones de jóvenes, mujeres o departamentos ministeriales del gobierno. Pero en el libro “La Lengua del Tercer Reich”, de Victor Klemperer señalan uno que no es tan conocido, pero si es muy profundo: AEG (“Alles echte Germanen", o “Todos verdaderos germanos” en su traducción al español). 

Ese tipo de siglas propagandísticas eran muy comunes en el lenguaje del Tercer Reich que describe Klemperer. Condensaban un mensaje ideológico en pocas letras, fácil de repetir y de recordar, reforzando la idea de pureza étnica y pertenencia al Volk. Es decir, alguien podía ser AEG o no era AEG, si es que era judío. Esto conecta totalmente con lo que habíamos mencionado sobre la distinción entre los seguidores del gobierno y los oponentes. 

Cuando Milei tuitea también gobierna 

Por otro lado, el tipo de metáforas elegidas para representar la realidad también representan una caracterización del emisor. Es decir, qué tipo de metáforas elige cada uno de los presidentes. Mauricio Macri, por ejemplo, prefería las metáforas deportivas. Todo lo explicaba con ejemplos futbolísticos. Por ejemplo, su libro se llamó “Primer tiempo” y decían que el PRO era “el mejor equipo de los últimos 50 años”. 

Por su parte, Javier Milei utiliza las metáforas del cine. Por ejemplo, en la cadena nacional que se emitió el viernes pasado, dijo: “Esto es lo que pasa cuando una fuerza imparable pelea contra un objeto inamovible". Se trata de una frase de la película “Batman: el Caballero de la Noche”, de 2012. En esa escena, el Guasón habla de “una fuerza imparable” que choca contra “un objeto inamovible” para referirse a su pelea con el héroe de Ciudad Gótica. Para Milei, él es la “fuerza imparable” y el “objeto inamovible” contra el que chocaba era “la casta”.

Volviendo a las metáforas deshumanizantes, antes de que Hitler asumiera el poder en 1933, la propaganda nazi ya venía usando un lenguaje de deshumanización contra los judíos, presentándolos como una amenaza para la “pureza” y salud del pueblo alemán. Los llamaban “untermenschen” (subhumanos), “parásitos” y “plagas”, metáforas biológicas que los reducían a una enfermedad o un tumor que había que extirpar. Este tipo de discurso se difundía en discursos, periódicos como Der Stürmer y panfletos del partido, preparando psicológicamente a la población para aceptarlos como enemigos que justificaban la exclusión y violencia. El director de Der Stürmer fue condenado en los Juicios de Núremberg como uno de los responsables, al mismo nivel que los militares de los campos de concentración. 

Cuando Hitler llegó al poder, esa deshumanización se volvió oficial y parte central de la política estatal. El vocabulario de odio pasó a estar en leyes, manuales escolares y medios controlados por el régimen. Los judíos eran sistemáticamente etiquetados como “Volksfeinde” (enemigos del pueblo) y asociados con conspiraciones internacionales, criminalidad y corrupción, lo que facilitó que la sociedad aceptara su persecución y, finalmente, el genocidio. Este lenguaje funcionó como una herramienta ideológica clave para despojar a los judíos de su humanidad y derechos.

Este uso planificado y sistemático de la deshumanización lingüística no fue solo un recurso retórico, sino el paso necesario para habilitar la brutalidad del Holocausto. Al representar a los judíos como una amenaza biológica y moral, la propaganda nazi consiguió que gran parte de la sociedad alemana viera el exterminio como una medida “defensiva” y “legítima”, lo que eliminó barreras éticas para la violencia masiva. 

Esto no significa decir que Milei y Hitler tengan un punto de comparación. Esto es simplemente un repaso del distinto uso de las metáforas y el lenguaje a lo largo de la política mundial, y cuáles fueron deshumanizantes para atacar a un sector de la sociedad al que se quería excluir. En ese sentido, tienen estrategias similares. 

En relación con el proceso que está llevando adelante el gobierno de Milei, la metáfora madre es la motosierra. El recorte del gasto público se hace a través de esta herramienta, supuestamente, aunque sabemos que la herramienta que se utilizó fue la licuadora, una más modesta. De cualquier forma, se elige mostrar como elemento fálico a la motosierra, metáfora habla de la brutalidad con la que se lleva adelante y como cierto elemento terrorífico. 

La motosierra en el cine de terror es un elemento icónico, principalmente asociado con la franquicia "La Matanza de Texas", o “The Texas Chainsaw Massacre". El personaje de Leatherface, un asesino con máscara y motosierra es un símbolo del género slasher y del terror extremo. 

Para Javier Milei, el posteo agraviante contra Ian Moche "está amparado por la libertad de expresión" 

Otros gobiernos tenían otras formas de hablar del ajuste que debían hacer. En el caso de Carlos Menem por ejemplo era “la cirugía mayor sin anestesia”. Había claridad de que era algo que dolería, pero que era necesaria y finalmente resultaría beneficioso para la salud del paciente que era el pueblo argentino. El kirchnerismo utilizó la “sintonía fina” como metáfora de la radio y la mecánica, algo que hay que poner a punto con pequeños ajustes para que funcione correctamente. En ese sentido el objetivo K era ocultar los ajustes y hacerlos más digeribles. 

El profundo sismo que significó la llegada de los libertarios hizo que también cambien los nombres de las listas en el registro electoral. Por ejemplo, la palabra “cambio” ya no está en ninguna boleta. Evidentemente lo que antes era Juntos por el Cambio no puede disputarle este palabra a La Libertad Avanza, que implicó un cambio mucho más importante y la convirtió en inutil. 

El peronismo dejó Unión por la Patria para ir hacia Fuerza Patria. Esto es interesante en dos sentidos. En primer lugar, hablar de Unión en un momento de profunda división es una suerte de autobullying, y el cambio por “fuerza” implica una respuesta a las “fuerzas del cielo”, a las que se le opondría “la fuerza de la patria”.  Y la palabra Union fue desplazada a los 5 gobernadores del interior, que utilizan Provincia Unidas.

En resumidas cuentas, todo gira alrededor de Milei y el Gobierno, inclusive el lenguaje de la propia oposición. En este sentido, hay algo interesante. La forma en la que los manifestantes opositores al Gobierno empezaron a llamarse: antifacista. “La marcha antifascista” fue una de las convocatorias más importantes tras los dichos homofóbicos de Milei en Davos. 

Finalmente, fue una convocatoria y una autodenominación basada en el combate del lenguaje contra Milei. Algo así como: “si el Presidente habla deshumanizadamente de la comunidad LGBT como lo hacía el fascismo y el nazismo con este y otros colectivos, nosotros somos el antifascismo”. 

Por otro lado, la utilización del lenguaje como artillería de batalla cultural que hace este Gobierno se pondrá a prueba en las elecciones. No solamente por las palabras que se utilizan, si no por los temas que se imponen en relación con estas palabras. Cuentan que Santiago Caputo dijo que ganará las elecciones quienes impongan de qué se habla. ¿Se va a hablar de economía? ¿De seguridad? ¿Cuál va a ser el “frame”? ¿Qué es lo que enmarca la discusión?

En síntesis, lo más importante es que nosotros podamos poner en cuestión las metáforas libertarias, los acrónimos y todos los recursos del lenguaje. Si lo hacemos, solo serán palabras y no se transformarán en subjetividad y por lo tanto, en violencia.  

Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi  

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