Juan Carlos Schmid: "Los derechos laborales son el techo de los trabajadores informales, y si se caen, caerán sobre sus cabezas”
En la previa de la movilización de la CGT, el dirigente sostuvo que el sindicalismo enfrenta la "batalla cultural" de demostrar que el proyecto oficialista que busca modificar las leyes de trabajo es "regresivo e injusto".
En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190) Juan Carlos Schmid, secretario general de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), respondió a los argumentos a favor del proyecto de reforma laboral que aseguran que las modificaciones van a beneficiar a los trabajadores informales. "Creer que derrumbando el piso en el que estamos nosotros va a mejorar a quienes están por debajo de nosotros es ignorar que el piso nuestro es el techo que tienen sobre sus cabezas", lanzó.
Juan Carlos Schmid es un destacado dirigente sindical que se desempeña como secretario general de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte. Fue reelecto en el cargo en octubre de este año para un nuevo mandato que se va a extender hasta 2029. También es secretario general de la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval.
La CGT marcha este jueves a Plaza de Mayo en contra de la reforma laboral
¿Qué expectativas tiene respecto del tamaño, el éxito y el efecto que pueda generar la marcha y el paro general hoy de la CGT?
Lo de hoy es una movilización y lo que aspiramos es a que se tenga en cuenta con mucha atención que va a haber una gran cantidad de trabajadores que ciertamente forman parte del universo registrado en la Argentina. También van a acompañar expresiones como la UTEP, que están habitadas principalmente por los trabajadores precarizados, que van a acompañar esta protesta, que dicho sea de paso es una expresión de la democracia. La protesta en la calle es una expresión de la democracia. Implica el descontento y el ejercicio que debe tener la política en tratar de que esas tensiones del sistema democrático se encaucen.
En conversaciones privadas con dirigentes de un peso importante como el suyo, ellos manifiestan cierto temor a que, como la reforma laboral afecta a un tercio de los trabajadores, que son los que están registrados, solo ellos se sientan afectados, porque los otros dos tercios son monotributistas o empleados de plataformas o directamente personas que están en negro. Incluso había algunos hasta que sentían que "nivela la cancha". ¿Cómo percibe usted la problemática esta de la representación de la CGT, que hace 50 años representaba al 90% de todas las personas que estaban empleadas y hoy a un tercio?
Es una buena observación la que hace, porque efectivamente ha mutado el paisaje laboral en la Argentina, particularmente en los últimos 30 o 40 años, lo que de alguna manera expresa el fracaso de las políticas económicas. Porque no es la primera vez que hay un intento de reforma laboral y después de cada intento de reforma laboral, con ley o sin ley, de hecho hay una flexibilización de las reglas laborales, y lo que no se sanciona en el Parlamento en la realidad se sanciona concretamente. Esto es lo que ha venido pasando en los últimos años. El sistema económico argentino es incapaz de tener una alta productividad y buenos niveles de empleo. Eso es una demanda que siempre le estamos haciendo al ejercicio de la política, más allá de qué partido está en el gobierno.
Por el otro lado, esto supone un desafío para nosotros, un desafío en el terreno cultural. A veces trato de salir de escuchar reportajes o debates en televisión porque cada vez cansa más la mediocridad que hay. ¿Sabe por qué? Porque creer que derrumbando el piso en el que estamos nosotros va a mejorar a quienes están por debajo de nosotros es ignorar que el piso nuestro es el techo que tienen sobre sus cabezas. Los derechos laborales son el techo de los trabajadores informales, y si se caen, caerán sobre sus cabezas. Ahora, esto es una batalla cultural. Obviamente nosotros tenemos que convencer a todos los que interpretan que la cosa es distinta, que realmente esto va a ser más regresivo e injusto.
¿Y qué proyección hace? ¿Cómo imagina la marcha de hoy? ¿Multitudinaria?, ¿Qué mensaje cree que va a quedar en esa batalla?, ¿Qué efectos va a producir?
Yo creo que la marcha va a ser importante. A mí no me gusta nunca ponderar los números porque esto entra en el folclore de si van 100 o 50. Es una expresión que, a mi juicio, es la primera carta de presentación de esta nueva directiva de la CGT, que es la mejor carta de presentación que tiene: encarnar la defensa de lo que todavía tenemos. Caer en la lógica de decir que estamos defendiendo las cajas o únicamente lo nuestro es un simplismo, porque en definitiva lo que ha demostrado el proceso histórico es que nunca ninguna de estas cuestiones han provocado un crecimiento de la economía ni han provocado crecimiento del empleo. Al contrario, estamos estancados hace mucho tiempo. Entonces, es una demostración importante nuestra y también es una cuestión pendiente nuestra frente a la política, de ofrecer una alternativa que vaya más allá de la cuestión laboral. Porque nosotros podemos tener la más profunda flexibilización en la Argentina, pero hasta a los esclavos les tenían que dar de comer.
Usted usa la expresión "carta de presentación de la CGT". ¿La movilización de hoy es un primer paso en una serie de pasos que va a dar la CGT para mostrar una actitud más confrontativa con el Gobierno?
Es inevitable, porque la carta de presentación de este Gobierno siempre ha sido la ofensiva sobre la oposición. La sufren todas las instituciones, incluida la prensa. Es un Gobierno que quiere concluir esta primera etapa de ajuste porque esto nos va a llevar al crecimiento, pero hasta ahora no ha demostrado otra cosa que una lógica de ajuste permanente. Y me da la impresión de que lo que cree el Gobierno es que la construcción de los derechos que nosotros defendemos desde otra perspectiva es este pensamiento de que el único derecho es el que se impone por la fuerza. Y digo esto porque hay leyes que se han sancionado en el Congreso y que el Ejecutivo ha vetado, y si eso no alcanza, me temo la guardia de infantería en la calle. Es decir, hay una demostración de autoritarismo y una deriva en ese sentido que, a mi juicio, va debilitando hasta el propio sistema democrático.
TV/ff
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