Principios

Amor y creatividad

. Foto: Cedoc Perfil

Has pasado dos veces por una situación amorosa similar?: creés que todos los hombres o mujeres son infieles, o que todas las mujeres son interesadas en lo material, pasaste las mismas negativas experiencias con dos o más parejas, dos o más veces te trataron mal, te divorciaste dos o más veces por el mismo motivo, te has preguntado por qué te pasa siempre lo mismo en el amor?

Si respondes que sí, eres entonces un o una amante serial.

“Aunque todo amor sea vivido como único y aunque el sujeto rechace la idea de repetirlo más tarde en otra parte, sorprende a veces en él, una suerte de difusión del deseo amoroso; comprende entonces que está condenado a errar hasta la muerte, de amor en amor”. Es una cita demoledora de Roland Barthes.

Una frase donde aparecen juntas las palabras “condena”, “errar”,“muerte” y “amor” constituye para la mente, una situación catastrófica, que no debería existir. Esta frase negativa nos habla de una adoración al sufrimiento, un culto al amor sufrido, que es algo terrible para el ser humano. Según la personalidad de quien la lea, indicará una de dos actitudes diferentes e insanas: Estar preparado para sufrir y elegir mal a su pareja.

Estar preparado para hacer sufrir a su pareja.

Ambas conductas serán destructivas y no llevarán a un buen desenlace.

Para la mayoría de los seres, el amor es lo más importante en la vida y en el mundo.

Todos amamos y sabemos lo que se siente al amar. Amar a la familia, a los amigos, a las parejas, los animales, los hobbies. Pero lo que más nos complica, nos consume y nos incita a conocer sus misterios es el amor a la pareja, la búsqueda de un alma gemela o de alguien con quien compartir la vida, un período o unas horas. Y muchos se hacen, o nos hacemos, adictos al amor.

Por otra parte, el filósofo José Antonio Marina, en su Diccionario de los sentimientos, asegura que el amor no existe; lo que existe es una serie de sentimientos que etiquetamos con esa palabra y que comienza con una emoción que es el punto de partida de todos ellos: el deseo.

En la sintomatología del amor encontramos el dolor por la ausencia del ser amado y la alegría por su presencia. Una sensación de libertad absoluta porque la vida cobra un sentido que, quizá, había perdido. Deseos de tener sexo, de comunicarse, de estar juntos, de compartir una tarde, una película o una canción, de querer y ser querido.

El enamoramiento comienza cuando una persona adquiere significado especial y se convierte en un pensamiento que invade la mente; es, como nos dicen José Ortega y Gasset y Simone Weil, “una enfermedad de la atención”. En esta etapa se ven claramente los defectos del objeto amado, pero se los mira como rasgos distintivos y de signo positivo.

Las demandas ideales inalcanzables forman el yo idealizado, y las personas enamoradas proyectan ese modelo en el ser amado. Antes de enamorarse la persona se esfuerza en vano por ser el yo idealizado; ahora, en posesión de otra persona real, la toma por espejo y en ella proyecta sus anhelos.

Pero el amor debe ser algo distinto. Requiere una actitud, una disposición voluntaria, porque el amor no es automático, es un punto donde la inteligencia negocia con los sentimientos y prolonga la admiración: se inventan pretextos para amar. Así, podemos pensar que todo amor duradero es un esfuerzo creativo. En el acto de amar intervienen la inteligencia emocional y la inteligencia creativa, que dependen una de la otra.

Respecto al proceso creativo, toda la vida lo es, y sobre todo el amor. La inteligencia creativa debe estar a las órdenes de todo tipo de amor. ¿Por qué? Porque el desarrollo de la inteligencia creativa desarrolla la inteligencia emocional y viceversa.

La alegría más legítima es la de amar. Todos los actos cotidianos palidecen ante lo extraordinario del amor cuando se llega a amar, y eso sucede a pesar de todo.

Debemos tener presente que la mayoría de nuestras dudas y creencias sobre el amor, están basadas en los principios sociales que nos han inculcado. Esos principios van cambiando con las épocas y las sociedades. Seguir las enseñanzas sobre el amor, como nos las han inyectado en nuestras mentes, corre el gran riesgo de llevarnos al dolor y al fracaso. Ser inteligentemente emocionales y creativos, para dejar de lado lo que creíamos, y lo aprendido nos puede ayudar a encontrar el amor con la duración que sea y aprender a ser felices.

*Escritora uruguaya.