La industria del crédito llegará a 2026 atravesada por un escenario más dinámico y exigente, donde la agilidad operativa y la precisión analítica serán determinantes. A la expansión del financiamiento se suma un aumento del riesgo, nuevas amenazas digitales y una aceleración en el intercambio de datos, que obligan a repensar modelos, procesos y controles.
En Argentina, el sector mostró un crecimiento sostenido: el saldo de financiamiento alcanzó los $11 billones en julio de 2025 y acumuló 16 meses de expansión real, según el BCRA. Sin embargo, este avance convive con un deterioro en la calidad de cartera: más de 11,2 millones de deudores y una irregularidad promedio del 16,2%, más del doble que a comienzos de año. El desafío central será administrar esa volatilidad sin restringir el acceso al crédito.
Los créditos siguieron estancados en octubre y el mercado entra en fase de cautela
Tal disyuntiva supone uno de los mayores retos para el año próximo, porque exige administrar la variabilidad sin restringir el acceso al crédito. Lograrlo, requerirá el abordaje integral de tres dimensiones clave: IA generativa y ciberseguridad; analítica integrada y gestión ágil del riesgo; y Open Finance.
En primer lugar, la proliferación de contenidos hiperrealistas y de identidades sintéticas tensiona los procesos de autenticación y vuelve indispensables mecanismos avanzados de detección de fraude, biometría en vivo y validaciones multifactor. A esto se suma un escenario regulatorio fragmentado a nivel global, que obliga a las compañías a fortalecer sus propios marcos de gobernanza y trazabilidad.
La ciberseguridad completa esta agenda. Las filtraciones masivas de datos y la expansión de los pagos digitales —que hacia 2030 representarían casi el 80% del comercio electrónico global, según Global Payments Report de Worldpay— amplían la superficie de ataque. Frente a este escenario, los estándares internacionales de seguridad y la auditoría de proveedores son imperativos para evitar vulnerabilidades que puedan escalar rápidamente.
Hacia 2l 2030, los pagos digitales representarían casi el 80% del comercio electrónico global
El segundo desafío es la gestión ágil del riesgo basada en analítica integrada. El aumento de la mora, especialmente en el ecosistema Fintech, impulsa la integración de analítica a las plataformas y la adopción de motores de decisión más flexibles, capaces de ajustar políticas de riesgos en tiempo real, simular escenarios y anticipar desvíos.
En mercados inestables, la velocidad de reacción se convierte en un factor estructural para la sostenibilidad del crédito.
El tercer reto está dado por la consolidación del Open Finance y los nuevos esquemas de intercambio de datos. La experiencia regional muestra que estos modelos solo escalan con marcos regulatorios claros. En paralelo, las billeteras digitales emergen como repositorios de información clave para construir scorings más precisos, productos personalizados y esquemas tarifarios dinámicos, siempre bajo estándares estrictos de consentimiento y protección al consumidor.
De cara a 2026, la industria del crédito operará en un entorno más expuesto y complejo. La capacidad de anticipar riesgos, adaptar modelos y tomar decisiones basadas en datos será el diferencial que defina la sostenibilidad del negocio.