Dos futuros y una sociedad con desigualdades de género
“El 50% de las mujeres considera que las redes sociales impactan negativamente en su salud mental, frente al 28% de los hombres” sostiene el autor y desarrolla el tema a partir de encuestas que posicionan con mayor comodidad a los hombres en las plataformas digitales. Cómo manejará esa brecha la reforma laboral en marcha.
Durante los últimos años, los estudios de opinión han registrado diferencias de género importantes en actitudes, percepciones y comportamientos políticos. Pero los hallazgos de investigaciones recientes realizadas a jóvenes entre 18 y 35 años por las consultoras Reyes Filadoro y Enter Comunicación —una sobre redes sociales (mayo de 2025) y otra sobre trabajo y futuro laboral (octubre de 2025)— revelan una brecha no sólo estadística, sino estructural y cultural.
Las mujeres jóvenes viven en un mundo percibido como más hostil, incierto y expuesto al riesgo, mientras que los hombres se inclinan por visiones más individualistas, optimistas y alineadas con agendas de desregulación.
Estas divergencias no surgen del azar ni son el resultado de diferencias evolutivas o biológicas, sino que responden a experiencias concretas de desigualdad, a formas diferentes de habitar el espacio digital y laboral, y a modos distintos de relacionarse con el Estado, la tecnología y el poder.
Redes sociales riesgo digital
El estudio de mayo sobre la relación de los jóvenes con las redes sociales mostró que el 50% de las mujeres jóvenes considera que las redes sociales impactan negativamente en su salud mental, frente al 28% de los hombres. El 36% reporta ansiedad por su uso, y un porcentaje aún mayor menciona agotamiento emocional. Estos datos reflejan una realidad de violencia digital sistemática. Las mujeres son las principales víctimas de ciberacoso (34% vs 5%), grooming (12% vs 1%), bullying (37% vs. 11%) y difusión no consensuada de imágenes íntimas (17% vs 8%).
Esta experiencia cotidiana de vulneración explica por qué las mujeres exigen más regulación estatal. Ellas desconfían de la capacidad del mercado de “autorregularse” porque saben que, en ausencia de marcos normativos, los espacios digitales se vuelven zonas libres de impunidad para los agresores. Para ellas, la privacidad no es un lujo técnico, sino una condición de seguridad personal.
Economía de plataformas: por qué la participación de mujeres sigue siendo baja
Tal como quedó demostrado en el estudio, las redes sociales representan un lugar seguro para los varones, mientras que para las mujeres constituye un territorio anárquico plagado de peligros.
Precariedad con rostro femenino
El nuevo estudio de octubre sobre juventud y trabajo confirma que la desigualdad se traslada al plano económico:
• El 80% de las mujeres jóvenes declara ingresos inferioresal millón de pesos mensuales (USD 780), frente al 68% de los hombres.
• Solo el 12% de las mujeres trabaja en relación de dependencia registrada en el sector privado, comparado con el 20% de los varones.
• La satisfacción con su situación laboral es del 48%, muy por debajo del 63% masculino y, según el relevamiento,
• El 44% de las mujeres afirma que vive con su pareja o hijos, mientras que sólo el 31% de los hombres lo hace —lo que sugiere una doble jornada para muchas mujeres.
Frente a esta realidad, no es casual que el 41% de las mujeres considere la educación universitaria como el principal factor de progreso, frente al 28% de los hombres. Es más, al ser consultados sobre sus planes para los próximos 15 años, 28% de las mujeres expresaron intención de terminar una carrera universitaria frente al 17% de hombres.
Para ellas, la formación no es solo un medio para “ganar más”, sino una vía de autonomía, reconocimiento y protección frente a la precariedad. Apostar por la educación es, en muchos casos, una estrategia de supervivencia.
La brecha de género en materia educativa es cada vez más grande en Argentina y en otros paises del mundo. Según datos del Ministerio de Educación de la Nación y del Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA) más del 60% de los estudiantes universitarios en Argentina son mujeres. La tasa de graduación universitaria también es mayor entre mujeres.
Los datos del Censo Nacional 2022 indican que el 38% de las mujeres de 25 a 34 años tiene título universitario, frente al 28% de los hombres en el mismo rango etario.
Propociones similares se observan en América del Norte, Europa y el resto de los países latinoamericanos con excepción de Paraguay.
Argentina está en la vanguardia global de la feminización de la educación superior, un logro social significativo. Pero este avance no se ha traducido en igualdad laboral ni económica. A pesar de contar con mayor nivel educativo, las mujeres en Argentina tienen menos trabajo registrado, menores ingresos, menor satisfacción laboral y mayor carga de cuidados.
La inteligencia artificial y las brechas de género
Otra brecha significativa surge en la percepción del uso e impacto de la inteligencia artificial. Si bien tanto mujeres como hombres usan IA en su vida diaria (64% vs. 55%, respectivamente), el 19% de las mujeres considera que la IA amenaza su fuente de ingresos, frente a apenas el 2% de los hombres. Además, el 33% expresa preocupación (“algo o mucho”) por su impacto laboral, casi el doble que los varones (18%).
Esta diferencia se entiende si se considera que muchas mujeres trabajan en sectores altamente susceptibles a la automatización cognitiva como administración, educación, comunicación y atención al cliente.
Mientras los hombres gravitan hacia emprendimientos, finanzas o tecnología —ámbitos donde la IA se percibe como aliada—, las mujeres parecen estar intuyenndo que sus habilidades, aunque “humanas”, pueden ser reemplazadas por algoritmos eficientes y baratos.
No sorprende, entonces, que el 45% de las mujeres apoye regular la IA para proteger a los trabajadores, frente al 33% de los hombres, y que solo el 9% defienda que el mercado se autorregule, comparado con el 27% masculino.
Quizás el hallazgo más relevante para el debate político actual es la distancia abismal que registran los estudios de opinión pública de ReyesFiladoro y Enter Comunicación acerca de la evaluación del gobierno de Javier Milei:
• El 75% de los hombres jóvenes aprueba su gestión, mientras que solo el 51% de las mujeres lo hace.
• El 66% de los varones cree que las medidas de Milei generan empleo, frente al 41% de las mujeres.
Estas cifras no responden solo a preferencias ideológicas, sino a expectativas diferenciadas sobre el rol del Estado. Los hombres, más insertos en lógicas individualistas y emprendedoras, ven en la desregulación una oportunidad. Las mujeres, en cambio, viven en la intersección entre precariedad laboral, violencia digital y responsabilidades de cuidado. Para ellas, un Estado débil no es “libertad”, sino abandono.
Lo que muestran estos datos no es una simple “diferencia de opinión”, sino emergencia de dos subjetividades políticas distintas. Los hombres jóvenes tienden a creer en el esfuerzo individual, confían en la tecnología, apoyan gobiernos liberales y ven el futuro como un campo de oportunidades abiertas.
Las mujeres jóvenes, en cambio, viven el futuro como un territorio de riesgos, donde la protección colectiva, la regulación y la educación son los únicos escudos contra la vulnerabilidad.
Una política pública verdaderamente inclusiva no puede ignorar que, en la Argentina de 2025, la libertad sin protección es exclusión y que la tecnología sin equidad reproduce privilegios.
En un momento en que Argentina debate una reforma laboral, los hallazgos de estas investigaciones invitan a repensar no solo las reglas del mercado, sino cómo promover activamente la igualdad de género, la seguridad económica y la autonomía de las mujeres jóvenes.
La reforma laboral no puede ser “neutral en género”, debe reconocer que la igualdad no se logra con reglas iguales, sino con medidas compensatorias que corrijan desigualdades estructurales.
Diseñar una normativa que no tenga en cuenta estas realidades no solo perpetúa la desigualdad, sino que desperdicia el potencial de una generación que apuesta por la educación, la regulación inteligente y la protección colectiva como caminos de progreso.
La verdadera modernización del trabajo es garantizar que todos —especialmente quienes más barreras enfrentan— puedan transitar con dignidad y seguridad el mundo del trabajo que viene.
*socio / director de la consultora Reyes-Filadoro
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