tramo final de la campaña

A la caza del voto joven pero con dificultades para lograrlo

Shila Vilker divide en cuatro categorías a los jóvenes. Estrategias cuestionadas. Los menores de 30 representan el 30% del padrón.

Estrategia I. La Santileta y los videos del PRO por la red Tik-Tok. Foto: cedoc

Una de las principales aspiraciones de los políticos en el tramo final de la campaña parece estar apuntado a conseguir el voto de los jóvenes, que por la crisis en la que está envuelto el Gobierno parece haber perdido la preponderancia que tenía en ese segmento. Es un botín apetecible: los jóvenes entre 16 y 29 años representan el 30% del padrón, es decir, más de 10 millones de posibles votantes.

Por eso, en los últimos días se pudo ver a la candidata oficialista Victoria Tolosa Paz hablando del sexo en el peronismo ante entrevistados que tienen buena llegada a la militancia kirchnerista; a los opositores Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli montados en la “Santileta”; a Javier Milei tildando de “gusano arrastrado” al jefe de Gobierno porteño; al FIT filmando un spot como si fueran Los Simuladores convenciendo a jóvenes de no votar a Milei; y a casi todos hablando sobre la marihuana.

¿Están bien enfocadas las estrategias? Entre los encuestadores y analistas suelen detectar falencias en los comandos de campaña para saber cómo hablarles a los jóvenes. “No es un sector homogéneo, hay mucha diversidad en términos del voto”, sostiene Lucas Romero, de Synopsis. “Es una agenda muy compleja”, agrega.

"No es un sector homogéneo, hay mucha diversidad en el voto", dice Lucas Romero

Shila Vilker, de Trespuntozero, armó cuatro categorías para ubicar a los jóvenes, un segmento con el que viene trabajando tanto de manera cuantitativa como cualitativa. Los divide en “los antisistema”, “los progres”, “los ni-ni” y “los jóvenes viejos”. La dificultad para los armadores de las campañas, bajo esta lógica, es que terminan generando mensajes para una de estas categorías y se olvidan de las otras.

Los primeros, los “antisistema”, según Vilker están interesados en la política pero tienen un rechazo a la clase dirigencial en general. Encontraron respuestas en el liberalismo, pero desde un lugar pasional. Hoy son Milei o José Luis Espert los que mejor le hablan a ese público. Igual, Romero aclara: “El 50% de los votos de Espert son menores de 30, pero no es al que mejor le va en ese segmento etario”.

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Los “progres” son los que levantan banderas o causas progresistas, como el veganismo, el ambientalismo o el feminismo. Mantienen una pelea contra la desigualdad y las estructuras sociales que las producen. Vienen teniendo una mayor proximidad con el Frente de Todos, pero hoy ese vínculo está desgastado. La izquierda también tiene llegada.

Los “jóvenes viejos” mantienen las mismas coordenadas de sus padres y abuelos. Educación, trabajo, esfuerzo, son conceptos que tienen arraigados y buscan que la política aporte soluciones a esas demandas. Tienen un ADN peronista, pero no militante e incluso no temen reconocer que les gustan líderes de Juntos por el Cambio.

Los “ni-ni” son los que más alejados y desencantados se muestran de la política.