Elecciones 2025: el Gobierno se enfoca conquistar el tercio del Congreso para defender los vetos de Milei
A días de los comicios, el oficialismo admite una postura defensiva y le garantiza a los enviados de Estados Unidos que podrá bloquear a la oposición. La tensión con Mauricio Macri, el ascenso de Santiago Caputo y el plan para el Senado marcan la última semana de campaña.
El Gobierno quemará sus últimos cartuchos para las elecciones del domingo aferrado a una sola palabra: resistencia. Esa es la única garantía que, por estas horas, el entorno de Javier Milei le pudo transmitir al gobierno estadounidense, que a través de sus enviados se convirtió en el principal constructor del Gobierno libertario.
Para el Ejecutivo, el objetivo ya no es arrasar, sino bloquear a la oposición, que en los dos años restantes de mandato se mostrará aún más complicada. Lo blanqueó el propio Milei: "Un buen resultado es que podamos armar de manera sistemática el tercio para defender los vetos". Es una estrategia de supervivencia. Puertas adentro, manejan encuestas de una elección pareja ("podemos perder por 2 o ganar por 2"), aunque el dato que más celebran es otro: Milei dejó de caer.
Ese "tercio" es la única certeza electoral que se llevaron los estadounidenses. La cuenta oficialista suma 75 diputados propios, más 14 o 15 del PRO, lo que llegaría a unos 90 legisladores. Sin embargo, este último “poroto” depende 100% de Mauricio Macri, y el ex presidente no está dispuesto a repetir las mismas maniobras de los primeros dos años.
El clima con Macri sigue tenso, pese a los encuentros en Olivos. El líder del PRO no solo se negó a participar de la campaña, sino que el jueves le envió una advertencia pública al Gobierno reclamando "diálogo político serio", casi anticipando una derrota. La respuesta vino del confidente de Milei, Santiago Caputo, quien aclaró que cualquier diálogo será "bajo el liderazgo del presidente", por si alguien había olvidado quién gobierna.
La respuesta de Caputo no pasa desapercibida: su desembarco formal en el Gabinete es inminente, mientras el "karinismo" parece más corrido de escena. Mientras tanto, la capacidad ofensiva en el Congreso está descartada.
Las reformas laboral e impositiva quedarán lejos del quórum propio. En el Senado, el panorama es aún peor: ni la mejor elección les alcanza para tener agenda propia. Por eso, el oficialismo cambió el cierre de campaña: pasó de Córdoba a Rosario, buscando achicar la diferencia en Santa Fe. Las cábalas y el diseño de la boleta única son las últimas esperanzas.
El "rescate político" de EE.UU. y la polarización que busca el peronismo
El enviado de Donald Trump, Barry Bennett, operó con éxito en Buenos Aires. Logró bloquear la reforma de la ley de DNU y frenar el reparto del impuesto a los combustibles, advirtiendo que "no habría rescate" si esas leyes avanzaban. El asesor se reunió con los jefes de bloque "amigables": Cristian Ritondo (PRO), Rodrigo de Loredo (UCR) y Miguel Pichetto (HCF).
De hecho, Pichetto tuvo que salir a aclarar que solo fue "un café" y que no sabía quiénes más estarían. Ritondo le dijo a Bennett que era oficialista y De Loredo le recordó que está de salida.
El peronismo (Fuerza Patria) apuesta al tramo final de la campaña explotando la altísima imagen negativa del presidente estadounidense en Argentina, que según las encuestadoras ronda el 65%. A pesar de esta ofensiva, las diferencias internas del peronismo siguen intactas.
TC/MU
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