Hasta el 2 de diciembre se presenta en la Sede Palacio Noel del Museo Fernández Blanco la exposición Buenos Aires Memoria Antigua, que reúne una selección de fotografías históricas de la ciudad de Buenos Aires que abarcan el período comprendido entre los años 1850 y 1900.
La muestra, curada por Luis Priamo, se constituye en una pantallazo general sobre puntos emblemáticos de la ciudad y los cambios que la modernidad produjo sobre ellos en un período de tiempo relativamente corto.
A través de las fotografías puede hacerse un recorrido por los barrios de la ciudad en épocas en que aún algunos -como Flores o Belgrano- ni siquiera formaban parte de ella.
Así, imágenes de la Iglesia de la Inmaculada Concepción durante su construcción cuando la calle Vuelta de Obligado era apenas una huella de carretas sobre el barro, de la Iglesia San José de Flores frente a una inexistente avenida Rivadavia o del ya desparecido Palacio Miraflores que estaba en la esquina de las actuales avenidas Rivadavia y Boyacá dan cuenta de una Buenos Aires hoy desconocida.
La plaza de Miserere, antes llamada Plaza Once de Septiembre y conocida siempre como "la plaza Once" aparece en primer término como un paraje descampado en las afueras de la ciudad al que llegaban las carretas con mercaderías desde la provincia, y más tarde con el primer diseño paisajístico urbano del que fuera objeto, merced a una iniciativa llevada a cabo bajo la intendencia de Torcuato de Alvear.
A lo lejos, tras una primitiva recova, se recortan sobre el cielo largas chimeneas humeantes, que son junto a la cúpula de la parroquia las únicas figuras que asoman de una región en que apenas había construcciones y que hoy constituye el núcleo comercial del barrio de Balvanera.
El edificio original de la estación del entonces conocido como Ferrocarril del Oeste y que reemplazara a la cabecera que se ubicaba en el lugar donde hoy está el teatro Colón, aparece recién construido y se ve más pequeño que el actual, antes de que fuera unido al edificio de la Bolsa de Cereales que se encuentra en la esquina de las actuales Av. Pueyrredón y Tte. Gral Juan Domingo Perón.
El ferrocarril también es protagonista en las imágenes de la Estación del Parque, que fuera cabecera original del Ferrocarril del Oeste y de la Estación Central de Buenos Aires que se erigía junto a la actual Casa de Gobierno. Las vías que utilizaban los trenes que salían de esta estación corrían junto a las actuales avenidas Paseo Colón hacia el sur, y Leandro Alem hacia el Norte.
Al otro lado de las vías, en tanto, el barrio más nuevo de la ciudad no sólo no existía, sino que el terreno sobre el que se yergue estaba en aquel entonces bajo las aguas del río de la Plata. Dos largos muelles, uno de pasajeros y otro destinado a la actividad comercial, entraban en las aguas y constituían la única vía de ingreso a través del río antes de la construcción del Puerto Madero.
La enorme torre que ostentaba el Cabildo de la ciudad, mucho más alta que la actual, y sus cinco arcadas a cada lado, son parte de paisajes de los alrededores de la Plaza de Mayo. La misma plaza que fue decorada en el último año del siglo XIX con motivo de recibir la visita de autoridades brasileñas y que durante décadas estuvo dividida por una recova que la atravesaba y que fue fotografiada justo cuando comenzaban los trabajos de su remoción.
Las costumbres de los habitantes de la ciudad también forman parte de la muestra. El contraste entre la aristocracia y la pobreza de los barrios más humildes se trasluce a través de las imágenes tomadas por aquellos fotógrafos que intentaban documentar los estilos de vida de la población. Los conventillos de la Boca y sus habitantes o las viviendas precarias construidas con bidones junto a la quema eran también parte del paisaje urbano de fines de siglo XIX.
En tanto, otras zonas como Palermo o Mataderos muestran paisajes que tienen más de rural que de urbano, y las vistas desde el río hacen pensar en aquel poema de Borges donde juzga eterna a Buenos Aires y "se le hace cuento" que empezó alguna vez. Al mirar estas fotografías en las que no había nada donde hoy se yerguen los altos edificios que dibujan la skyline de la ciudad es difícil creer que haya sido eterna.
El material fotográfico de la muestra fue seleccionado del libro "Buenos Aires, memoria antigua. Fotografías 1850 - 1900" del que también toma el nombre. El libro fue editado por la Fundación CEPPA en 2015.
La muestra puede visitarse en la sede Palacio Noel del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, Suipacha 1422, de martes a viernes de 13.00 a 19.00 y sábados y domingos de 11.00 a 19.00. El valor de la entrada es de $30.- más un bono colaboración de $10.-, excepto los miércoles, que es libre y gratuita.
