Desde el 29 de junio el Museo Nacional de Bellas Artes presenta la exposición "Venecia en clave verde, Nicolás García Uriburu y la coloración del Gran Canal" en conmemoración del 50º aniversario de la intervención que hizo el artista sobre las aguas de la ciudad italiana.
La muestra está concebida en torno a la actividad de García Uriburu durante seis años, aunque con el foco en la acción llevada a cabo durante la inauguración de la Bienal de Venecia.
Cuando el artista decidió teñir el agua del Gran Canal tal vez no imaginó que en algún sentido estaba siendo pionero en el arte conceptual y performático, ya que en esta práctica que se torna un acto de provocación están presentes muchas de las cuestiones ligadas a los desafíos artísticos del momento: el cuestionamiento a la institución, sacar la obra afuera de la galería, trascender la práctica pictórica, el rol del público, el uso de nuevos materiales y desdibujar los límites del arte.
Por otra parte puso en discusión las reglas del arte como institución al negar las jerarquías y dar la espalda a los interlocutores reconocidos y de esta forma llevar adelante un acto sin permiso y por fuera de una competencia oficial cuando él, como artista, tenía algo para decir.
La acción
En mayo de 1968 los movimientos estudiantiles y obreros de Francia habían desafiado al sistema político y social de la época y la revuelta amenazaba con extenderse por toda Europa.
En este contexto político y con la Academia veneciana tomada por sus estudiantes, se organiza para el 19 de junio la inauguración de la XXXIV Bienal de Venecia.
El mismo día, en forma clandestina y a espaldas de la bienal a la que no estaba invitado, García Uriburu llevó a cabo su acción: tras haber investigado durante días el comportamiento de las aguas y las corrientes de los canales venecianos, se hizo llevar en una góndola por el Gran Canal y arrojó una sustancia inocua que tiñó las aguas de verde.
A los veinte minutos de haber iniciado su intervención, el artista fue detenido por los carabinieri y llevado a Milán, donde fue sometido a un interrogatorio. Los turistas que paseaban en las góndolas y los vaporettos fueron sorprendidos y nadie sabía lo que realmente estaba sucediendo.
Desde los medios de comunicación se llegó a decir que podría ser un atentado terrorista y se especulaba sobre si el producto era algún veneno que afectaría la fauna o una sustancia inflamable que luego haría arder Venecia.
Mientras tanto, un comité científico de Italia analizó la sustancia y concluyó que era inocua. Doce horas después de haber sido detenido, García Uriburu fue dejado en libertad pero al mismo tiempo se entendió la dimensión y el propósito de la acción que tuvo lugar en el Gran Canal, y se le dio el reconocimiento de obra de arte.
La muestra
Si bien existe una tendencia a separar las prácticas experimentales en el arte de aquellas consideradas tradicionales, lo habitual es que convivan. Más allá de generar este tipo de acciones de arte efímero y vanguardista, García Uriburu nunca dejó la pintura.
La muestra que se exhibe en el MNBA, curada por la directora artística del museo, Mariana Marchesi, incluye fotografías y un video restaurado de la intervención en Venecia, además de una serie de cuadros, manifiestos, fotografías de otras acciones similares a la de Venecia e instalaciones del artista hechos durante el período que va desde 1968 hasta 1974.
Una línea de tiempo ayuda a contextualizar las obras y entender el enfoque sobre América Latina, el territorio y la preocupación por la ecología y la preservación de las reservas naturales que se acentuó en la obra de García Uriburu a partir de los años 70.
La exposición "Venecia en clave verde, Nicolás García Uriburu y la coloración del Gran Canal" se puede visitar en las salas 39 y 40 del Museo Nacional de Bellas Artes hasta el 30 de septiembre, con entrada libre y gratuita.
