La propuesta para Alejo Moguillansky, de vasta trayectoria en el mundo del cine como director, montajista y guionista, fue hacer una serie de videoclips musicales, con artistas de vanguardia, para la plataforma de arte y cultura Kabinett. Con "El Pampero Cine", la productora que fundó hace doce años con Mariano Llinás, Laura Citarella y Agustín Mendilaharzu, le abrieron la puerta a un formato diferente, siempre con la idea de conservar, como el mismo dice, una idea de colaboración y de colectividad con quienes eligen trabajar. Recientemente Kabinett lanzó la galardonada y particular película de 14hs de esta misma productora « LA FLOR » dirigida por Mariano Llinás llegando a más de 300,000 personas de todo el mundo en 10 días.
"Siempre evitamos los canales oficiales o más convencionales. Hacemos películas, y ocasionalmente formatos como este. Quizás Kabinett sea un lugar para que eso suceda, tratar de generar movimiento evitando el lugar convencional", dice a PERFIL sobre las tres producciones audiovisuales que se publicarán, en los próximos meses y de forma exclusiva, en la la plataforma digital para obras arthouse, independientes y de culto fundada por Eduardo Costantini (h). Los films de pequeña duración de Moguillansky con Juana Molina, Les Chevaliers, Los Espíritus y Margarita Fernández se sumarán a la comunidad creativa de músicos, artistas visuales, bailarines, y cineastas independientes, donde ya publicaron sus obras Sean Lennon, Patti Smith, Mikhail Baryshnikov, Liliana Porter, Alberto Di Fabio y Sophie Auster, entre otros.
—Trabajaste en una serie de videos, y entre los artistas está Juana Molina. ¿Cómo surgió la propuesta para trabajar con ella para Kabinett?
—A El Pampero, nuestra casa productora, nos hicieron la propuesta de hacer retratos, de retratar a alguien a través de un trabajo en particular. Buscamos gente más bien amiga, que admiramos, siempre un poco trabajamos con amigos. Trabajamos con Juana Molina en el video de una canción, “Cara de espejo”, es una canción vieja de ella. Estaba la idea. No sé si viste alguna vez a Juana Molina en vivo, es explosivo lo que hacen, muy poderoso. La idea fue retratar lo que pasa en vivo en el escenario, donde se ve ese power trío completamente encendido, de verlos de infinitamente de cerca, en una sala de ensayo, en el living de Juana. La idea era de retratarlos casi como un pintor, como si Caravaggio retrata una escena de Jesús en su inmediatez, eso tratamos de hacer con Juana: retratar su aura.
—¿Y en el caso de 'Les Chevaliers'?
—Les Chevaliers es una banda que tiene una canción, esa es la gran gracia de esa banda. Pablo Dacal es un artista genial y tiene una carrera solista impresionante. Se juntó con quien le produjo su último disco: Fernando Tur, actor y miembro del Grupo Krapp, y tiene una banda que se llama Cóctel, que hace swing, y es muy linda. Entre ellos dos grabaron este tema, medio sin querer. Es un tema precioso, genial. Me dijeron si quería hacer el video, y unos quince días después apareció la propuesta de Kabinett que nos propusieron hacer esta serie de videos, he aquí uno de ellos. Ellos habían propuesto un video dentro de un baño, con una coreografía de cepillos de dientes, dentífricos y shampoo, y después eso se cambió y se adaptó a algo más pretencioso. Se agrandó y pasamos a un set de cincuenta, sesenta personas, que filmamos con un tratamiento más cinematográfico, con diálogos y sonido directo. Es un trayecto que filmamos en la ruta 12, saliendo de Chascomús.
—¿Y con Margarita Fernández, cómo fue ese proceso?
—Finalmente está Margarita Fernández, pianista argentina y fundadora de un grupo de música experimental. Con ella trabajamos en una película de 2017, La vendedora de fósforos. Ella actuó en esa película. Tiene una serie de conciertos escénicos, vi uno en Fundación Proa, donde hace una especie de análisis hermoso y muy sensible, y con una inteligencia difícil de encontrar, sobre la película "Al azar de Baltasar" de Robert Bresson. Ahí en la que se utiliza una sonata de Schubert, la sonata en La mayor. Dentro de esa sonata el segundo movimiento concretamente, que es la que se usa en esa película Al azar de Baltasar y también usamos en La vendedora de Fósforos. Ella desglosa cada aparición del fragmento del andantino de esa sonata en la película, y hace una especie de enorme relato en torno a la musicalidad que es deslumbrante. Nos pareció que era una buena idea usar ese material y re-trabajarlo para esta propuesta de Kabinett.
"Kabinett es un canal de exhibición para films de pequeña duración, como los lado B. Es lindo verlo así"
—¿Cuándo se publican?
El de Margarita Fernández, que es el más largo, y se va a llamar 'Un andantino' o 'Había una vez un andantino', va a durar creo que 25 minutos. Se está terminando de montar. Los demás están entre los 3 y 5 minutos Estos videos van a ir de forma exclusiva a Kabinett.
—¿Cómo esperan que lo reciba ese público al que van a llegar en Kabinett?
—Espero que les guste, que les parezca interesante. En cada nuevo canal de exhibición uno busca que tenga cierta audacia, al menos siempre intentamos buscar eso. Siempre evitamos los canales oficiales o más convencionales. Hacemos películas y ocasionalmente formatos como este. Quizás Kabinett sea un lugar para que eso suceda y esperamos que así sea, tratar de generar movimiento evitando el lugar convencional.
—Mencionaste que trabajan con gente conocida, con amigos. ¿Cómo se organiza ese ámbito de trabajo?
—Con cada artista hay un diálogo, un encuentro, y si yo te propongo trabajar se va a hablar hasta que los dos lleguemos a un acuerdo. Se trata de colaboraciones, porque si no está esa idea de "autor" para pasear así por las pasarelas, vender y mostrarlo. Lo entiendo, pero eso la verdad que no me gusta, es lo que no me gusta de los festivales de cine. Esto trata de conservar esa idea de colaboración y de colectividad cuando uno produce.
—A la hora de dirigir, ¿en qué formato te sentís más cómodo, un cortometraje o un largometraje?
—A mi me gusta mucho filmar todo el tiempo y de hecho casi que es un problema por momentos. De repente hay que parar un poco y pensar un poco más. Las películas que yo dirigí son producto de esa especie de hipertrofia de estar todo el tiempo filmando, y después buscar con el montaje encauzar y aglutinar. Para eso los trabajos con Kabinett son ideales, son un canal de exhibición para films de pequeña duración como puede ser este. Como los lado B. Es lindo verlo así.
"La verdad es que uno hace películas de manera casera, sin presupuesto y sin fines especulativos"
—Con El Pampero estuvieron en el Festival de Cannes en mayo (2019) con su película “Por el dinero”. ¿Cómo vivieron esa experiencia, siendo que desde la productora suelen eludir un poco los formatos convencionales?
—Si, es la primera vez que fuimos con El Pampero a Cannes. Es raro. Es raro estrenar fuera de tu país. Uno estrena acá y esa misma noche estás con infinidad de personas que valoras y te devuelven algo, en cambio al estrenar afuera no pasa eso: es una sala de mil personas donde solo conoces a quince. Más allá de eso, yo diría que fue bien, pero uno se queda medio perplejo cuando estrena afuera. Es como un estreno más político. Es extraño.
—¿Extraño por la masividad, por la recepción?
—Y, las películas como las nuestras de El Pampero son hechas de manera artesanal, al borde de lo familiar. Por el dinero es filmada por amigos, con amigos, al borde del punk rock, un disparate. Es muy anómalo, nació como una especie de encargo de un documental para la televisión durante una gira de una obra de teatro nuestra, Por el dinero, que dirigimos con Luciana Acuña. Yo contrapuse la idea de filmar una ficción durante esa misma gira en vez de un documental. Mezclamos la vida y el cine, que ya lo tenemos como embarrado en nuestro caso. Se nos ocurrió, como había un poquito más de presupuesto, ir a filmar a Palomino, en el caribe colombiano, cerca de Venezuela. Filmamos lo que nos daba la gana. Cada mañana los cuatro que protagonizamos la obra de teatro, más las dos personas que hacían sonido y fotografía, charlábamos y lo que se nos ocurría, lo hacíamos. Obviamente quedaron lagunas narrativas y eso yo fui filmando tratando de unirlo. Entre eso y una sala de mil personas en Cannes hay un abismo. La verdad es que uno hace películas de manera casera, sin presupuesto y sin fines especulativos, y no necesariamente un festival así tiene esas reglas. Me parece que ir con una película anárquica es la mejor manera de ir a un festival como Cannes, no ir tan vestido de autor.
Producción multimedia: Silvina Palumbo y César Calvo.
A.G.