El Museo de Arte Latinoamericano (Malba) presenta Liminal, una exposición antológica de Leandro Erlich que reúne una selección de instalaciones del artista con la curaduría de Dan Cameron.
Se trata de una selección de 21 instalaciones que fueron realizadas entre 1996 y la actualidad y que incluye algunas que no fueron mostradas en Buenos Aires con anterioridad.
Tal es el caso de "La pileta", una obra que ya tiene 20 años y que fuera creada en el marco de una beca que el artista obtuvo en Houston. Más tarde representó a la Argentina en la Bienal de Venecia en 2001, se presentó en el PS1 del MoMa de Nueva York y posteriormente fue instalada de manera permanente, en dos versiones distintas, en museos del Japón y los Países Bajos.
La exposición antológica, en la que según Eduardo Costantini, fundador del Malba, trabajaron aproximadamente 150 personas entre los equipos de producción del artista, del museo y de terceros, es la primera que se realiza sobre Erlich en América Latina y se puede recorrer aún desde antes de ingresar al museo.
"No solamente se puede pagar con dinero sino también puede ser con especies" bromeó Costantini durante la presentación de la muestra, en referencia a un cartel de venta que apareció sobre la fachada del museo perteneciente a "Erlich Inmobiliaria".
"Pueden ser obras, o aquellos que saben historia del arte podrían ser profesores del Malba. Bueno, todas esas propuestas pueden ser dirigidas a la inmobiliaria".
El cartel no es lo único que llama la atención del visitante en el espacio exterior, y este tipo de propuesta no es algo novedoso para Erlich.
En 2015 había realizado una intervención en el obelisco porteño al que le "cortó la punta" para trasladarla a la explanada del Malba.
En la muestra actual, también sobre la explanada, se expone "Billboard Invisible", un site specific realizado en una coproducción del museo con el Estudio Erlich.
Se trata de una reconceptualización de una obra que el artista hizo en Nueva Orleans poco después del paso del huracán Kathrina y que funcionó como un símbolo de la tragedia.
En la actualidad, aquella obra se convirtió en monumento permanente de la ciudad, ya que forma parte de su patrimonio tras haber sido adquirida por sus habitantes.
Erlich realiza en cada instalación una imitación verosímil de espacios y objetos de la vida cotidiana con un detalle tan extraordinario que lleva al visitante a sentir la familiaridad con el entorno.
Sin embargo, se advierte al cabo de unos instantes la existencia de algún detalle que trastoca la realidad y desafía las reglas de lo perceptible.
El espectador desprevenido se enfrenta a paradojas visuales que lo hacen pasar de la perplejidad inicial a la participación cómplice de un universo irreal.
"Hay algo que tiene que ver con ir descubriendo, ir encontrando las cosas que se instalaron en la sala y creo que vale la pena ese encuentro sin demasiada dirección", señaló Erlich durante la presentación de la muestra en la que estuvo presente PERFIL.COM.
Todo lo que se encuentra en las salas son elementos típicos de la vida cotidiana, como ascensores, ventanales que dan a un jardín, cámaras de vigilancia, puertas de un departamento, un salón de belleza o una vereda, por citar algunos ejemplos.
Espejos que no devuelven la imagen, palieres de edificios vistos a través de las mirillas de las puertas, botes que flotan y se reflejan en un lago sin agua, o el visitante que se ve a sí mismo ocupando un pupitre de un aula o en el fondo de una piscina convierten la visita en una experiencia lúdica.
"A veces las descripciones no dicen nada. Está bien que sea así porque siento que aquello que la obra dice le corresponde a ella misma transmitirlo" expresó Erlich con la idea de incentivar al público a recorrer y participar en la muestra.
"Me parece que las interpretaciones y las lecturas son la mitad de la obra, hay una acción creativa no sólo por parte del artista cuando hace una obra sino que hay una acción creativa en el que la interpreta".
La obra de Erlich tiene muchas aristas aunque puede ser definida con una sola palabra: ilusión. Y para ello se vale de todos los recursos posibles con increíble meticulosidad en la realización.
"El impacto de experimentar varias obras de Erlich en una sola exposición intensifica nuestra conciencia de una dualidad inherente a lo real, y hace que nos preguntemos en qué circunstancias podríamos afirmar con seguridad que estamos efectivamente aquí o allá", escribió Dan Cameron.
Así, nos encontramos con un mundo en que los espejos no reflejan y en que los reflejos no tienen origen, tal como sucede con la ciudad que solamente puede ser vista a través de la imagen que devuelve el agua del charco al borde de una vereda.
La arquitectura y el diseño de la vida cotidiana es tema recurrente en su obra y lo utiliza como lenguaje para alterar las bases perceptivas de la realidad.
La exposición "Leandro Erlich - Liminal" se puede visitar hasta el 27 de octubre en el Malba, Av. Presidente Figueroa Alcorta 3415, de jueves a alunes de 12.00 a 20.00 y miércoles de 12.00 a 21.00.