La galería Herlitzka + Faria inauguró la muestra "Margarita Paksa: Un mundo revuelto", que reúne obras de diferentes períodos de quien fuera una vanguardista en el arte conceptual en nuestro país.
La obra de Paksa está atravesada por una profunda mirada hacia los conflictos internos del hombre y sus deseos reprimidos, a la vez que expone con gran sensibilidad la conmoción producida por violencias de distinto tipo.
La muestra que inaugura esta semana se despega de las obras de los años en que trabajó en barrios de emergencia y llevaba adelante actividades políticas, aunque se mantiene un hilo conductor y una coherencia temática.
Así, en la serie Escrituras secretas, de 1976, los textos Basta o Es tarde que la vista del espectador reconstruye sobre la grilla de una retícula formalista parecen desnudar un estado de crisis de la artista.
Pero en una segunda lectura, al poner la obra en el contexto de una época, las palabras se resignifican y adquieren la fuerza de un grito desesperado.
Debe tenerse en cuenta que durante las décadas de 1960 y 1970 Paksa trató a los escritores Paco Urondo y Rodolfo Walsh, entre otras personalidades destacadas de la cultura nacional, y realizó proyectos con una fuerte impronta política y social como "Tucumán arde", "Uruguay fuera de foco" o "La comida".
En ese contexto, en 1977 la artista crea la serie "Ojos ciegos" a partir de una cuadrícula constructivista en la que organiza un vocabulario inspirado en el alfabeto simbólico de Joaquín Torres García.
En las obras que integran esta serie la artista plantea la situación de cerrar los ojos a todos los estímulos externos que puedan distraer, para liberar la conciencia y eliminar los prejuicios.
De este modo asoman impresiones relacionadas con la sexualidad, las ambiciones, la cotidianeidad, el dinero o la política, que pierden el velo, se vuelven explícitas con un orden caótico y fragmentado y adquieren nuevos significados al interactuar entre sí.
Por otra parte, la serie de Dibujos Rorschach, de 1983, toma elementos de la cartografía de las islas Malvinas y mediante repeticiones, superposiciones, giros o reflejos genera nuevas geografías imaginarias a las que superpone dibujos, trazos, manchas y textos.
La idea de una explosión terrible asociada a una salida del sol -un final y un inicio- que Paksa hace explícita desde textos que añade a los cuadros, así como extractos de escritos de Franz Kafka junto a un avión de guerra, formas labiales o una mariposa, conforman un conjunto que desarticula las defensas del subconsciente.
A partir de allí la mirada del espectador, como un paciente que responde al test de Rorschach, da un cierre personal a la imagen con una interpretación subjetiva.
En 2006 Paksa volvió a abordar el tema de la guerra, esta vez a partir del conflicto bélico en Irak.
Para ello realizó una serie de collages de textos en los que utiliza los alfabetos hebreo, árabe y latino con títulos que se superponen entre sí.
A través del encuentro de enunciados y la apropiación del lenguaje periodístico, Paksa investiga la confrontación entre culturas desde miradas antagónicas.
Asimismo reflexiona sobre la violencia que se lleva a cabo desde los poderes fácticos y la forma en que el odio se infiltra en el inconsciente colectivo ante la necesidad de un enemigo común.
La artista, que fuera protagonista del grupo de artistas que pasó por el Instituo Di Tella, fue una de las primeras en investigar la relación entre arte y tecnología desde lenguajes innovadores.
Junto con el texto, que en su trabajo se convierte en elemento pictórico y semántico a la vez, da forma a la obra realizada con neón "El arte ha muerto, viva el arte", una expresión que permite varias lecturas al estar vinculado a una época en que el sentido del arte era tema de discusión constante.
La muestra incluye además la obra "Pisa Fibonacci II", un mural de tubos fluorescentes que representa la secuencia de Fibonacci, un lenguaje en el que cada número es el resultado de la suma de los dos anteriores.
Si se quiere, una forma minimalista de expresar que cuando se suman dos ideas, el resultado es más brillante que la unión de sus partes.
Margarita Paksa
Nació en Buenos Aires en 1932. Son numerosas sus muestras individuales y colectivas en Argentina, Brasil, Paraguay, Canadá, Inglaterra, Francia y Egipto.
Entre ellas destacan: La Memoria. Escalas y Variaciones, Centro Cultural San Martín, Buenos Aires, 1986; Margarita Paksa. Drawings-dessins, National Library of Canada (Ottawa, 1986); Margarita Paksa. Instalaciones, Museo Municipal de Bellas Artes de General Roca (Río Negro, 1989) Paksa 1963-1989, Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Buenos Aires (1990), Las flores de mi país, mural cerámico emplazado en la Estación Ángel Gallardo de la línea B de Subterráneos de Buenos Aires (1992), instalaciones Multimedia, Centro de Artes Visuales, Museo del Barro, Asunción (1994), Paksa. El partido de tenis y otros proyectos, Museo de Arte Moderno, Buenos Aires (1997).
En 2012 el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires realizó una gran muestra retrospectiva que abarcó obras desde los años 50 hasta los 2000. Sus obras forman parte de importantes colecciones de la Argentina y el exterior.
La muestra "Margarita Paksa: Un mundo revuelto" se exhibe en la galería Herlitzka + Faria, Libertad 1630 (ciudad de Buenos Aires) y se puede visitar de lunes a viernes de 11.30 a 19.00.
