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Pandemia de Coronavirus

Argentina enfrenta el noveno default luego de extender las negociaciones

Alberto Fernández ante un momento decisivo. Si las conversaciones se prolongan o colapsan al incumplir la fecha límite del viernes en el pago de US$500 millones, el caos resultante podría comenzar a debilitarlo y fragmentar su coalición gobernante.

Martín Guzmán y Alberto Fernández
Martín Guzmán y Alberto Fernández | CEDOC

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, enfrenta un momento decisivo en su presidencia este viernes en la medida que la nación se prepara para su noveno default de deuda soberana.

Tras cinco meses en el cargo abordando la recesión, una inflación de 50% y un colapso en la tasa no oficial del peso, Fernández está tratando de llegar a un acuerdo con los bonistas en las próximas semanas para evitar un caos aún peor.

Si tiene éxito, podría haber una luz al final del túnel para una economía que estaba en serios problemas incluso antes de la pandemia de coronavirus, y una mayor probabilidad de que Fernández solidifique su poder dentro de la coalición gubernamental.

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Si falla, y se cae en un default desordenado de US$65.000 millones de deuda en el extranjero, será otro golpe importante para la economía en rápida contracción.

 

“Un default duro significaría que Argentina pierde su oportunidad de una recuperación económica ordenada”, dijo Alejandro Catterberg, director de la consultora argentina Poliarquía.

 

Es territorio conocido para un país que ha pasado una tercera parte de su historia moderna en recesión, atrapado en medio de ciclos de auge y caída. Además, para Fernández, político veterano que llegó al poder a fines del año pasado, las perspectivas son peligrosas si las conversaciones se desmoronan.

Es improbable que un default el viernes implique sangre en las calles, como sucedió en 2001 cuando murieron 39 personas en los disturbios de la Capital Federal. Tampoco va a minar inmediatamente la popularidad de Fernández: tiene el apoyo en gran medida por su rápida respuesta a la pandemia de covid-19.

Sin embargo, si las conversaciones se prolongan o colapsan al incumplir la fecha límite del viernes en el pago de US$500 millones, el caos resultante podría comenzar a debilitarlo y fragmentar su coalición gobernante.

El Gobierno tiene la intención de extender su plazo autoimpuesto para las negociaciones, que expiran el viernes, hasta el 2 de junio. El ministro de Economía, Martín Guzmán, planea revisar su oferta a los acreedores, según una entrevista con Reuters publicada el viernes.

“Es una fecha límite muy importante, sin duda, y hay un riesgo que va más allá de eso”, dijo Héctor Torres, antiguo miembro de la junta ejecutiva del FMI que representó a Argentina y otras naciones.

Al borde del default, Martín Guzmán promete una nueva oferta a los bonistas "en los próximos días"

El bono del país que vence en 2028 tuvo pocos cambios el viernes en la mañana, cotizando a 32,91 centavos por dólar. En la práctica, es poco probable que los acreedores busquen de inmediato el reembolso de todos sus bonos, un proceso comúnmente conocido como aceleración, dijo el jueves Mark Walker, experto en reestructuración de deuda de Guggenheim Securities, en un webcast de Wilson Center. Los acreedores han indicado que no tienen la intención de litigar justo después de un default el viernes.

El Gobierno considera que, incluso en medio de la crisis del coronavirus, un default duro igual generaría altos costos económicos y políticos, y está dispuesto a llegar a un acuerdo, según un funcionario que pidió no ser identificado porque no está autorizado para hablar en público sobre las negociaciones. Fernández dijo el jueves que quiere llegar a un acuerdo “honorable”, que no deje al país cargado de deudas impagables.

“No vamos a someter a la Argentina a nuevos compromisos que no podamos cumplir”, dijo. Argentina está negociando bonos emitidos desde 2005 en adelante, incluidos algunos que ya han sido reestructurados una vez, lo que demuestra la complejidad de las negociaciones. Los inversores rechazaron abrumadoramente la primera oferta del Gobierno, y ahora esperan una segunda propuesta después de una serie de contraofertas de los acreedores.

Respecto de los depósitos en dólares, aunque no hay pánico al estilo de 2001, los argentinos se han estado preparando silenciosamente para lo peor. Los ahorristas han retirado US$1.200 millones en depósitos en dólares en los últimos 20 días hábiles. La demanda de dólares es tan alta que el tipo de cambio ilegal se ha ampliado a casi el doble del tipo oficial, que está anclado por los controles de divisas.

El Banco Central de Argentina ha enviado al Tesoro 730.00 millones de pesos (US$11.000 millones a la tasa oficial) desde que se anunció la cuarentena el 19 de marzo, para financiar el gasto mientras el Gobierno sigue sin acceso a los mercados de crédito.

La actividad económica en Argentina bajó 9,8% en marzo desde febrero, la mayor caída registrada, según datos que se remontan a 2000.