La policía chilena se pregunta quién envió dos sofisticados paquetes bomba el jueves sin asumir ninguna responsabilidad ni exigir nada. La primera bomba explotó en una estación de policía en el norte de Santiago y dejó a cinco policías en el hospital. La segunda fue interceptada en la sede de Quinenco SA, una de las compañías holding a través de las cuales la familia más rica del país controla Banco de Chile.
Una posibilidad es que las bombas sean obra de un grupo en la sombra que se hace conocer como Individualistas Tendiendo a lo Salvaje (ITS), que ha reivindicado bombas anteriores en Chile, así como ataques en México y Brasil. Se llaman a sí mismos ecoextremistas, pero no está claro qué es exactamente lo que quieren.
"Estamos frente a un enemigo cruel, implacable y poderoso", dijo el presidente Sebastián Piñera el viernes mientras visitaba la estación de policía bombardeada. "Las investigaciones toman tiempo, pero tendremos éxito en arrestar, juzgar y condenar" a los responsables.
La bomba de ayer en la estación de policía contenía "polvo industrial", mientras que la que se envió a Quinenco tenía dinamita, la cual no se ha usado en ataques anteriores en Chile, según la prensa local.
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En 2017, una bomba explotó en la casa de Óscar Landerretche, entonces presidente de la minera estatal de cobre, Codelco, y le causó lesiones a él y a otras dos personas. Si bien ITS se atribuyó la responsabilidad del ataque, Landerretche dijo que dudaba de su participación.
Sin embargo, en enero, otro artefacto explotó en una estación de autobuses en el centro de Santiago, dejando cinco heridos, y en mayo una bomba que no explotó fue entregada en la casa del presidente de Metro, Louis de Grange. En ambos casos, ITS se atribuyó la responsabilidad.
Los ataques han elevado la tensión en Santiago, una de las ciudades más seguras de América Latina. El viernes, el jefe de recursos humanos de la mina Gabriela Mistral de Codelco, Francisco Marín, fue arrestado en el aeropuerto de la ciudad de Calama después de gritar "bomba". Fue despedido de inmediato, según una declaración de la empresa.
Una estación de metro también fue cerrada el jueves mientras la policía investigaba una maleta abandonada. No se encontró ningún explosivo.