Los titanes europeos de los automóviles de lujo son los más afectados por una caída de la demanda en China y los inversionistas en India están pagando el precio.
El anuncio de Jaguar Land Rover el lunes por la noche sobre el cierre de la producción durante dos semanas en octubre en su planta de Solihull en el Reino Unido -debido a la caída de la demanda en China- causó un desplome del 13 por ciento en las acciones de su propietario Tata Motors Ltd. en Bombay que eliminó US$1.200 millones de capitalización de mercado, o el suficiente dinero para comprar unos 25.000 Jaguar F-Pace, cada uno a un precio de alrededor de US$47.000.
La marca británica, que aparece en varias películas de James Bond, informó que las ventas en China disminuyeron un 46 por ciento el mes pasado producto de la incertidumbre por los cambios en los aranceles de importación y las continuas tensiones comerciales. Los fabricantes de automóviles de lujo más grandes del mundo BMW AG y Daimler AG han mencionado previamente la guerra comercial entre Estados Unidos y China entre las razones para emitir advertencias de ganancias al tiempo que los consumidores chinos se mantienen alejados de las salas de ventas.
El desempeño de las marcas de lujo en China es crítico para Tata, que obtiene más de tres cuartas partes de sus ingresos de las filiales británicas que compró de Ford Motor Co. hace una década.
“JLR es la verdadera columna vertebral de Tata Motors en términos de rentabilidad", dijo Deepesh Rathore, director con sede en Londres de Emerging Markets Automotive Advisors. "Cualquier caída de la fortuna de JLR tendrá un impacto negativo en Tata Motors".
Tata Motors perdió un 13 por ciento a 184,35 rupias, el mayor retroceso en nueve años. La acción registró la mayor variación en el índice de referencia Sensex, que cayó un 0,5 por ciento. El fabricante de automóviles de Bombay se negocia en su nivel más bajo desde enero de 2012.
Las ventas de vehículos en China han disminuido para fabricantes de automóviles como General Motors Co., ya que la desaceleración del crecimiento económico, el debilitamiento de la moneda y las pérdidas en el mercado de valores se suman a los problemas de la guerra comercial. El conflicto aumenta las presiones sin precedentes en una industria que lucha con la transición hacia los vehículos eléctricos.
BMW se encuentra entre los más afectados por los mayores aranceles, ya que envía a China los populares modelos de vehículos utilitarios deportivos como el X5 desde su planta estadounidense en Spartanburg.
El débil desempeño de Jaguar Land Rover en China se produce en momentos en que la empresa se prepara para la posibilidad de un brexit dificultoso. El mes pasado, el máximo ejecutivo, Ralf Speth, advirtió a la primera ministra Theresa May de que un mal acuerdo sobre el brexit podría poner en riesgo decenas de miles de empleos y costarle a la compañía más de 1.200 millones de libras al año (US$1.600 millones).