El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, presentó un plan de reducción de gastos que incluye US$1.300 millones en recortes al presupuesto anual y el fin de algunos subsidios políticamente delicados al combustible, en tanto el Gobierno busca contener el gasto y la deuda pública.
Moreno subirá el precio de la gasolina premium a cerca de US$0,79 por litro y cobrará más por el diésel industrial, gran parte del cual se quema en centrales termoeléctricas estatales. Se negociarán más recortes a los subsidios del combustible con grupos de intereses privados, dijo el miércoles el jefe de Gabinete, Eduardo Jurado. La suba del precio del combustible en este país miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo chocará contra la idea arraigada hace tiempo en los ecuatorianos de que la gasolina y el diésel baratos son un derecho.
“Encontramos un país en bancarrota, un Estado obeso administrado por la corrupción”, dijo Jurado en una conferencia de prensa en Quito. El número de ministerios caerá de 35 a 20. El Gobierno cerrará numerosas entidades estatales y abrirá a los inversores varias empresas del Estado, desde la diminuta red ferroviaria hasta toda la industria eléctrica.
Para convencer a los ecuatorianos de que el Gobierno no solo está ajustándose el cinturón, sino también combatiendo la corrupción, Jurado dijo que ofrecerá reducciones de penas a los delatores y 20 por ciento de los fondos recuperados se destinarán a una campaña para combatir los sobornos.