El Gobierno del presidente Joe Biden reducirá a la mitad su compromiso de US$4.000 millones con el consorcio internacional de vacunas para pagar 500 millones de vacunas contra el coronavirus que destinará a países de bajos ingresos. El dinero prometido anteriormente al mecanismo global Covax (Centro de Acceso Global a Vacunas Covid-19), un grupo respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo objetivo es distribuir vacunas de manera equitativa en todo el mundo, se destinará en cambio a unos US$3.500 millones que Estados Unidos pagará por las dosis de la vacuna de Pfizer Inc., dijeron funcionarios estadounidenses el jueves.
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Esas vacunas se están comprando al costo y se espera que comiencen a enviarse a los países que las necesitan en agosto, según los funcionarios, que hablaron con la prensa bajo condición de anonimato. Biden anunció el jueves, antes de una cumbre del Grupo de los Siete, que compraría 500 millones de dosis de Pfizer para donar a 92 países de bajos ingresos seleccionados por el mecanismo Covax. Alrededor de 200 millones de las dosis fabricadas en EE.UU. se enviarán a fin de año, y el resto en 2022, dijo la Casa Blanca.
EE.UU. dijo que consultará a científicos para enfocar la distribución de las vacunas en los países de bajos ingresos donde las vacunas podrían tener el mayor impacto para frenar la pandemia, y que no pondrá ninguna condición a las donaciones, según un alto funcionario estadounidense.
La medida puede ser un revés para el mecanismo Covax, ya que los US$2.000 millones que EE.UU. piensa utilizar ahora para comprar directamente las vacunas estaban destinados a estimular a otros países para que se comprometieran, o aumentaran sus propios compromisos, con el consorcio. Covax ha tenido problemas para obtener suficientes vacunas para cumplir su objetivo de suministrar 1.800 millones de dosis a países de bajos ingresos para principios de 2022.
Una de las organizaciones asociadas a Covax, el grupo internacional de vacunación pediátrica Gavi, dijo en un comunicado el miércoles que acogía con satisfacción el plan de EE.UU. de comprar las vacunas de Pfizer que serían “entregadas a través de Covax”. Una declaración de la Casa Blanca señaló el jueves que la Administración “trabajará a través de Covax” para distribuir las vacunas. La distinción no estuvo clara inmediatamente.
Gavi no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios sobre el plan de EE.UU. de comprar las vacunas de Pfizer con dinero previamente comprometido al mecanismo Covax.
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Biden se está orientando hacia una estrategia de vacunación mundial a medida que la demanda nacional de vacunas disminuye. El ritmo de vacunación en EE.UU. ha disminuido en más de dos tercios desde abril, dejando a la Administración un exceso de dosis, algunas de las cuales corren el riesgo de expirar.
Biden enfrentó críticas internacionales por acaparar los primeros flujos de vacunas, lo que permitió a su país adelantarse rápidamente a otros en el ritmo de vacunación. La disparidad será evidente incluso en la la mesa del G7 cuando se inaugure la cumbre el viernes. EE.UU. y el Reino Unido han vacunado completamente a más del 40% de su población; Alemania, Italia y Francia están en torno al 25%; Canadá y Japón están muy por debajo del 10%.
El compromiso inicial de Biden con Covax fue de US$2.000 millones, el mayor monto que haya ofrecido un país. Prometió otros US$2.000 millones para igualar las donaciones de otros países. Pero ese dinero nunca se asignó a la organización, y el plan descrito por los funcionarios el jueves redirigiría los fondos para comprar las vacunas de Pfizer.
Las vacunas de Pfizer para donaciones estadounidenses se producirán en la planta de la empresa en Michigan. El costo estimado, de alrededor de US$7 por dosis, es poco más de un tercio de los US$19,50 que pagó EE.UU. en su contrato inicial con Pfizer.