Los alcistas del euro tendrán que confiar en el respaldo de los responsables políticos del Banco Central Europeo si la moneda quiere volver a probar los máximos alcanzados en julio.
La moneda común enfrenta varios inconvenientes que pueden evitar que venza la resistencia en torno a US$1,1750. El panorama técnico a mediano plazo sigue siendo bajista, los operadores de opciones están lejos de estar convencidos de que se pueda sostener una nueva alza, mientras que la Reserva Federal se mantiene firme en su postura restrictiva.
Puede depender de las cavilaciones de los funcionarios del BCE ayudar a mantener las posiciones a largo en juego. Las presentaciones que harán la semana próxima el vicepresidente Luis de Guindos y el economista jefe Peter Praet podrían dar luces sobre la postura que adoptará el presidente Mario Draghi en la próxima reunión de política del banco central, que se llevará a cabo en menos de tres semanas.
El miembro del Consejo de Gobierno Jens Weidmann dijo el jueves que es "hora de comenzar a salir de la política monetaria muy expansiva y las medidas no convencionales, especialmente teniendo en cuenta sus posibles efectos secundarios". El euro restó importancia a sus comentarios ya que es un conocido por favorecer las tasas de interés altas, mientras que se sabe que el miembro del CG Praet generalmente adopta una inclinación más expansiva”.
El Banco Central Europeo pondría freno a su política expansiva
La reticencia que ha tenido el BCE hasta el momento a aceptar un camino de ajuste rápido el próximo año, mantiene la divergencia de la política monetaria intacta. Aunque los diferenciales de tasas entre la zona del euro y EE.UU. se han reducido recientemente, la moneda común podría experimentar una caída considerable antes de moverse en línea con los fundamentos a largo plazo.
Técnicamente, el euro sigue siendo una moneda que se vende en las alzas siempre que se mantenga por debajo de la resistencia en el promedio móvil de 55 días, actualmente en US$1,1622, pero es aún más importante que se mantenga por debajo de los máximos observados en julio y agosto, dentro del rango US$1,1740-US$1,1750. Estos niveles se mantendrán si el precio objetivo teórico de un patrón formado por un proceso de reversión de la tendencia del mercado permanece por debajo de US$1,10. De lo contrario, no se puede descartar una prueba de la resistencia psicológica en US$1,20.
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Los factores desfavorables existentes y los potenciales, como el riesgo político renovado (el presupuesto italiano se presentará a fines de septiembre), mantienen a los operadores en alerta. La demanda por euros a la baja a través de opciones de todos los plazos, así como las ofertas que se extienden a US$1,1750, muestran que la moneda común tiene un difícil trabajo por delante. La oferta en el mercado spot representa nuevas posiciones, según dos operadores en Europa y Londres, que pidieron no ser identificados porque no están autorizados a hablar públicamente.
Los alcistas del euro se pueden encontrar algo de consuelo en los sólidos datos. La economía de la zona del euro mostró que aún es robusta luego que el índice compuesto de manufactura y servicios de IHS Markit subió a 54,4 este mes desde 54,3 en julio. La próxima semana se publicarán los datos de inflación anticipada para agosto y la lectura final de la confianza del consumidor.
Además, la moneda común puede encontrar apoyo desde fuera de la región. El drama en curso en Washington o una reducción de las tensiones comerciales podrían presionar al dólar. Sin embargo, los alcistas necesitarán ayuda de los responsables políticos para que haya un alza sostenible que convenza a las cuentas con una exposición a corto a mediano plazo, para que compren y cambien la suerte del euro a fin de año.