Este lunes, los inversionistas tuvieron una prueba de lo que vendrá luego que el ministro de Hacienda entrante de Colombia, Alberto Carrasquilla, salió de una reunión en el ministerio por una puerta trasera en lugar de hablar con los periodistas que lo esperaban al frente.
Su enfoque representa un fuerte contraste con el actual ministro Mauricio Cárdenas, que solía hablar en público varias veces a la semana sobre temas que van desde la política monetaria hasta la necesidad de reducir el consumo de azúcar y bolsas de plástico.
"Ambos extremos son riesgosos", dijo Camilo Pérez, economista jefe de Banco de Bogotá. Un ministro que habla demasiado puede confundir al mercado con demasiadas señales, mientras que uno que habla muy poco puede dejar al mercado parcialmente ciego, dijo.
Carrasquilla deberá persuadir a los inversionistas y a las agencias calificadoras de que hará lo necesario para evitar que aumente el déficit fiscal, luego que S&P Global Ratings otorgara a Colombia su primera rebaja de calificación en 15 años.
El presidente electo, Iván Duque, se comprometió a reducir los impuestos a las empresas y suspender el impuesto al valor agregado durante seis días al año, lo que podría agravar el déficit en las finanzas del país. El nuevo gobierno asume el 7 de agosto.
La primera vez que Carrasquilla se desempeñó como ministro de Hacienda, de 2003 a 2007, "no era de los que hablaban mucho con los medios", dijo Munir Jalil, economista jefe de Citibank para la región andina. "La verdad es que nunca le ha gustado".