Cuando la economía en Argentina va por mal camino, la gente sabe exactamente qué hacer: comprar dólares.
Argentina depende tanto de los dólares estadounidenses que la Reserva Federal clasifica al país como uno de los dos principales destinos, junto con Rusia, para el envío de billetes de dólares. De hecho, los argentinos suelen ahorrar en moneda extranjera, guardando el efectivo en cuentas bancarias y cajas fuertes. Cuando ponen sus casas a la venta, el precio está en dólares, no en pesos.
Sin embargo, por primera vez en casi cinco años, los argentinos vendieron más dólares en noviembre de los que compraron, deshaciendo una tendencia que habría convertido a 2018 en un año récord para la compra de moneda estadounidense. El cambio se produjo cuando el Gobierno logró estabilizar el peso y frenar las expectativas de inflación con el apoyo de un rescate récord de US$56.000 millones del Fondo Monetario Internacional.
"La estabilización del peso después de meses de constante depreciación ha traído alivio a los argentinos, que ahora están más dispuestos a ahorrar en moneda local", dijo Thomaz Favaro, director de la consultora Control Risks.
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Las ventas netas en dólares alcanzaron US$107 millones el mes pasado, un cambio de tendencia incipiente tras las compras netas de casi US$18.000 millones este año, según datos publicados recientemente por el Banco Central. La desconfianza en la moneda local aún es profunda: los argentinos guardan unos US$29.000 millones en los bancos y una cifra que se desconoce en sus hogares, a menudo comprados en el mercado negro.
A pesar de la estabilización, el peso ha perdido más del 50% de su valor en lo que va de año. La hemorragia se detuvo finalmente en octubre después de que el banco central fijase una banda cambiaria y congelase el volumen de moneda local en circulación.
La política monetaria estricta, destinada a enfriar la inflación, podría hundir la segunda mayor economía de América del Sur en una recesión más profunda. Pero por ahora, los argentinos parecen inclinados a mantener al menos parte de sus ahorros en pesos para aprovechar la alta tasa de interés del 48% que pagan los bancos.