Un llamamiento de las Naciones Unidas a que los países gasten billones de dólares al año para evitar un daño irreversible producto del cambio climático podría reanimar una industria moribunda. La captura y el almacenamiento de carbono (CCS por la sigla en inglés) extrae agentes contaminantes de las chimeneas industriales que afectan la atmósfera y los sepulta de forma permanente. Muchos especialistas consideran que, desde hace mucho tiempo, esta es la respuesta a los problemas climáticos del mundo. Sin embargo, hasta ahora, los costos exorbitantes y la falta de apoyo gubernamental han limitado la expansión de la industria.
El CCS, sin embargo, será necesario para limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit), según concluyó el lunes el grupo de científicos convocados por las Naciones Unidas. Su conclusión es una buena noticia para grandes empresas de energía encabezadas por Royal Dutch Shell Plc, Statoil ASA y Total SA, que analizan cómo utilizar CCS para neutralizar las emisiones que generan a partir de reservorios de gas y petróleo.
Muchos especialistas consideran que la captura y almacenamiento de carbono es la respuesta a los problemas climáticos del mundo.
“El informe proporciona importante información científica, pero el establecimiento y la financiación de futuros proyectos de CCS exige también un fuerte apoyo, voluntad política y ambición”, dijo John Scowcroft, asesor ejecutivo para Europa del Global CCS Institute. “La estabilidad a largo plazo de las políticas y los marcos de financiamiento también es necesaria para impulsar la inversión”, explicó.
Shell dijo este año que la captura y el almacenamiento de carbono deben superar las emisiones globales y que se necesitan 10.000 proyectos activos para alcanzar ese objetivo. El máximo responsable de BP Plc, Bob Dudley, dijo en abril que hacen falta subsidios gubernamentales para que el CCS funcione.
Se trata de un enorme salto respecto del punto en que se encuentra hoy la industria. En la actualidad hay 18 grandes centros de CCS operativos en todo el mundo, cinco más en construcción y otros cuatro en desarrollo avanzado, según el Global CCS Institute, una organización que promueve la tecnología.
Las principales empresas de energía analizan cómo utilizar CCS para neutralizar las emisiones que generan a partir de reservorios de gas y petróleo.
El CCS es una pieza central de todas las ecuaciones para limitar las emisiones, en parte porque el mundo sigue dependiendo de los combustibles fósiles y es probable que lo haga durante décadas. La Agencia Internacional de la Energía estima que las plantas de CCS tienen que representar el 14 por ciento del total de recortes de las emisiones para 2060 a los efectos de limitar el calentamiento global a 2 grados Celsius.
El informe de esta semana del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático analizó cómo alcanzar una meta más ambiciosa de 1,5 grados y recomendó que el mundo reduzca la proporción de carbón del mercado de generación de electricidad a menos de 2 por ciento para 2050, lo que implicaría que el combustible sólo podría alimentar plantas eléctricas si plantas de CCS captaran sus emisiones.
Tiene que decuplicarse la captura de carbono para 2025 para avanzar en la limitación del calentamiento global, lo que se traduce en una inversión de US$60.000 millones, dijo la AIE.