Hizo falta uno de los inversores más temidos del mundo para que los israelíes recordaran que las reglas del juego habían cambiado.
Dos semanas después de comenzado el año, Elliott Management Corp., de Paul Singer, dio a conocer una gran participación en la mayor compañía de telecomunicaciones de Israel y exigió una reorganización de la junta directiva. Bezeq Israeli Telecommunication Corp. había estado durante años bajo el control de Shaul Elovitch a través de holdings que le permitían traducir una pequeña inversión en un férreo manejo de la compañía. Luego Singer reemplazó en cuestión de unos meses a los leales a Elovitch por independientes.
Singer reemplazó en cuestión de unos meses a los leales a Elovitch por independientes
Fue una lección de activismo para los inversores del país. Durante años, habían presenciado cómo unos pocos magnates ejercían influencia en las juntas directivas a través de compañías endeudadas que les daban una voz desproporcionada en las decisiones estratégicas. Si bien el gobierno incorporó una nueva ley para romper esas concentraciones de poder, la actitud de los inversores tardaba en cambiar. Tras la campaña de Elliott, más accionistas empezaron a seguir sus pasos y abordaron la mayor cadena de alimentos de Israel y la segunda refinería de petróleo del país.
“Ahora la comunidad de inversión lo entiende”, dijo Gal Staal, presidente de Entropy Group, un asesor que representó a varios inversores institucionales que se habían sumado a la firma de Singer en la pelea. “Las instituciones no van a aceptar la antigua forma de hacer negocios”.
A principios de octubre, un grupo encabezado por el segundo mayor accionista en la cadena de alimentos Shufersal Ltd. impulsó a dos candidatos a la junta directiva a los efectos de reducir la influencia del empresario argentino Eduardo Elsztain, que también había usado compañías apalancadas para contribuir al control de Shufersal antes de vender su participación en junio.
En septiembre, las instituciones que tenían el 61 por ciento de las acciones de Paz Oil Co. enviaron una carta a la junta directiva protestando por errores de la administración y por los bajos retornos y exigiendo mayores dividendos y nuevas inversiones. El mes pasado su voto derivó en el ingreso de tres nuevos directores a la junta de la compañía, que hasta hace pocos años se encontraba bajo el control del multimillonario Zadik Bino.
Elliott no fue el primer inversor que logró una victoria contra un magnate en Israel –Staal llevaba un tiempo recomendando a instituciones que adoptaran un papel más activo-, pero fue un agente catalizador debido a su reputación y a la visibilidad de su campaña.
En el caso de Elovitch, Singer enfrentaba a un magnate de perfil muy alto que personificaba un modelo que se remontaba a la década de 1980.
En el caso de Elovitch, Singer enfrentaba a un magnate de perfil muy alto que personificaba un modelo que se remontaba a la década de 1980. En aquel entonces, un pequeño grupo de empresarios usó sus relaciones políticas para comprar activos estatales durante una ola de privatizaciones. Con la ayuda de grandes préstamos que se volcaban a grupos empresariales, consolidaron su poder en las compañías más grandes del país.
Los magnates habían acumulado tanto poder que para 2013 alrededor de la mitad del valor de la bolsa de Israel se encontraba bajo el control de 20 familias.
En la actualidad, el control de la gran mayoría de las acciones que se negocian en Israel sigue estando concentrado, pero dado que más magnates deben reducir sus tenencias para fines del año próximo a los efectos de cumplir con la ley de concentración, los inversores se preparan para nuevas oportunidades.