Theresa May insinuó que trabaja para llegar a un acuerdo con sus enemigos políticos nacionales sobre una alianza aduanera posbrexit con la Unión Europea, una medida que pondría a Gran Bretaña rumbo a un divorcio aún más suave.
May enfrentó llamados a renunciar de indignados partidarios del brexit de su Partido Conservador tras acordar un aplazamiento de seis meses de la salida británica del bloque. Luego se arriesgó a incendiar aún más las relaciones dentro de su propio movimiento político al insistir en que es vital colaborar con el Partido Laborista del socialista Jeremy Corbyn en un plan conjunto para la retirada, incluso si esto resulta "incómodo".
"En realidad, hay más acuerdo en relación con una unión aduanera de lo que se suele reconocer cuando se usa un idioma diferente", comentó la primera ministra el jueves ante la Cámara de los Comunes.
"Queremos obtener los beneficios de una unión aduanera, sin aranceles, sin controles de reglas de origen y sin cuotas, y al mismo tiempo operar nuestra propia política comercial independiente". Los laboristas, agregó, "han dicho que quieren tener participación en política comercial".
May confía en las conversaciones con el Partido Laborista para encontrar un acuerdo sobre el brexit que pueda obtener una mayoría en la Cámara, lo que le permitirá sacar al Reino Unido de la UE antes del 22 de mayo y con eso evitar celebrar elecciones del Parlamento Europeo.
H.B.