Mientras los incendios que arrasan con la Amazonía brasileña avivan la indignación global, los países vecinos también queman, desgarran y envenenan sus bosques, en gran parte sin que nadie lo note. Bolivia y Perú han tenido una mayor cantidad de incendios este año que Brasil, ya que mineros ilegales, ganaderos y productores de cocaína continúan causando estragos.
La Amazonía, de 6,5 millones de kilómetros cuadrados, está bajo ataque por todo lado, con incendios que reclaman un área equivalente a docenas de campos de fútbol cada hora solo en Brasil. Según las tasas de deforestación observadas en los últimos años, todo el bosque perderá un área del tamaño del estado de Virginia en la próxima década, según Michael T. Coe, científico principal del centro de investigación Woods Hole.
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Esto pone en peligro un ecosistema que no solo alberga una gran parte de la biodiversidad del mundo y otra más que aún se desconoce, sino que también ayuda a regular el clima del continente.
Los incendios se han multiplicado en Brasil desde que madereros y agricultores, envalentonados por el presidente Jair Bolsonaro y su desdén por la supervisión ambiental, prendieron fuego a tierras despejadas a principios de este año. Países como Colombia, Perú y Bolivia no fomentan la deforestación, pero carecen de recursos y voluntad política para hacer cumplir las regulaciones existentes, según Carolina Gil, abogada del grupo de protección ambiental Amazon Conservation. "La crisis actual en Brasil es solo la punta del iceberg", dijo Gil.
Plantas de coca
La destrucción continua amenaza con convertir los densos bosques en matorrales cubiertos de arbustos y malezas, agregó, destruyendo así una región que es hogar de decenas de miles de especies de animales y plantas, y aproximadamente una quinta parte del agua dulce del mundo.
Colombia, que cuenta con la franja más grande de la Amazonía después de Brasil y Perú, perdió 215.000 hectáreas de selva tropical en 2017, según datos satelitales monitoreados por Amazon Conservation. Brasil, que tiene aproximadamente seis veces más de la selva, ha perdido alrededor de 607.000 hectáreas al año.
Entretanto, el cultivo de plantas de coca, la materia prima para la cocaína, se cuadruplicó en Colombia entre 2012 y 2017. Los agricultores a menudo talan bosques en parques nacionales para plantar cultivos ilegales en partes remotas del país donde la presencia del gobierno es débil o inexistente. El mercurio que utilizan los mineros informales de oro también se filtra continuamente en los ríos del Amazonas colombiano, envenenando a los peces. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia no respondió a una solicitud de comentarios por escrito.
Aún peor
Brasil ha tenido más de 83.000 incendios en lo que va del año, 77% más que en el mismo período del año pasado, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial del país, conocido como Inpe. Entretanto, en Bolivia y Perú el número de incendios ha sido de casi el doble durante el mismo período.
En Bolivia, donde cerca de 19.000 incendios han destruido más de 405.000 hectáreas de bosque este año, el presidente Evo Morales, ha movilizado a los bomberos y acudió a un Supertanker Boeing 747 para combatir los incendios.
El Ministerio de Ambiente y Agua de Bolivia y la oficina de prensa presidencial no respondieron llamadas telefónicas y correos electrónicos en busca de comentarios. Morales dijo el domingo que estaba abierto a la ayuda internacional para apagar incendios y pidió una cumbre entre los países que conforman la Amazonía para "coordinar acciones inmediatas y planes a largo plazo", según una declaración.
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El Ministerio del Ambiente de Perú no respondió a un correo electrónico en busca de comentarios.Los vecinos de Brasil no comparten la beligerancia u hostilidad de Bolsonaro frente a la protección del medio ambiente, pero su historial no es mucho mejor, dijo Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible en Colombia.
"Se puede ver en toda la región que la presión en países como Bolivia, que sufre grandes pérdidas, o Paraguay son las mismas que en Brasil", dijo. "No es una cuestión de izquierda o derecha".
CP EA