Hace solo tres años, la empresa brasileña Marfrig Global Foods SA puso en venta la mayor parte de su negocio de res y ganado en Argentina tras luchar con políticas que recortaban la oferta de ganado para sacrificio. Ahora, está de nuevo recobrando crecimiento.
Después de completar la adquisición de Quickfood SA, con sede en Buenos Aires, a principios de este año, Marfrig está sopesando las opciones para expandirse en la sexta nación de rancheros, ya que los suministros repuntan y una caída de más de 50 por ciento en la moneda local en el último año hace que las exportaciones sean más competitivas.
El cambio se generó en 2015. Fue entonces cuando el presidente Mauricio Macri revocó un impuesto de 15 por ciento sobre las exportaciones de carne de res y un sistema de permisos que sus antecesores introdujeron una década antes para garantizar una oferta nacional asequible de los famosos cortes a la parrilla del país. Esas medidas provocaron un desplome en las exportaciones y, eventualmente, en el rebaño de ganado, lo que obligó a los empacadores de carne, entre ellos Marfrig y su rival brasileña JBS SA, a cerrar las plantas en Argentina.
"Esa fue una receta para el desastre", dijo Miguel Gularte, jefe de operaciones de Marfrig en Suramérica, durante una presentación en Buenos Aires.
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Las exportaciones aumentaron más de 40 por ciento en los primeros dos meses del año y alrededor de 80 por ciento el año pasado. Los empacadores de carne pueden enviar una cuarta parte de la producción al exterior en 2019, un aumento de 5 por ciento en comparación con 2014, ya que buscan aprovechar la creciente demanda china, según consideró Gustavo Kahl, director ejecutivo de la unidad Quickfood.
"También es probable que el país llene un cupo para exportar carne de res de primera calidad a un arancel especial a Europa por primera vez en varios años", agregó el especialista.
Marfrig, el segundo mayor productor de carne del mundo, también tiene operaciones en EE.UU. y Uruguay. En su planta en Villa Mercedes, en el centro de la provincia argentina de San Luis, la compañía está incrementando la capacidad de sacrificio en 40 por ciento y podría contemplar una mayor expansión, incluidas adquisiciones, en la altamente fragmentada industria cárnica.
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"Todo apunta a un proceso de crecimiento en Argentina", señaló Gularte. "Es una nación exportadora por naturaleza. Cuando el gobierno no interfiere, la industria prospera".
Marfrig no está solo. La rival brasileña Minerva SA, que tiene un matadero en operación en Argentina, está dispuesta a utilizar las ganancias de una venta de acciones planificada en Chile para reabrir al menos una de las otras cuatro fábricas que adquirió en 2017 de JBS. El mes pasado, Fernando Galletti, director ejecutivo de Minerva, dijo que vio una "tendencia muy positiva" para el negocio en Argentina.
Sin embargo, el auge de la carne de res en Argentina podría ser de corta duración dado que la restricción del crédito y el aumento de los costos de alimentación del ganado están obligando a los ganaderos a sacrificar más vacas. Esta decisión podría generar una disminución de la manada, de acuerdo con la cámara de carne CICCRA.
También hay incertidumbre política ya que el presidente Macri se enfrenta a un nivel de aprobación más bajo, en comparación con aquel que tenía antes de las elecciones presidenciales de octubre.
Aún así, Kahl dijo que no ve una liquidación de novillas y vacas en Argentina, excepto por algunos meses, debido a razones estacionales.