A medida que las sanciones estadounidenses contra la compañía petrolera estatal de Venezuela se extienden por el mercado, hay una compañía con más en juego que la mayoría: su contraparte rusa, Rosneft PJSC.
El director ejecutivo de Rosneft, Igor Sechin, ha encabezado personalmente el apoyo de Rusia al gobierno del presidente Nicolás Maduro, y durante los últimos cinco años, la compañía petrolera rusa ha canalizado más de US$7.000 millones a Venezuela, en gran parte a través de préstamos que serán reembolsados con futuras entregas de crudo.
Rosneft es "uno de los mayores inversionistas internacionales en la República Bolivariana de Venezuela", según sus informes anuales, y el país es una de las mayores inversiones internacionales de la compañía.
El consejero de Seguridad Nacional de EE.UU., John Bolton, recomendó a la comunidad financiera no comerciar con oro, petróleo u otros productos básicos de Venezuela en un tuit el miércoles. A medida que la administración Trump aumenta la presión económica sobre Maduro, la gran apuesta petrolera de Rosneft está bajo presión.
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"La situación política difícil de predecir que está ocurriendo en Venezuela hoy afecta las relaciones entre los Estados, las relaciones entre las empresas", declaró el miércoles el viceprimer ministro de Rusia, Dmitry Kozak, quien tiene la responsabilidad del sector energético. "Sería tonto negar los riesgos".
El ministro de Energía ruso, Alexander Novak, dijo a los periodistas en Moscú el miércoles que las sanciones de EE.UU. contra PDVSA eran "ilegales" y que "violan el derecho internacional e interfieren en la actividad económica" de las compañías que operan en Venezuela.
Apuestas aguas arriba. Rosneft tiene participaciones en cinco proyectos de petróleo en tierra en Venezuela, de los que es copropietario con Petróleos de Venezuela SA, así como dos proyectos offshore de gas. Los proyectos de petróleo produjeron 8,06 millones de toneladas en 2017, de las cuales la participación de Rosneft fue de 3,14 millones de toneladas, o alrededor de 60.000 barriles por día. Eso equivale a aproximadamente 1,3 por ciento de la producción de crudo de la compañía rusa.
Los préstamos que Rosneft le otorgó a la petrolera estatal de Venezuela son mucho más importantes desde el punto de vista financiero para la compañía rusa. En 2014, Rosneft entregó US$4.000 millones en pagos anticipados a PDVSA a cambio de futuras entregas de petróleo; entre 2016 y 2017, la compañía rusa sumó otros US$2.500 millones al total.
Sin duda, el negocio de Rosneft en Venezuela hasta ahora ha sido rentable: invirtió en el país en un momento en que la mayoría de compañías petroleras no se atrevían.
Las inversiones de la compañía en el país hasta el momento han cosechado rendimientos que superan con creces su tasa objetivo interna, según una persona familiarizada con el asunto.
Según la compañía rusa, PDVSA le suministró a Rosneft petróleo por valor de US$1.900 millones por los préstamos de 2017, y redujo el capital pendiente de las operaciones en otros US$1.500 millones en los primeros nueve meses de 2018. Los analistas estiman que el total pendiente actualmente es de aproximadamente US$2.500 millones.
"Si bien es probable que las preocupaciones sobre la exposición de Rosneft a Venezuela continúen mientras continúe la incertidumbre política, es mucho menos crítico para la compañía que incluso hace 18 meses, teniendo en cuenta los considerables reembolsos realizados desde entonces", señalaron analistas de UBS Group AG en una nota fechada el 28 de enero.
Es personal. La inversión de Rosneft en el país suramericano no es solo por negocios, también es personal para Sechin, quien durante mucho tiempo ha asumido un papel destacado en la política de Rusia hacia Venezuela.
"Nuestra misión es realizar los sueños y planes de Chávez, junto con el presidente Nicolás Maduro", dijo Sechin en un elogio al expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, publicado en español en 2014. Concluyó con el eslogan del Che Guevara: "¡Hasta la victoria siempre!".
Ahora la apuesta de Sechin en el régimen de Maduro parece menos segura. Las acciones de Rosneft cayeron después de que EE.UU. reconociera al líder de la oposición, Juan Guaidó, como presidente interino. Esta semana, un funcionario ruso advirtió que Venezuela podría tener problemas para cumplir con los pagos al Kremlin en virtud de un acuerdo de reprogramación de deuda por US$3.150 millones de dólares alcanzado en 2017.
"Independientemente de lo que suceda en Venezuela, Rosneft tiene un asiento en la mesa", dice Maximilian Hess, analista de riesgos políticos de AKE International. "En última instancia, si se puede llegar a algún acuerdo para salvar la posición de Rosneft, valdría la pena en los próximos años".
