Hay manchas de sangre en paredes y pisos. Deambulan cucarachas y ratas en los pasillos. Además, hay varias docenas de pacientes con covid-19 por sala, pero solo dos enfermeras y un baño.
Desde que el coronavirus comenzó su travesía por América Latina en marzo, preocupaba a expertos en salud qué sucedería si la pandemia se apoderara de Venezuela. En la calurosa y húmeda ciudad costera de Maracaibo, ese día ha llegado.
Las entrevistas con media docena de enfermeras, médicos y funcionarios públicos en la capital del estado de Zulia pintan un panorama inquietante de un hospital ya abrumado en las primeras etapas de un brote. Esto que sucede en Maracaibo da una idea del ominoso destino de los centros de salud en todo el país.
En un continente muy poco preparado para hacer frente a la pandemia, ningún lugar estaba peor posicionado que Venezuela ante la crisis, una antigua potencia petrolera que ahora se está quedando sin combustible y suministros básicos tras siete años de colapso económico.
En el Hospital Universitario de Maracaibo, al occidente de Venezuela, más de 100 pacientes con coronavirus están esperando atención, según trabajadores de salud allí, que pidieron no ser identificados por temor a represalias. Solo hay ocho camas en la UCI, aunque con ventiladores que fallan regularmente, uno o dos puestos quedan fuera de rotación.
El personal médico describió cómo los pacientes, algunos de ellos acostados en pisos sucios, esperan dos o tres días para recibir atención. Algunos colapsan antes de que una camilla esté disponible. Trabajadores de la salud hablan de máquinas rayos x dañadas, apagones frecuentes y baños sin agua corriente. Un médico del hospital dijo que están viendo a personas con síntomas de coronavirus morir cada día sin recibir un diagnóstico. Otros mueren en casa, muchos ni siquiera se molestan en tratar de ver a un médico ahora.
La mayoría de los muertos de Maracaibo nunca llegan al conteo oficial de la nación porque las pruebas deben recorrer 700 kilómetros hasta Caracas para su procesamiento, y los resultados pueden demorar entre 15 días y un mes, dijeron los médicos.
La situación amenaza con “salirse rápidamente de control debido a la fragilidad del sistema de salud pública”, dijo Enrique López-Loyo, patólogo y miembro de la Academia Nacional de Medicina que forma parte de la comisión de respuesta al coronavirus de la Asamblea Nacional.
La oficina del gobernador de Zulia y el Ministerio de Salud no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Zulia ahora tiene cerca de 600 infecciones confirmadas, o 14% del total del país. El origen de más de la mitad se deriva de Las Pulgas, un popular mercado al aire libre en Maracaibo que se extiende por calles cubiertas de basura donde miles de vendedores venden frutas, carne y productos para el hogar. De las 35 muertes confirmadas por coronavirus de la nación, 11 se infectaron en Las Pulgas.
Maracaibo, que alguna vez estuvo en auge, se encuentra a lo largo de un lago del mismo nombre y es conocida como la cuna de la industria petrolera de Venezuela, donde se perforó el primer pozo de crudo de la nación hace más de un siglo. Ahora, tras las sanciones de Estados Unidos y una mala gestión en la estatal petrolera PDVSA que devastaron la industria, todas las plataformas en el lago de Maracaibo han cerrado.
Después de que el colapso económico provocara una diáspora en América Latina, decenas de miles ahora regresan a casa durante la crisis del coronavirus. El presidente, Nicolás Maduro, atribuyó el brote a compatriotas que están regresando desde Colombia, que comparte una porosa frontera con Venezuela y Brasil, un epicentro mundial de la enfermedad. Están “contaminando a sus familias”, dijo en un discurso televisado. Más de dos tercios de los aproximadamente 4.200 casos de Venezuela se encuentran entre personas que regresaron de otros países.
Venezuela informa un número récord de casos nuevos casi a diario, y es solo cuestión de tiempo antes de que los hospitales fuera de Maracaibo también estén invadidos. Omar Prieto, gobernador de Zulia, ha estado trasladando pacientes con síntomas más leves a otros centros de salud pública que están en peor estado que el Hospital Universitario, amenazando con provocar brotes en otros lugares.
José Vera, de 39 años, fue al Hospital Universitario con síntomas leves y pasó dos semanas compartiendo una habitación con cuatro pacientes y sin aire acondicionado en un clima de 31 grados Celsius.
Más tarde fue llevado a un motel, custodiado por soldados, donde ha estado durante 13 días esperando los resultados de sus pruebas para confirmar si tiene o no covid-19.
“El hospital está totalmente colapsado”, dijo Vera por teléfono. “Vi a personas en estado grave sentadas en sillas todo el día esperando ser atendidas”.
En el Hospital Universitario, algunas enfermeras y médicos han dejado de ir por completo, por temor a enfermarse también, ya que se ven obligados a reciclar tapabocas y a lavarse las manos en baldes de agua, dijo Hania Salazar, presidenta del Gremio de Enfermeras de Zulia.
La junta directiva de la asociación de médicos de Zulia dijo en una declaración del 21 de junio que 44 médicos ya habían contraído la enfermedad respiratoria. Dos murieron y dos más están en cuidados intensivos.
En una ciudad donde los residentes están desnutridos y las casas no tienen agua corriente, el virus está resultando catastrófico.
“El virus crece en la miseria”, dijo un médico.