Para los jubilados la manera de constatar el cobro de sus haberes o pensión es mediante la fé de vida. Sin embargo, esta forma de constatación ha traído problemas para los adultos mayores que tienen problemas para moverse u otras patologías. Es por eso que este medio se contactó con Eugenio Semino, gerontólogo y defensor de la tercera edad.
¿Qué es la fé de vida?
“La fé de vida es que cada beneficiario tiene que demostrar para cobrar su haber jubilatorio o su pensión, que está vivo”, explicó Eugenio Semino. “Esto era así en el siglo XX. Se demostraba de manera presencial, no había tarjeta de débito ni crédito, por lo cual, el jubilado tenía que ir al banco o algún empleado de Anses tenía que ir a verificar en el domicilio que esa persona estaba viva”, agregó.
Sobre la misma línea, Semino remarcó que en ese momento, el registro de defunciones tardaba administrativamente entre 4 o 5 meses en comunicar un fallecimiento. Con respecto a esta demora, dijo que “en ese periodo es cuando había terceros que seguían cobrando el haber y muchas veces, ese apoderamiento indebido lo hacían los propios funcionarios de Anses”.
La digitalización: una clave contra los errores administrativos
Sin embargo, el defensor de la tercera edad comunicó que a partir de la informatización del sistema, “desde el registro de defunciones cuando se produce un fallecimiento, un empleado tocando una tecla comunica a la Anses y en ese momento se suspende el beneficio”.
Los jubilados y el trámite online
“El 55% de los adultos mayores a nivel país no tienen conectividad”, alertó el entrevistado sobre la falta de conexión que padecen los jubilados. Por otra parte, sostuvo que más allá de la tecnología en sí misma, “hay un factor cultural” y señaló: “Nosotros somos inmigrantes y las nuevas generaciones son los nativos. Por lo cual, a veces por suponer que no necesitamos adaptarnos no ingresamos a ese mundo”.
Para finalizar, Semino expuso una complicación que abarca a una gran cantidad de adultos mayores: “Tenemos una enorme cantidad de población con problemas de motricidad y mucha gente postrada que a día de hoy ha tenido verdaderas peripecias para demostrar que estaba viva. En muchísimos casos se siguen suspendiendo beneficios porque no se acreditaba la fe de vida”.