Un informe reciente de la UCA ha revelado un preocupante problema en el ámbito educativo argentino: la escasez de libros impresos en los hogares del país. Según el estudio, el 68% de los niños de entre 6 y 17 años no tienen la posibilidad de acceder a un libro. Ante esta situación, nos comunicamos con el economista, Luis Quevedo, quien brindó aclaraciones sobre estos datos.
Quevedo explicó que el estudio evalúa la presencia de libros en papel en los hogares argentinos y su impacto en la educación, la comprensión de textos y la escritura, especialmente en los sectores de menores recursos. "El acceso a libros en soporte papel en los hogares no solo facilita la lectura de los niños, sino también permite a los padres contarles cuentos y relatos orales, lo cual contribuye a la comprensión lectora y al aprendizaje".
Hay una gran diferencia en los estratos más bajos
El economista señaló que el estudio revela una gran diferencia entre los estratos socioeconómicos más bajos y los hogares más favorecidos en cuanto a la tenencia de libros infantiles y herramientas para la lectura. "Aproximadamente el 80% de los hogares pobres carece de estos recursos, mientras que solo el 19% de los hogares más beneficiados se encuentra en la misma situación".
Según Quevedo, el Gobierno debe poner en marcha un plan
Quevedo enfatizó la importancia de facilitar el acceso a libros, destacando los planes de compra y distribución de libros implementados por el gobierno nacional y los gobiernos provinciales como una buena práctica. Sin embargo, "las adquisiciones realizadas hasta el momento resultan insuficientes debido a la extensión y complejidad del país, así como a la cantidad de alumnos, que asciende a 13 millones".
El economista resaltó que, a pesar de la crisis que atraviesa Argentina y las carencias que afectan a la infancia, los niños también tienen sueños, esperanzas, creatividad y aspiraciones. "Vincular los libros con estas dimensiones de sueño y esperanza puede despertar el deseo de superarse y mejorar", aseguró.
Avances tecnológicos en la lectura
Quevedo mencionó que la tecnología actual permite la creación de libros audiovisuales y digitales altamente personalizados, que ofrecen la posibilidad de interactuar y construir la propia aventura junto a los personajes. Sin embargo, "si no existe el hábito de la lectura y no se valora el objeto libro, estas herramientas pueden estar aún más lejos de alcanzar su potencial", concluyó.
AA / AC
