Los primeros casos aparecieron en febrero de este año. Pacientes jóvenes y adultos que siete a quince días después de realizarse un tatuaje tenían lesiones en la piel llamadas pápulas en la zona del cuerpo que había sido tallada en tinta. Los casos se repetían y desconcertaban a los dermatólogos, acostumbrados tras el boom de los tatuajes en la Argentina –moda que atraviesa a todas las franjas etarias– a ver casos de alergias sobre todo a pigmentos como el rojo. Pero nada como esta infección cutánea. Tras una investigación se confirmó la presencia de una micobacteria atípica: Mycobacterium abscessus.
La Secretaría de Salud de la Nación reportó esta última semana en su Boletín Epidemiológico semanal el brote: al menos 67 pacientes de las provincias de Santa Fe y Buenos Aires con lesiones cutáneas posteriores a la realización de tatuajes con tinta color gris (grey wash). “Se obtuvieron 59 biopsias de las lesiones (principalmente granulomas) de las cuales siete fueron positivas para M. abscessus, cinco fueron bacilos ácido-alcohol resistentes (BAAR) positivos en proceso, 15 fueron negativas y el resto continúan en estudio”, explicaron.
“Se realizó la tipificación y antibiograma en el Laboratorio Nacional de Referencia INEI-Anlis-Carlos Malbrán siendo solo sensible al antibiópico Cefoxitima y se encuentra pendiente la genotipificación”. El brote aún continúa en investigación, así como la fuente de contagio. Según pudo saber PERFIL, se sospecha que la tinta gris utilizada pudo estar contaminada. Pero aunque se retiraron las tintas cuestionadas del mercado, se siguen notificando casos.
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Ante la situación planteada, la Secretaría de Gobierno de Salud convocó a una reunión de expertos para emitir recomendaciones ante la aparición de casos similares. Por el momento, los pacientes no presentaron gravedad. “Se manifiesta clínicamente porque aparecen lesiones llamadas pápulas rojas sobre la zona del tatuaje. No hubo otra sintomatología general, solo algunas otras veces picazón. Recién estamos viendo la evolución de los pacientes”, explicaron dermatólogos que están abocados a estudiar el brote.
Riesgo. Expertos señalan que el Mycobacterium absessus es una bacteria que puede dañar la piel. “Se trata de un germen patógeno, de la familia de las micobacterias ambientales o atípicas. El género Mycobacterium comprende varias especies que pueden ser clasificadas como patógenas estrictas para el hombre y los animales, algunas de las cuales tienen importancia clínica porque pueden producir la enfermedad denominada micobacteriosis. Una de las más frecuentemente involucradas es el M. abscessus”, le explicó a PERFIL la dermatóloga Cristina Pascutto, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
“La piel y los tejidos blandos son las estructuras mayormente comprometidas y resultan generalmente de la inoculación traumática de esta micobacteria por material no esterilizado correctamente. Estos microorgamismos oportunistas se encuentran ampliamente distribuidos en el medio ambiente pudiendo colonizar cualquier área no estéril. Se han aislado de aguas potables y residuales, así como del suelo, mesadas, tapas de frascos y polvo. Procedimientos punzantes como son los tatuajes pueden conducir a esta infección, al utilizar elementos como agujas o pigmentos no estériles”, sostuvo la especialista.
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Entre 2011 y 2012 fueron confirmados en Estados Unidos 29 casos de infección por micobacterias al realizarse un tatuaje. Una investigación del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades encontró que la mayoría de los casos estaban vinculados a la disolución de la tinta en agua no esterilizada.
“Muchas veces este proceso infeccioso no es inmediato y se desarrolla meses después con una evolución subaguda y crónica, observándose la aparición de lesiones símil picaduras de mosquitos que se transforman en nódulos dolorosos que se ulceran en el lugar de la aplicación del tatuaje. El tratamiento suele ser muy dificultoso y largo, ya que resultan resistentes a muchos antibióticos. Es importante recalcar, al momento de querer realizarse un tatuaje, que se tenga conciencia de los riesgos, como son estas infecciones. Elegir profesionales conocidos y que garanticen todas las normas de higiene, asepsia y seguridad para este tipo de práctica”, concluyó Pascutto.