CIENCIA
el fenomeno del ‘neurodoping’

Deportistas utilizan la estimulación cerebral para ganar el Oro en Río

Atletas de EE.UU. entrenan con esta nueva técnica para mejorar su rendimiento deportivo y reducir la fatiga. El método no deja huellas. Ya hay kits a la venta en la web.

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Ventaja. La técnica mejoraría la velocidad de reacción, pero los resultados son relativos. | Cedoc Perfil
En la historia deportiva del último siglo los métodos para “hacer trampa” y lograr una mejor performance competitiva se han hecho cada vez más sofisticados: de la simple cafeína a la que recurrían los deportistas de principios del siglo XX hasta las actuales inyecciones de eritropoyetina y transfusiones sanguíneas, pasando por el uso de anabólicos y otras sustancias prohibidas. Ahora, siguiendo el auge de las neurociencias, está surgiendo una nueva posibilidad: el “neurodoping”, es decir, la utilización de técnicas de estimulación cerebral para mejorar el rendimiento deportivo. 

“Se demostró que la estimulación magnética transcraneal (TMS) y eléctrica transcraneal (tDCS) pueden ser utilizadas para el tratamiento de problemas neurológicos; ahora falta ver cómo podrían usarlas los deportistas para mejorar su performance física y mental”, escribió el neurocientífico cognitivo Nick Davis en un artículo publicado en 2013 en la revista Sports Medicine. Según Davis, estimular el córtex prefrontal podría fomentar el aprendizaje, mientras que excitar las áreas motora y sensorial durante el ejercicio optimizaría las reacciones rápidas.

De hecho, hay empresas de EE.UU. que tomaron la iniciativa y están comercializando equipos específicos para ‘neuroentrenamiento’, como los auriculares Halo Sport. Según aseguran desde su web, tener el casco –que cuesta unos US$ 750– durante los entrenamientos podría ayudar a mejorar en un 10% el rendimiento.

Ahora mismo en los JJ.OO. de Río 2016 hay varios atletas que lo utilizaron regularmente durante sus entrenamientos, como Mike Rodgers del equipo de atletismo de EE.UU, Hafsatu Kamara, corredor de 100 metros llanos, y la pentlatonista estadounidense Samantha Achterbert.
El Halo funciona descargando suaves pulsos eléctricos en el cuero cabelludo. Estos, teóricamente, ayudan a modular la actividad neuronal de la corteza cerebral responsable de dirigir la actividad motora del cuerpo. “Usado durante el entrenamiento, el sistema mente-cuerpo adquiere mayores habilidades y se registran mejoras en la fuerza y en la velocidad de reacción”, asegura Daniel Chao, CEO de la compañía, en su web.

Alcances. “En los congresos médicos se suele hablar mucho de estimulación neuronal y rendimiento deportivo que podría causar el uso de equipos TMS y tDCS. Pero lo cierto es que, por ahora, lo publicado sobre el tema son estudios pequeños, realizados con pocos participantes, que además eran deportistas amateurs. Y aunque hay indicios prometedores, por ahora son resultados más potenciales que reales”, le resumió a PERFIL el psiquiatra Matías Bonanni, director médico del Instituto de Neurociencias Aplicadas a la Clínica. “Son opciones que sólo fueron aprobadas por la FDA para un puñado de patologías psiquiátricas, como la depresión”. 

En el caso del Halo no se sabe si su uso a largo plazo es seguro. El neurólogo Gabriel Persi, del Instituto de Neurociencias Buenos Aires, comentó que estos cascos portátiles usan electrodos que aplican una corriente eléctrica débil, que puede ayudar –aunque levemente– a que las neuronas cambien su polaridad. “Hay algunos estudios que mostraron efectos positivos en el rendimiento: podría generar una mejor respuesta muscular y retrasar la respuesta cerebral al cansancio. Pero también serían resultados que duran corto tiempo tras la estimulación. Parecería ser una opción más para mejorar los entrenamientos que para ser aprovechados durante un partido”, explicó.

Además, Persi resaltó que “el efecto concreto que logran estos estímulos es relativo y depende del metabolismo propio de cada persona. Por eso es difícil generalizar la idea de que la neuroestimulación mejore la performance en cualquier deportista”. Lo cierto es que la Agencia Mundial Antidopaje no se ha pronunciado sobre este nuevo método que no se puede detectar con los medios actualmente conocidos.