La capa de ozono del Ártico desarrolló un agujero que comenzó a crecer y ahora puede ser considerado el más grande del Polo Norte. El mismo posee un área de más de 998.000 kilómetros cuadrados desde que se vio por primera vez en febrero. Así lo informó Diego Loyola, científico del Centro Aeroespacial Alemán.
Los niveles de ozono en el área cayeron abruptamente desde entonces. Eso es inusual por algunas razones: si bien los agujeros en la capa de ozono se informan cada año en la Antártida, donde las temperaturas son mucho más frías, no se habían registrado algunos de ellos considerables en la capa de ozono en el Ártico desde 2011, según consignó la CNN.
Incluso los investigadores del Programa Copérnico, perteneciente al de observación de la Tierra de la Unión Europea, que vieron primero el agujero, aseguran que no entienden por qué es tan grande. "En esta capa, el ozono se ha agotado casi por completo", manifestó Vincent-Henri Peuch, director del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copérnico.
El derretimiento del Ártico redibuja el mapa geopolítico y económico
La importancia del ozono. La vida en la Tierra depende de la capa de ozono, que se encuentra en la estratosfera entre 14 y 35 kilómetros sobre la Tierra y nos protege de la radiación ultravioleta, que se sabe que causa cáncer de piel y suprime el sistema inmune. Sin embargo, los productos químicos producidos por el hombre hicieron agujeros durante años: hubo uno en la capa de ozono antártico todos los años desde 1985, cuando el British Antarctic Survey lo informó por primera vez.
Hay algunas condiciones necesarias para que se forme un agujero en la capa de ozono: los clorofluorocarbonos (CFC), productos químicos manufacturados que se eliminaron gradualmente de los productos de consumo después de que fueron prohibidos en 1996 y los halones, que anteriormente se encontraban en los extintores de incendios, que se acumulan en la atmósfera después de que se emiten durante la actividad humana, son algunas de ellas.
Estas sustancias químicas pueden permanecer en la atmósfera entre 50 y 100 años. Debido a su longevidad, no se espera que la capa de ozono "se cure" por completo hasta finales del siglo XXI. Así se desprende de un informe de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés).
Cuando la Antártida está envuelta en una oscuridad bajo cero, se pueden formar vórtices polares, que son remolinos de nubes estratosféricas que facilitan las reacciones entre los CFC y la capa de ozono (los agujeros generalmente se forman cuando el clima es de -42,4 grados Celsius).
Cuando las condiciones son correctas y llega la primera luz solar después del invierno, el ozono rompe el enlace CFC para liberar un átomo de cloro, que puede hacer un agujero en la capa de ozono, de acuerdo con la Nasa Ozone Watch.
Un agujero "récord". El nivel de ozono cayó abruptamente en el área afectada durante febrero y marzo, manifestó Peuch. Como resultado, la radiación UV que llegó a la superficie de la Tierra es ligeramente más alta de lo habitual.
Pero debido a que el agujero se produjo en el invierno a principios de la primavera, el índice UV alcanzó un máximo de 5, que es inusualmente alto para esta región pero bastante normal para gran parte de Estados Unidos que oscila alrededor de un índice de 5 o 6.
El especialista remarcó que este agujero no representa un gran problema para los humanos, ya que la radiación UV en este caso afecta principalmente al norte de Groenlandia, que según él está escasamente poblada, y la exposición no durará mucho.
F.D.S./FF