El satélite argentino Saocom 1B de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) terminó con éxito la etapa de ensayo e integración en Bariloche para pasar a la de embalaje con destino a Cabo Cañaveral, en Estados Unidos, desde donde será lanzado en marzo de 2020 con el cohete Falcon 9 de SpaceX.
Durante este proceso, el segundo satélite argentino con radar superó los ensayos ambientales que consisten en simular las condiciones que sufrirá el satélite en la etapa de lanzamiento dentro del vehículo lanzador a través de pruebas de vibración, termovacío y de compatibilidad electromagnética.
Dentro de estos ensayos, también se incluyó uno de los más complejos que es el de despliegue de los paneles de la antena de 35 metros cuadrados que está integrada al Satélite Argentino de Observación con Microondas Saocom 1B. “Para la prueba se colocaron los dispositivos desarrollados por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y operados por VENG que simulan las condiciones de gravedad cero que tendrá la antena en el espacio y se comenzaron a abrir los paneles con operaciones de comando”, explicó el responsable de integración y ensayo del segmento de vuelo del Saocom 1 B de la Conae, Pablo Ordóñez. “Así se pusieron en juego aspectos mecánicos, de interfaz, de cableado, de mantas térmicas, en fin, todo el sistema”, agregó el ingeniero electrónico. La antena cuenta con siete paneles, uno central y tres de cada lado que deberán abrirse cuando el satélite esté en su órbita.
“Luego logramos plegar nuevamente la antena, nos asegurarnos que el satélite esté en configuración de lanzamiento y estabilizado para iniciar toda la etapa de embalaje”, detalló Ordóñez desde el Centro de Ensayos de Alta Tecnología Sociedad Anónima, (CEATSA) ubicado en Bariloche. El satélite quedará preparado y almacenado hasta su transporte a Estados Unidos en febrero de 2020.
Al igual que su satélite gemelo, el Saocom 1A que se lanzó en octubre de 2018, el 1B se utilizará para medir la humedad del suelo; desarrollar guías de crecidas de los ríos; alertar sobre inundaciones; brindar datos de navegación; dar soporte al agro para la fertilización y la fumigación y detectar desplazamientos del terreno, acuíferos, derrames de petróleo y pesca ilegal. “Los dos satélites –afirmó Ordóñez- son iguales físicamente pero hicimos algunas mejoras en los procedimientos de integración”.
Ambos satélites poseen tecnología de radar que permite obtener información de la Tierra aunque sea de noche o haya nubosidad. El instrumento obtiene los datos sobre formas y estructuras a través de la emisión de un pulso de microonda que viaja hasta la Tierra donde rebota en la superficie para luego recibir el resultado de esa interacción, como si fuera un eco. Los dos Saocom junto con cuatro italianos formarán el Sistema Italo-Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (SIASGE).
“Estamos viviendo esta etapa con mucha emoción y adrenalina. Con el 1A logramos un gran objetivo, pero además de llegar es importante mantenerse y ese es le desafío para el 1B”, contó Ordóñez. Luego del lanzamiento del primer Saocom, sin mediar descanso, el equipo debió avocarse a terminar el 1B.
Se estima que en el proyecto participaron alrededor de 800 personas de Conae, CNEA, Invap, el laboratorio GEMA y VENG, entre otros. “Cada vez se achica más la cantidad de personas que podemos ver y tocar el satélite y cada vez aumenta más la responsabilidad. Tenemos una carga emocional importante por esas 800 personas que trabajaron con el satélite, de las cuales algunas se jubilaron o no están hoy con nosotros”, afirmó el ingeniero. Por esa razón, en Bariloche se vivieron días de mucha concentración, compromiso y alguna que otra lágrima de emoción.