CIENCIA
Cirujía Plástica

Marcelo di Maggio: “Hay pacientes que me piden tener el rostro de Angelina Jolie"

Uno de los mayores expertos en remodelación de rasgos faciales explica el auge de los procedimientos de feminización y rejuvenecimiento de la cara.

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Marcelo di Maggio, cirujano plástico | Ernesto Pages

Tras la sanción de la Ley N° 26.743 de identidad de género en 2012, crecieron las cirugías relacionadas con la adecuación física al género autopercibido; entre ellas, el implante mamario y la adenomastectomía (extirpación de ambas mamas), las operaciones de reasignación genital y la remodelación de rasgos faciales. Esta última –menos conocida– se trata de un conjunto de procedimientos quirúrgicos y estéticos que se usan para feminizar o masculinizar el rostro, o simplemente rejuvenecerlo.

“A las pacientes les cambia la vida. La readecuación de los rasgos faciales es tan importante como la cirugía de cambio de sexo”, asegura Marcelo Di Maggio, cirujano plástico del Sanatorio Finochietto, de Mdmsurgery.com y del Hospital Británico. Di Maggio es uno de los mayores expertos del mundo en remodelación de rasgos faciales, con más de 800 pacientes y 15 años de experiencia. Es egresado de la UBA, realizó la residencia en cirugía plástica y craneofacial en los hospitales de Clínicas y Británico de CABA y en la Universidad de Washington, en Seattle (EE.UU.).

Lo que más se hace es la frente, la expresión de la mirada, mandíbula y mentón, el labio superior y los pómulos, aseguró Maggio

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Tras recibir su Board Certificate in Plastic Surgery-2017 para poder ejercer en el estado de Nueva York, comenzó a trabajar en el Mount Sinai Hospital hasta hace unos meses. Además, es miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica Estética y Reparadora (Sacper), la Sociedad Americana de Cirugía Plástica (ASPS) y de Wpath, la sociedad que nuclea a los expertos en medicina transgénero.

“Desde los cuatro o cinco años comienzan a sentir que están en el cuerpo incorrecto y recién hay personas que lo exteriorizan después de los 40 años. En la actualidad hay más información, hay hospitales que brindan servicios a la población transgénero como el Garrahan y el Durand, entre otros, y ya ves pacientes que saben que son transgénero a los seis años”, explicó Di Maggio.  

“Empiezan generalmente con tratamientos sociales, psicológico y endocrinológico, y después comienza la etapa en la que se operan. Cambio de sexo, la parte del toráx –ya sea prótesis mamarias o hacer una adenomastectomía– y luego la cara. Dentro del rostro lo que más se hace es la frente, las órbitas, la expresión de la mirada, la mandíbula y el mentón, labio superior, pómulos y remodelación de la nuez de Adán”. El 80% de las pacientes que opera son extranjeras. Lo buscan por la calidad de sus resultados pero también por una cuestión económica: en Estados Unidos una cirugía de remodelación facial cuesta entre 25 mil y 50 mil dólares, mientras que en la Argentina puede valer la mitad.

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Di Maggio prefiere hablar de remodelación de rasgos faciales y no de feminización facial, ya que entre un 30% y un 40% de sus pacientes son mujeres no trans con rasgos masculinos. “El envejecimiento de la cara conlleva que se destaquen más las estructuras óseas, hay una disminución del volumen de las partes blandas de la cara y una acentuación de los rebordes óseos, sobre todo a nivel de las órbitas, la nariz y el mentón y mandíbula. Muchas veces, para rejuvenecer la cara, no alcanza con un lifting sino que también hay que ocuparse de las estructuras óseas”.

—¿Cómo se manejan las expectativas de la paciente y el resultado final?

—Tengo mucha experiencia en rasgos faciales: 800 pacientes operadas en 15 años. El secreto del éxito es que los resultados sean armónicos y naturales. No es una cirugía convencional, es algo absolutamente artístico. Yo pienso la cara de una manera y después estoy ocho horas en el quirófano remodelando los rasgos faciales, los huesos y las partes blandas, y lo hago en base a parámetros pero también es algo muy artístico. Las expectativas las manejo con mucha objetividad. Opero solo al 30% de toda la gente que llega a la consulta, justamente porque si las expectativas no son coherentes con lo que yo puedo lograr prefiero no operarla. También hay una cuestión psicológica: yo cambio los rasgos de una cara. Por lo general, a los pacientes transgénero les solicito consulta psicológica y tratamiento endocrinológico, porque las hormonas ayudan a cambiar algunos rasgos. Pero es cierto que muchas veces las expectativas de los pacientes en cirugía plástica estética son delirantes...

—¿Por ejemplo, te piden el rostro de Angelina Jolie?

—Sí, me pasa todo el tiempo.  Me dicen: “Me quiero parecer a tal persona” y uno ahí como profesional tiene que ser objetivo. Por eso es muy importante que haya un soporte psicológico y familiar detrás de la remodelación de rasgos faciales. También pasa con las personas que no vienen a la consulta por cuestiones de género sino por cuestiones estéticas.

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Ley de identidad de género

Los hospitales Durand y Gutiérrez son dos de las instituciones públicas donde se realizan cirugías relacionadas con la adecuación física al género autopercibido. En los últimos años vienen creciendo, en cantidad de consultas y cirugías: de cada tres mujeres trans, un varón trans. Desde la sanción de la ley de identidad de género se acercan cada vez más adolescentes, para iniciar el tratamiento. La ley, además de garantizar el derecho al cambio de nombre, sexo e imagen en el DNI, también asegura el derecho de las personas trans a “acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir autorización judicial o administrativa”.

“Con la ley aumentaron las consultas, hizo que la gente tenga más información y llegada a hospitales como el Durand. Aumentó sobre todo la cirugía mamaria, la facial no tanto porque la cobertura médica está aún bastante discutida”, sostuvo Di Maggio.