Los argentinos nos preocupamos mucho, de acuerdo con un nuevo informe de la consultora internacional JWT Sonar. La agencia elabora cada año un índice global de ansiedad, en función de brindar datos sobre los consumidores a las empresas. Según la encuesta mundial, el 84% de los argentinos reconoce tener una preocupación permanente sobre distintas situaciones de la vida cotidiana, mientras que el 25% dijo sentirse muy ansioso. En el ranking global de ansiedad, Argentina ocupa el tercer puesto detrás de Pakistán (93%) y España (90%). Los menos nerviosos son los fineses (43%), alemanes (45%) y canadienses (50%).
¿Los motivos? Según el relevamiento hecho entre 6.075 personas de 27 países, el aumento de los niveles de ansiedad es una tendencia global que se relaciona, en buena medida, con los cambios de paradigmas y la falta de certezas. Para los encuestados en Argentina, 225 personas mayores de 18 años, los principales motivos de preocupación son la corrupción, la inseguridad y el costo de vida (específicamente, el precio de los alimentos). En general, los engaños de la clase política intranquilizan en toda América del Sur, pero el pico máximo se da en nuestro país: el 65% de los encuestados dijo sentirse ansioso por la corrupción.
Los expertos consultados por PERFIL coincidieron en señalar que hoy por hoy muchos de los pacientes que acuden a la consulta con psicólogos o psiquiatras buscan lidiar con problemas de ansiedad. “Es difícil saber si en la actualidad hay más trastornos de ansiedad que antes. Sí hay más consultas, motivadas quizás por cuestiones contextuales, como la hiperconectividad, la presión laboral, dificultades familiares, entre otros. Por otro lado, el acceso a la información facilita que las personas reconozcan tempranamente el problema y los profesionales contemos con un conocimiento más profundo del trastorno, que nos permite diagnosticarlo tempranamente”, explicó Rafael Kichic, jefe de la Clínica de Ansiedad y Estrés de Ineco.
La inseguridad, la crisis económica y los problemas de la clase política pueden generar sentimientos de angustia y ansiedad, aunque esta última no surge sólo por el contexto. “La ansiedad tiene un origen genético y socioambiental, además de ser desencadenada por un evento externo”, destacó Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad. “Es natural para la supervivencia de las personas. Pero cuando los niveles superan ciertos umbrales y empiezan a empobrecer la vida cotidiana, hay que consultar, porque los trastornos se cristalizan y empeoran con el tiempo”, señaló.
Cuestión de salud. Los trastornos de ansiedad limitan la rutina, generan estrés y, a largo plazo, pueden conducir a la depresión. “La ansiedad tiene un patrón neurobiológico: el organismo reacciona de una cierta manera frente al estímulo”, explicó Evangelina Melgar, psiquiatra de Ineco, institución que durante todo este mes realizó una campaña de concientización sobre el tema.
En un episodio de estrés agudo, una persona descarga adrenalina, transpira y siente palpitaciones. Esto no es dañino, porque el cuerpo pronto vuelve a la normalidad. Pero, en algunas personas, la reacción se vuelve crónica. “Tienen una liberación constante de cortisol, la hormona del estrés, que no vuelve a valores normales. Entonces, hablamos de la enfermedad de la ansiedad”, señaló Melgar. El cortisol puede dañar el cerebro, específicamente el hipocampo. “Es propio de este trastorno no lograr retener información”, detalló Melgar.
Salud mental: uno de cada tres argentinos sufre algún trastorno.
La terapia para combatir el trastorno de ansiedad se apoya sobre dos pilares: los antidepresivos y la actividad física. “Esta favorece el crecimiento y las conexiones neuronales. El tratamiento farmacológico tiene un principio y un fin, pero lo único que funciona a largo plazo para prevenir las recaídas es la actividad física y la terapia cognitiva”, concluyó Melgar.
Autoexigentes y perfeccionistas
La Asociación Ayuda, liderada por Daniel Bogiaizian, presidente de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad, desarrolló con apoyo de la Universidad Argentina de la Empresa un “medidor de la ansiedad laboral”. El instrumento, que consiste en una encuesta, “devela una tendencia, si el trabajador podría desarrollar a futuro un trastorno de ansiedad y perjudicar así su calidad de vida y su productividad”, explicó Bogiaizian.
Llevan evaluados a más de mil trabajadores en empresas privadas y organismos públicos de la ciudad de Buenos Aires, y hallaron que el 20% presentaba algún perfil ansioso: preocupación excesiva, obsesión por la tarea, pánico de cometer errores, miedo social o por su salud.
“Vemos que los argentinos, en general, somos muy autoexigentes y perfeccionistas. Un alto porcentaje de los trabajadores que encuestamos se preocupa demasiado por los detalles y la mirada del otro. Nuestro objetivo es identificar a las personas en riesgo y prevenir el trastorno mediante actividades y talleres”, concluyó el experto.