Durante 2020, la Unesco contabilizó 62 periodistas asesinados en el mundo como represalia por su tarea profesional, una cifra que duplicó la registrada en 2019. No hay aún números de las muertes violentas sufridas por profesionales de la información en lo que va de 2021.
Esta inquietante estadística viene a cuento porque mañana será el Día Mundial de la Libertad de Prensa, a treinta años de la Declaración de Whindhoek (capital de Namibia) tras un seminario que valió para cimentar la lucha contra los ataques a la libertad de expresión en África. Justamente como homenaje a aquel evento se está desarrollando en estos días un encuentro similar en el mismo lugar.
El estado de la libertad de prensa en el mundo no ha mejorado en el último año. Según un estudio de Reporteros sin Fronteras, organización no gubernamental con sede en Francia, Argentina ocupa el lugar 69 entre 180 países investigados, cinco más abajo que en 2019. Aunque no registra casos extremos de agresiones a periodistas en el país –con pérdidas de vida o riesgo serio de ello– RSF puntualiza que en la Argentina se observa un creciente deterioro en el ejercicio de la profesión, en particular por agresiones verbales desde sectores de poder, tanto gubernamentales como opositores. La problemática planteada por la grieta es, en nuestro país, un fenómeno de creciente virulencia que abarca no solo a quienes trabajan sobre la coyuntura política o económica sino también los fenómenos sociales, culturales y deportivos. El puesto 69 no es un lugar envidiable, y está por debajo de Uruguay (18) y Chile (54), por solo mencionar los vecinos. El ranking es encabezado nuevamente por Noruega, y le siguen Finlandia, Suecia y Dinamarca, lo que ha dado origen al análisis de un democrático modelo de relaciones entre el poder político, el económico y los medios que abarca a todo el escudo escandinavo. Estados Unidos –calificado como adalid de la libertad de prensa en otros tiempos, en una definición que este ombudsman no comparte porque la manipulación por los medios de las informaciones sensibles ha sido y sigue siendo allí un lugar común– ocupa un nada envidiable puesto 44, y en el fondo de la tabla están China, Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea.
El tema del Día Mundial de la Libertad de Prensa de este año, “La información como un bien común”, hace énfasis “en la importancia de valorar la información como un bien de todos y para explorar lo que se puede hacer en la producción, distribución y recepción de contenidos para fortalecer el periodismo y avanzar en la transparencia y el empoderamiento sin dejar a nadie atrás. El tema es urgente para todos los países del mundo y reconoce el cambiante sistema de comunicaciones que incide en nuestra salud, los derechos humanos, las democracias y el desarrollo sostenible”.
En particular, el Día Mundial de la Libertad de Prensa 2021 pone énfasis en tres imperativos para este ecosistema: medidas para garantizar la viabilidad económica de los medios de comunicación; mecanismos para garantizar la transparencia de las empresas de internet y mejora de las capacidades de alfabetización mediática e informacional que permitan a la gente reconocer y valorar, así como defender y exigir, al periodismo como parte fundamental de la información como un bien común.
Con motivo de este aniversario, la directora general de la Unesco, Audrey Azulay, concluyó: “Hago un llamamiento para que cada cual renueve su compromiso con el derecho fundamental a la libertad de expresión, defienda a los trabajadores de los medios de comunicación y se sume a los esfuerzos de la Unesco para garantizar que la información siga siendo un bien público”.