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Candidato Macri

Mauricio Macri
Mauricio Macri | NA

Continúa de ayer: “Adelante radicales”
 

Cuando se analiza abandonar el nombre Cambiemos como una de las tantas modificaciones necesarias para que la coalición opositora pueda volverse gobernante en 2023, tácitamente se está diciendo que a quien hay que dejar atrás es a Macri si es que se quiere ganar un ballottage.

Simultáneamente, cuando Macri sostiene que no hay que adelantar la disputa de candidaturas de 2023 a 2021, tácitamente está diciendo que él es candidato 2023. “Somos el cambio o no somos nada”.

Primero Larreta, ahora los radicales y Carrió, todos le advierten que es uno más

Más explícito fue Miguel Ángel Pichetto al advertir: “Macri puede ser candidato en 2021 por la Ciudad de Buenos Aires”, faltaría agregar: es amenaza para que María Eugenia Vidal no se atreva a serlo en ese distrito y se decidiera, porque Patricia Bullrich no pudiera ganarle. 

En otras palabras: Mauricio Macri no está dispuesto a tolerar sin dar batalla ningún triunfo electoral de Horacio Rodríguez Larreta en 2021 que lo potencie como candidato natural para 2023, posición que se reserva para sí. 

La palabra “cambio”, más allá de ser un significante de Macri, tiene implícito el germen de su propia e inmediata obsolescencia porque muere en el fracaso, como todo eslogan, pero también si alcanzara su éxito. Lo mismo sucede con la palabra “nuevo”, que deja de serlo rápidamente: ambas son las más usadas –y gastadas– en el mundo del marketing electoral y comercial respectivamente. Pero en el caso de “cambiemos”, el problema trasciende el marketing y echa raíces conceptuales porque implica romper profundamente con lo existente (una cultura) en lugar de ir haciendo correcciones no disruptivas. El cambio llevado al paroxismo de leitmotiv es confrontativo y en términos cotidianos es sinónimo de grieta, lo que ya se demostró podría, en determinadas circunstancias, ser útil para ganar una elección pero luego no para gobernar.

Pero en un eventual “segundo tiempo” de Macri su problema no sería solo confrontar con la coalición adversaria refortalecida hoy al haber podido regresar al gobierno, sino con su propio espacio. Aunque lograse doblegar a Rodríguez Larreta, los radicales no le permitirían más ejercer una conducción autocrática y los consensos tendrían que ser tanto hacia adentro como hacia afuera de la coalición. 

Horacio Rodríguez Larreta está en mejores condiciones de poder armonizar tanto con los radicales y la Coalición Cívica como luego con el Frente de Todos, comenzando por su larga y estrecha amistad con Sergio Massa. Un buen ejemplo de que vienen tiempos de compartir: a la unión del radicalismo tras la candidatura de Facundo Manes para disputarle en 2023 la candidatura presidencial además del Gobierno de la Ciudad con Martín Lousteau, como era previsible, se agregó el reclamo de espacio para la Coalición Cívica de Elisa Carrió.

Este viernes Carrió eligió el mismo programa de CNN radio y la misma periodista, María Laura Santillán,  con la que dialogando el día anterior Gerardo Morales había dicho: “La interna del PRO es una telenovela”, para pasar el aviso de la Coalición Cívica al PRO. Vale repasar sus palabras con detenimiento.

Carrió: ... quiero hacer un llamado desesperado a toda la dirigencia política de la nación, del Gobierno y de la oposición. Un llamado desesperado a la unidad de la Argentina que no se parta (...). Yo estoy mediando y mediando pero no doy abasto.

Santillán: ¿Qué fue lo que en estas horas le dio esa dimensión?

Carrió: Mi cansancio moral por la moral, por la mentira.

Santillán: ¿Cuál de todas las mentiras?

Carrió: Mi cansancio es tan profundo porque intentar mediar, unir, con amor, con grandeza (...) y tiene que haber una reacción.

Santillán: ¿Estás hablando del Gobierno o también de la oposición? 

Carrió: Estoy hablando del Gobierno y exactamente de la oposición. (...) yo puedo mediar pero no me dejan unir,  porque las ambiciones personales son superiores a la situación de nuestra nación (...).

Santillán: La oposición, los radicales que por estas horas están bastante unidos, sin embargo, el PRO está realmente muy caliente. 

Carrió: Mucho destrato a los que acompañamos. Mucho destrato a mí personalmente que trato de estar con todos (...). 

Santillán: ¿Siente destrato de la gente del PRO? 

Carrió: La queja es por parte del radicalismo y por mi partido que está ya en una situación límite. Yo tratando de mediar pero mi partido también está cansado del destrato.

Santillán: Entonces están cansados el radicalismo y la Coalición Cívica del destrato del PRO.

Carrió: (...) yo ya no puedo contener ni a mi propio partido. Si no hay grandeza, no hay paz (...).

Cuando aún Macri era presidente, Ernesto Sanz se quejó en un reportaje de PERFIL de cómo Carrió con su retórica altisonante conseguía del PRO posiciones en las candidaturas y puestos de gobierno mayores al peso específico de la Coalición Cívica en proporción al radicalismo. La futura coalición de como se termine llamando la ex Juntos por el Cambio se tendrá que parecer más a la Concertación de Chile que a Cambiemos. La Concertación entre 1990 y 2010 fue teniendo presidentes de los distintos partidos que la integran: Patricio Aylwin y Eduardo Frei de la Democracia Cristiana, Ricardo Lago del Partido por la Democracia, y Michelle Bachelet del Partido Socialista.

De ex presidente y dueño del partido a tener que trabajar haciendo campaña para existir

El método “dueño” del PRO y socio mayoritario de Cambiemos con el que Macri construyó su ascenso a la presidencia en 2015 y luego su gobierno pasó a la obsolescencia el día que dejó la Casa Rosada en diciembre de 2019. Quizás Macri comprenda que carece de esa posición dominante y por eso muestre una desusada hiperlocuacidad y presentaciones públicas. Precisa mostrar su deseo de vigencia. 

En ese proceso tendrá que superar él mismo los destratos hacia sus socios minoritarios. Por ejemplo, darle la bienvenida a Facundo Manes sabiendo que el neurocientífico considera su presidencia un profundo fracaso. Que Carrió se le subleve y María Eugenia Vidal diga que parecía un príncipe pero terminó siendo un sapo, y que Horacio Rodríguez Larreta lo trate de igual a igual.  

Bienvenido a la política de verdad.