Gualeguaychú quedó enterrado. Aquella célebre convención radical de 2015 en Gualeguaychú donde volaron sillas al enfrentarse quienes estaban a favor de asociarse con el PRO, como proponía Ernesto Sanz, y quienes preferían una alianza más amplia que incluyera a Sergio Massa, como Gerardo Morales, quedó definitivamente atrás. Hoy todos apoyan a Facundo Manes para encabezar la listas a diputados en la provincia de Buenos Aires, el distrito que se lleva casi la mitad de los votos del país cuyo triunfo catapultaría directamente a la carrera presidencial a quien lo protagonice.
Facundo Manes es muy conocido en todos los niveles sociales pero menos en las clases más bajas del Conurbano, encabezar una campaña electoral le permitiría al neurocientífico llegar al cien por ciento de conocimiento, algo esencial para ser presidenciable en 2023, que es su verdadero proyecto.
Se le atribuye a Mauricio Macri estar complacido con la candidatura de Manes porque de esa forma dificulta a Horacio Rodríguez Larreta que su persona de mayor confianza y vicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Santilli, encabece las listas bonaerenses y producir así un claro gesto de ser el nuevo jefe indiscutido del PRO.
Si esa fuera su motivación, estaría prefiriendo que el PRO corra riesgo de no encabezar la fórmula presidencial de 2023 con tal de que no la encabece Larreta, permitiendo a los radicales introducir un Caballo de Troya en la interna del PRO que termine invirtiendo el orden de fuerzas pasando a ser el futuro primus inter pares de la coalición opositora cuando se transforme en coalición de gobierno.
A Facundo Manes no lo motiva el cargo de diputado, ni ser candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires en 2023, sino solo la presidencia, y desde ese cargo aspirar a transformar la Argentina en una línea más sarmientista con foco en la educación y la salud pública para engrandecer el capital humano. Lo que Macri quería hacer con los recursos naturales aumentando el precio de las tarifas para desarrollar su extracción, Facundo Manes lo quiere hacer con los recursos humanos aumentando el gasto para aumentar su desarrollo. “Un médico para curar las heridas sociales que dejan los materialistas”.
Manes se autopercibe como la antípoda de Macri, a la izquierda de Larreta en dirección al progresismo y hacia lo que él llama “centro popular”. Cree que el radicalismo tiene una fuerza inmanente que solo precisa un catalizador para recuperar la masividad que tuvo con Alfonsín y alcanzar un 40%. “Centro popular” que incluye a peronistas republicanos igual que hace el PRO, pero también al socialismo, como fue el Frente Amplio Unen en 2014, cuando se unió el radicalismo, la Coalición Cívica de Carrió, el socialismo entonces de Hermes Binner y el Proyecto Sur de Pino Solanas.
La palabra “popular” adherida a “centro” claramente indica una visión del PRO ubicado como el ala “no popular” y más a la derecha de esa nueva coalición. Desde hace un año Manes viene diciendo a quien lo quiera escuchar que la pandemia “se llevará puestos a todos los gobernantes tanto los nacionales como los de la Provincia y Ciudad de Buenos Aires”. Su experiencia en el estudio de la formación de pensamientos y la mente humana lo lleva a creer que las personas asocian las alegría y tristezas que producen los buenos y malos momentos a quien resulte el públicamente más presente mientras esos hechos se producen, independientemente de su responsabilidad en lo bueno o lo malo. Y que aunque Fernández y Kicillof consigan vacunar a todos o Larreta mostrar un mejor control de daños y una mejor escolaridad, todos caerán en la misma bolsa al quedar asociados a la pandemia.
Paradójicamente para un pospsicoanalista como Manes, fue Freud quien sostuvo que el inconsciente funciona por condensación y desplazamiento haciendo que lo parecido y lo cercano sean idénticos. Para explicar esa cadena de energías que se desplazan a lo cercano y se fusionan, Freud usaba las figuras del lenguaje como la metáfora y la metonimia para el proceso del sueño. En la retórica esa figura lleva el nombre de sinécdoque para sus dos formas: “el todo por la parte” y “la parte por el todo”, siendo ambas las técnicas de persuasión preferidas de cualquier catequesis y proceso de adiestramiento.
Esa sería la causa por la cual los oficialismos en todas partes del mundo, pro o anticuarentena y vacunas, perdieron sus elecciones en el último semestre. Y los radicales que tienen fama de vivir la interna con más pasión que la elección general quizás porque la perdían, esta vez al ver posibilidades de triunfo se alinearon tras un candidato. El miércoles pasado se juntaron en la sede nacional del partido para recibir oficialmente a Manes los gobernadores de Mendoza y Jujuy: Rodolfo Suárez y Gerardo Morales, el presidente del partido, Alfredo Cornejo, el ex titular del partido Ernesto Sanz, los senadores Luis Naidenoff y Martín Lousteau, y el diputado Mario Negri, entre otros. Es probable que vean en Facundo Manes el equivalente a Macri de 2015 pero propio: un candidato competitivo que puede hacerles a todos prosperar en sus distritos o acceder al gobierno nacional en cargos de importancia.
En mi último reportaje a Ernesto Sanz, artífice fundacional de Cambiemos, se dio el siguiente diálogo acerca de Macri:
—¿Se podría decir que el radicalismo tuvo que comerse el sapo de soportar un gobierno personalista, para que en el futuro, sin esa presencia tan fuerte de un dueño del PRO, se pueda confluir nuevamente en algo donde el radicalismo vuelva a tener una incidencia distinta y sustentable?
—Si me da la escritura de eso, la firmo ya.
Fue en octubre de 2020.
Continúa mañana en: Candidato Macri