Es un año político,“promesas de campañas” preelectorales y juramentos seduciendo a electores. Lamentablemente, se ha apostado a distanciarse entre los presidenciables, resaltando, en diferentes formas, las negativas críticas hacia los contrincantes.
A partir de ahora, los “cantos de sirenas” serán cada vez más hipnóticos o agotadores para la población, que ansía endulzar sus oídos con esperanza de un mejor futuro. Lo que vemos es el uso de aguijones, espadas y espuelas contra los competidores. A pesar de que en los discursos se hable de la necesidad de detener el bullying y las agresiones.
Serán varios los que, cautivados por esas voces, caerán en urnas sin poder resistir la tentación.
A Ulises lo ataron para que no se arrojara al mar y a la muerte mientras los demás les tapaban sus oídos para sobrevivir a los hipnóticos cantos de sirenas.
Esperemos que las urnas a las que acudan los embelesados con los cantos no se transformen en el ahogo de la población, y que se aseguren de que quienes cantan bien les vale lo dicho por sus antecedentes, hechos demostrados o cumplimiento de promesas.
En este tándem promocional, la grieta se ve agudizada y empantanada en sus orillas, dado que la mayoría de las campañas se basa justamente en acrecentarla, aumentando las fisuras entre unos y otros sin reglas de ética olvidando todo “fair play”. Basan las promociones de campañas políticas acusando a los adversarios y compañeros de fórmula, siguen la tendencia de la agresión, conflictos, peleas y divisorias sociales. Si juzgamos la creatividad y las emociones que generan y generarán estas épocas de cantos de sirenas, que nos distraen con sonidos e imágenes a veces subyugantes y otras desinteligentes, resultará en una realidad que casi siempre, lamentablemente, oculta otras intenciones y estará lejos de comenzar un gran cambio ético-social-cultural, que son bases indispensables para las sociedades en crisis.
¿Es tan fácil convencer con estos cantos? ¿Saben los líderes realmente transmitir lo que desean a través de sus imágenes y actitudes? Lo que ellos ven como algo motivacional, ¿pueden transmitirlo coherentemente? Los votantes no siempre ven lo que ellos quieren mostrar. “No todo es vigilia la de los ojos abiertos”. Muchos electores tienen presentes las actitudes pasadas de los candidatos, y eso va a contar o descontar votos para una u otra orilla.
La prensa guarda documentación probatoria, con archivos audiovisuales, de los dichos y hechos del pasado de los candidatos electorales, que salen a la luz en sus momentos críticos.
Si un presidenciable promete hacer algo que va en contra de sus actitudes pasadas, será difícil que acceda a una creencia colectiva. Además, pesarán en estas elecciones la pobreza creciente, las inseguridades públicas y la imposibilidad de adquirir los productos básicos para la supervivencia alimentaria. Estas situaciones jugarán en contra de elecciones racionales.
Por otro lado, debemos contar con la “insoportable levedad del ser” que, por suerte, a último momento decide su voto, contrariamente a sus creencias antiguas, por su inestable partidismo. Lo cual, en estos casos, es mucho más inteligente que un fanatismo enclaustrado.
Deseemos que los cantos nos lleven a puertos seguros y orillas beneficiosas y que se conjuguen la buena administración con políticas impulsadas en el bienestar social y económico de la población.
Como si fuera un circo de ilusiones, algunos como niños, podrán ser estimulados para soñar con un país mejor y más justo. Aunque el sueño dure poco, deseemos que sea larga la memoria y muy corto el olvido, y que tantos corazones desnudos no sufran más las caídas por dejarse atrapar con cantos persuasivos.
* Escritora.
