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Capital e ideología, de Máximo a Pikkety

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Máximo Kirchner y Thomas Piketty. | Pablo Temes

Máximo Kirchner es el mayor ideólogo y gestor del “impuesto Covid” para enfrentar la pandemia en Argentina. El gravamen pretende alcanzar, por única vez, a 12 mil megamillonarios con una fortuna superior a 200 millones de pesos. El objetivo es recaudar 300 mil millones de pesos, que serían destinados para proveer insumos sanitarios y para asistir a los sectores más vulnerables.

El “Aporte Solidario y Extraordinario” del Frente de Todos, hay que decirlo, no es una desviación del “populismo peronista”: de Suiza a Brasil, de Colombia a Singapur y de Sudáfrica a Alemania, el mundo entero busca financiar el desmedido gasto público originado por la crisis del coronavirus.

En medio de la pandemia, hasta el FMI, del que nadie duda de su apego al liberalismo, pidió crear impuestos a los más ricos y el grupo “Millionaires for Humanity”, que no está integrado por soviets, sino por la heredera del imperio Disney y por el club de los súper millonarios de Europa y Asia, exigió pagar rentas adicionales: “Por favor, cóbrennos impuestos. Es la única opción”.

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La carga impositiva sobre el 1% más rico viene siendo reclamada desde que se inició el virus por la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT, según sus siglas en inglés). Es una organización internacional integrada por el francés Thomas Piketty, el estadounidense Joseph Stiglitz, el colombiano José Antonio Ocampo y la noruega Eva Joly, entre otros prestigiosos economistas y abogados.

No es una desviación del “populismo peronista”: hasta el FMI pidió crear impuestos a los más ricos y el grupo “Millionaires for Humanity”, que no está integrado por soviets, exigió pagar rentas adicionales: “Por favor, cóbrennos impuestos”.

Si los más ricos no terminan soportando una parte de la carga económica de la pandemia, ni la recaudación nacional sobre impuestos, como el impuesto sobre la renta ni incluso la coordinación internacional sobre la tributación empresarial serán suficientes”, se advierte en “La pandemia mundial, la recuperación económica sostenible y la fiscalidad internacional”, el último paper difundido por ICRICT.

Pikkety es el mayor ideólogo y gestor de las reformas que propone ICRICT. Pero el rockstar de la economía mundial advierte que la verdadera transformación no se alcanzará con estos tributos, sino con gravámenes a la herencia. “El impuesto anual sobre el capital aplicado de forma permanente tendría tasas moderadas. En cambio, impuestos cobrados una sola vez en el curso de una generación, como el impuesto sobre las sucesiones, permiten pensar en tasas más elevadas sobre el patrimonio transmitido para las herencias”, explicó en El Capital en el Siglo XXI.

Pikkety es el mayor ideólogo y gestor del gravamen a la riqueza. Pero el rockstar de la economía mundial advierte que la distribución social solo podrá mejorar con impuestos a la herencia, único capital que no se genera a través de la innovación.

Pikkety sostiene que la distribución social solo puede mejorarse cuando se altera la propiedad del capital heredado, única riqueza que no se genera a través de la innovación, y en su última obra, Capital e ideología, se concentró en la necesidad de promover impuestos sobre la herencia. El libro se publicó pocos meses antes de que estalle la pandemia y allí se propone un sistema fiscal “fuertemente progresivo”, que incentive la circulación permanente de la riqueza a través del gravamen a la herencia como principal motor de reconfiguración del sistema capitalista.

Argentina conoce el tributo favorito de Piketty. En “Impuesto a la herencia: una herramienta distributiva”, publicado en 2010 por Andrés Cappa, Augusto Bouzas y Melisa Girard, se demuestra que fue implementado en el país desde la época colonial y que fue cambiando su denominación o su tasa, hasta que fue eliminado a nivel nacional en 1976 por el ministro de Economía de la última dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz.

“Si bien no pretende solucionar por completo los problemas impositivos ni de distribución del ingreso en Argentina, muestra ser una herramienta eficaz de política tributaria que permita avanzar hacia un sistema impositivo más justo”, concluyeron los autores del ensayo editado por el Centro Cultural de la Cooperación (CCC).

La desigualdad en Argentina ya era angustiante antes de la pandemia. En 2019, según datos del Indec, el 10% más rico obtuvo el 31% del ingreso, mientras que el 10% más pobre solo recibió el 1,3%. Son cifras alarmantes que evidencian dos preocupaciones inmediatas para los desafíos que propone la nueva era del Covid: aunque se logre aplicar, lamentablemente, la propuesta de Máximo no podrá transformar esta cruda realidad; mientras que la idea de Pikkety, que podría establecer las condiciones para crear un sistema de tributación mucho más progresista, está muy lejos de implementarse.
 

*Doctor en Ciencias Sociales. Director de Perfil Educación.