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GRIETA SIN FIN EN VENEZUELA

¿De la sartén al fuego?

CP41 1 Agencia Afp
A favor y en contra. Dos manifestaciones que reflejan un país dividido por completo: un acto chavista y otro opositor, convocados ayer en las calles de Caracas. | afp

El lunes 18 de febrero un avión de vigilancia y reconocimiento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos voló a lo largo de la costa colombiana hasta la frontera con Venezuela, en lo que solo puede interpretarse como un esfuerzo de recopilación de inteligencia por parte de Washington en preparación para posibles acciones militares.
Antes de eso, Venezuela había ejecutado ejercicios militares masivos y desplegó unidades clave de defensa antiaérea a lo largo de la frontera, incluyendo el Grupo Misilístico de Defensa Antiaérea 792 capaz de cubrir el espacio aéreo sobre la ciudad colombiana de Cúcuta. Esta ciudad fue central en la crisis venezolana, primero como la principal ruta de escape para millones de refugiados venezolanos, y ahora como el centro de disputa entre los líderes de la oposición con el apoyo de la comunidad internacional y el régimen de Maduro.
El presidente encargado Juan Guaidó les prometió a los venezolanos que la ayuda humanitaria internacional ingresaría al país hoy, mientras que Maduro ha negado sistemáticamente la existencia de una crisis humanitaria y ha realizado grandes esfuerzos para cerrar físicamente la frontera y sabotear cualquier iniciativa de la oposición.
La entrega pacífica de ayuda humanitaria está bajo amenaza. La acumulación en la frontera de venezolanos en situación de vulnerabilidad, servicios de inteligencia, personal militar y organizaciones paramilitares está concentrando rápidamente todos los elementos que pueden conducir a un estallido violento.
La postura de Maduro hacia la recepción de ayuda humanitaria es de motivaciones puramente políticas: podría llevar a la ruptura entre su gobierno y su apoyo militar, porque la crisis actual también afecta a los integrantes de la Fuerza Armada Bolivariana y muchos se muestran reacios a continuar con acciones represivas de mano dura contra la población.
Sin embargo, la caja negra militar es difícil de medir, por lo que evaluar el grado de inconformidad y la voluntad de apoyar a Guaidó es una tarea compleja. Existe un riesgo latente de un levantamiento militar contra Maduro, aunque no necesariamente en apoyo al presidente encargado, ni con la reinstitucionalización democrática de Venezuela como prioridad.
A pesar de la distancia geográfica, Rusia y China siguen teniendo un gran interés en la continuidad de Maduro, como lo demuestra el aparente envío de ayuda de Vladimir Putin a la nación caribeña. Si bien estos países apoyan abiertamente a Maduro, la posibilidad de que su gobierno se vuelva insostenible ha creado las condiciones para el diálogo y la comunicación con Guaidó y comienzan a asimilar la posibilidad de un cambio de gobierno en Venezuela.
Pero la agresiva retórica de la nueva Guerra Fría del presidente Trump y algunos sectores dentro del gobierno de Estados Unidos reduce las posibilidades de conversaciones efectivas entre Guaidó, Rusia y China. Simultáneamente, refuerza el discurso radicalmente antiimperialista de Maduro, que se basa en una interpretación geopolítica de Venezuela como un punto crítico en la disputa por el poder global.
Dados los riesgos y la histórica tendencia de la región hacia la resolución pacífica de conflictos, la ausencia de un papel más proactivo de las organizaciones multilaterales regionales y en particular del Grupo de Lima es un indicador preocupante en relación  con una mayor interferencia de los Estados Unidos en los asuntos latinoamericanos, así como una contracción de las capacidades regionales de resolución de conflictos. En este contexto, la presencia de una diversidad de organizaciones de la sociedad civil es tranquilizadora, aunque no es suficiente si no se acompaña de la presencia oficial y de la observación de diferentes organismos de las Naciones Unidas que garantizan la neutralidad de la distribución de la ayuda humanitaria.
La politización de la ayuda humanitaria en combinación con las crecientes iniciativas unilaterales de los Estados Unidos y la falta de acciones multilaterales puede conducir a resultados rápidos en cuanto el derrocamiento del régimen de Maduro, pero puede tener graves consecuencias a largo plazo para la estabilidad futura de Venezuela y sus esfuerzos democráticos.

*Analistas internacionales.